Miércoles 23 de Septiembre – 17,6 km (+720 m)
Nadando cuesta arriba

Anoche, antes de irme a la cama, apareció Bruno y Juan, otro que va con su perro, y me senté con ellos y el hospitalero de Vega a alegar un rato. Bruno es el único que sigo viendo después de las pausas que he hecho. El Camino es una cinta sin fin, y en cuanto te apeas un poco, pasan de largo todos los que andan más o menos a la par con uno. Me da pena no volver a ver a los catalanes, Carlos, a Laura, Judith, Sus, Dominic, la italiana, Hans… quién sabe, tal vez alguno decide reposar y nos volvemos a cruzar…

Malos augurios trae el alba. Estoy acostado en mi cama del cuarto estupendo de la Pensión Fernández, de 15€ la noche, pero nada de eso evita que sienta los pinchazos en el muslo. Estoy jodío… y con el O Cebreiro por delante… A las 8:30 decido levantarme y, a la fastuosa velocidad del caracol, rehago por undécima vez mi mochila. Me bajo a desayunar (está incluido), me hago el café, pero no consigo poner en marcha la tostadora. Me como una magdalena y me fumo un piti con el café. Son las 9:30, me pongo en marcha…

Empiezo con mucho cuidado. Busco mi paso. Reparto todo el peso/esfuerzo que puedo en mis brazos, en los bastones. En la parte de la senda rompo aguas, soy un manantial del que brota una cascada de sudor… pero voy bien. Voy tirando de brazos todo lo que puedo, tengo que evitar recargar lo dañado.

Llego a La Laguna (¡como mi pueblo! ; ) de nuevo empapado de arriba a abajo, sobre las 13 y pico. Me como un súper pincho de tortilla y una jarra. Reposo otra media horita y continúo. Ya no falta nada, horita y pico. Las vistas, cada vez más grandiosas, y las pendientes, más suaves.

Llego al primer albergue de la Xunta. Lo gestionan funcionarios, funcionaria en este caso. – ¿Cuántos son? – me dice. – Uno, respondo. – Tienes suerte… la última plaza (de 22). – Buff… pues menos mal… Son las 17:30.

Me ducho, lavo, tiendo y vuelo al bar del pueblo, pues son las 19:00 y a las 22:00 lo cierran. De menú: caldo gallego y chuletas de cerdo. En otra mesa, un español de unos 50 comparte cena y trata de comunicarse con una pareja de mujeres extranjeras. [Revisión: Aún no lo sé, pero ese hombre es Toni, con quien compartiría posteriormente unos buenos ratos en el camino]. Mientras, redacto esto y aquí lo dejo pa’ que me dé tiempo de subirlo con sus fotos…

Ahora mismo tengo la típica molida de después de caminar (¡y qué paseo me he dado!). Mi desgarro muscular sigue ahí, pero parece que me deja andar, visto lo de hoy. Espero que así sea, y que mejore poco a poco porque estoy disfrutando como un enano!!!

Boas noites!!!

Strange noices… maybe I’m feeling the presence of a little leviathan?

Un comentario en “Día 12: Vega de Valcarce – Hospital da Condesa

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