Día 11: Vega de Valcarce

Martes 22 de Septiembre – 0 km
Lo peor no es subir

Anoche, según volvía al hostal, decidí que hoy debía hacer reposo. Un ligero cardenal en el interior del muslo derecho me hace sospechar que, bajando de Foncebadón a Molinaseca, no he tenido un simple tirón o sobrecarga… y es que el ibuprofeno lo carga el diablo…

Duermo como un bendito hasta media mañana. Me levanto bastante mejor, me ducho y hago estiramientos. Me acerco a la farmacia y les cuento mi película. Compro un complejo con magnesio, tal y como me aconsejó hace unos días Dominic. También consigo el teléfono de Nuria Agüera, una masajista y osteópata de A Coruña, que tiene consulta en Ruitelán, el pueblo siguiente.

Vuelvo al restaurante de Guille a comer y llamo a Nuria. Me cuenta que está a punto de salir para A Coruña y no vuelve hasta mañana. Le cuento mi historia y me confirma que el cardenal es síntoma de rotura de fibras. No me puede atender, pero es atenta, me escucha y me recomienda reposo y estiramientos suaves.

Esta noche o mañana tendré que decidir si continuar o seguir un día más. Es simple, no hay problema, tengo días suficientes, y si no estoy seguro no me arriesgo. La subida a O Cebreiro es dura, pero tengo planificada una etapa muy conservadora de 11 km. Lo que me preocupa es la bajada del día siguiente. Es una etapa de 21 km hasta Triacastela, pero con una bajada fuerte (~650 metros).

Termino de comer y me siento en la terraza, con el río y el valle por escenario. En la terraza leo el periódico, escribo un rato esta entrada y descanso relajadamente. Es una suerte que, puestos a parar, lo pueda hacer en un lugar tan lindo. Después de unos días de radiante azul, hoy hay nubes y claros, y así va a seguir en los próximos días… mejor así pa’ subir al O Cebreiro.

El día no tiene gran contenido que contar. Me leo el periódico en un bar y luego otro en otro, paseo de arriba abajo el pueblo, una manzanilla en un bar y un té en otro. Hago tiempo hasta las 19:00 y me acerco a un mesón que hay más atrás con la esperanza de encontrar algo decente de cuchara para cenar. Ok! Cae un caldo gallego sustancioso. Y aquí estoy… no creo que ocurra nada reseñable antes de irme a la cama y, en caso contrario, ya daré cuenta de ello mañana.

Y… ¿Que ocurrirá mañana? ¿Volveré a quedarme otro día, o me lanzaré a por el O Cebreiro? ¿Estarán mis piernas listas o me romperé por el camino… ? Sigan atentos! Mañana más! ; )))