Sábado 25 de Enero de 2020

Explorando por mar y tierra

Anoche a las 22:30 en la cama, mosquitera por montera y quietito pa no sofocarme mucho. Estamos a menos de 50 km del ecuador… y se nota. Antes de venir estuve consultando webs de meteorológico, de esas que se alimentan con los datos de nuestro satélite SMOS, y la previsión para enero mostraba una irregularidad de casi +5°… seguramente los que equilibran los -5° en Europa..

Pese al calor, duermo cual lirón hasta las 8:30. Ya todos han desayunado y a algunos los vemos ya por aquí en frente haciendo snorkel. Desayunamos, resto de necesidades y a las 9:30 ya estamos en el agua. Segun entramos medusas… pero al poco desaparecen. El agua mucho más limpia, al poco nuestro nuevo tiburón vecino. Hay peces tan grandes y con una cara tan bobina, que Sai los llama peces vaca. Vamos hacia el inicio de la playa por la izquierda y a partir de ahí hacemos toda la playa. En el último tramo de playa nos gusta mucho el tipo de coral, pero luego el agua vuelve a ser muy turbia y nuevamente las medusas.

La isla termina y seguimos hasta el siguiente islote. Las medusas en esa zona tan numerosas que ya solo esquivamos las mas grandes o las que tienen peor pinta. Nadamos a través de medusas. De vez en cuando notas un picor, pero no más. Nos cuesta alcanzar la codta del islote porque la marea está bajando y nuestras tripotas ya casi rozan el coral, pero llegamos… wow!!! Según llegamos a la arena, vemos que este islote queda unido por el lado norte con las dos islas por bancos de arena que son transitables.

En medio del mar caminamos por el banco de arena que une el islote con las otras dos islas. Es una pena andar por allí sin más cámara que la GoPro, que tampoco hace bien estas fotos… pero es de lo más bonito que he visto en entorno marino. Caminamos hasta la otra isla, y salvamos a nado un corto canal, que deben usar para llevar hasta la pequeña aldea que hay allí. Vamos saludando… casi nadie responde… ya no nos piden fotos como locos, ya no somos famosos… todo paraiso esconde un infierno…

Cruzamos un pueblo sin alma, casas sin gente. Llegamos hasta el final del pantalán que termina donde el arrecife. Hay algunos botes allí, parecen gente haciendo cursos de submarinos. El mar está bastante limpio y nos sorprende la cantidad de vida, pero segun nos acercamos al islote entre bas islas acabamos nadando, mejor dicho, atravesando un muro de medusas sin posibilidad de esquivar ni una. A ratos me sumerjo y nado por debajo, ya que suelen ir pegadas a la superficie. Es una pena, porque no está mal la zona, pero no podemos disfrutarlo plenamente. Nadamos sin más, hasta llegar al primer tramo accesible de nuestra isla, Kri, salimos y acabamos el resto por la arena. Son pasadas las 12:30 cuando llegamos a nuestro homestay, nos hemos tirado 3 horas y lorenzo nos ha calzado bien.

La gente ya come, vamos a la cabaña comedor antes de que se lo coman toooo, pero hay suficiente para todos. La comida está bien rica, aunque aquí no mucha variación. Atún a la brasa, berenjenas rebozadas y arroz. Al terminar nos quedamos hablando con Sonia y su marido, que no son rusos sino búlgaros. Hablamos sobre las posibles excursiones para los próximos días, y quedamos para después de que se echen la siesta en cruzar por arriba la isla y pasar al otro lado. Volvemos a nuestro hogar y reposamos en la terraza frente al mar, mientras charlamos tranquilamente.

Sobre las 16:00 nos reencontramos, preguntamos por donde, de entre aquella espesura sale el camino al otro lado, y después de un rato, entre la chica que ayuda en el homestay y el señor japonés, que lo hizo hace unos días, nos conducen al inicio. Es casi una senda de cabras, que sin curvas enfila la empinada cuesta entre la vegetación y raices a modo de escalones. Toma la delantera la chica, descalza y con su hijo en brazos. Nos deja a todos atrás. Bromeo con ella en indonesio —Tu eres muy fuerte!—. Ella se troncha orgullosa y sigue pa’rriba criatura en mano cual jabata.

Al llegar arriba, después de una cuesta infernal y siguiendola a toda velocidad, llegamos con la lengua fuera. Por suerte el tramo era corto. Allí nos explica como sigue y regresa. Nosotros bajamos al otro lado sin problema, comentando aun flipados la soltura de nuestra guía.

El otro lado es bastante distinto. En lugar de una bahía, la playa es recta y se encadenan los homestay uno tras otro, alguno tiene csbsñas de hormigón y acabados elegantes. También hay varios centros de buceo. Una de las excursiones que queremos hacer es a Pianemo, está lejos y por tanto es cara, así que es importante encontrar gente para intentar completar una barca con 8. Preguntamos por allí, y damos con un grupo que son 6 y les faltan dos. Nosotros somos 4, pero Sonia nos cede el puesto amablemente. Vamos hasta el centro que lo organiza y hablamos con ellos y tomamos datos, pero no hacemos nada con la esperanza de encontrar gente en nuestro lado suficiente para hacer una excursión con los de nuestro homestay. La zona parece increible para hacer snorkel, de hecho algunos pantalanes son tan largos que cruzan todo el arrecife, permitiendo salir en el borde sin problema. Fotos, fotos y volver. Mismo camino, pero con más calma, lo hacemos sin problema.

Cervecitas al llegar, luego cena y seguir hablando sobre planes. Mañana vamos a ir a Frewen Wall con otros que se cambian de homestay, y luego seguimos nosotros en la barca. Sonia y yo nos vamos hasta el siguiente homestay y nos ponemos a preguntar si alguien quiere apuntarse a la excursión a Pianemo. Al final damos con una pareja que lo mismo se apunta. Sonia nos cae muy bien. Es una tipa resuelta, que resuelve y empuja, pero sin las taras de alguien que quiere liderar.

Nos volvemos a nuestra terraza y oyendo música redacto esto, colada de ropa mediante, ahorita mismo son las 22:36. Tiempo de elegir fotos, que hay que dormir.

Selamat tidur!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *