Martes 21 de Enero de 2020

Back to Ambon

La noche ayer, como era previsible, fue muy larga. Carlos que había estado unas horas en nuestro hostal, se había ido sobre las 22:30 al suyo después de que Ray nos dijera que el barco llevaba unas horas de retraso. Ayer había madrugado para darse la paliza de subir al Gunung Api y luego había buceado por la tarde.

Sai se retiró a descansar un rato, yo me quedé en la terraza. Quedamos en despertarle sobre la 1, pero antes de eso se habia despertado y había vuelto a nuestro guesthouse con todas sus cosas. Seguimos de palique en la terraza, pero a las 2:30 no había ni rastro. Carlos nos dejó sus cosas y se volvió de nuevo a su hotel, nosotros nos echamos a dormir un rato. Un rato porque a las 3:30 ya se había oído el bocinazo del barco, ducha, mochilas a cuestas y rumbo puerto (a menos de 200 metros).

Al llegar al puerto había muchos puestos ambulantes montados para la ocasión, con sus farolillos, parecía un mercadillo navideño… pero todo comida. Carlos había quedado con un colega que era quien iba a buscarle camarote. Este barco es mucho menor que el que nos trajo, porque hace una ruta mas corta, así que aunque hay gente, no hablamos de multitudes. Entramos sin problema, pero una vez dentro los pasillos y espacios comunes están hasta la bandera, cuesta caminar entre tanta gente cargando fardos, cajas y demás. El colega de Carlos mira nuestros billetes y nos dice que nosotros por allá a la zona común. Carlos le sigue para ver si consigue camarote y nosotros cogemos camino. Avanzamos sin rumbo entre salas diafanas y comunes, llenas de tatamis numerados. Es la versión Indonesia de la clase baja en un tren en India. Encontramos a Fifi, una mujer que ayer nos invitó reiteradas veces a compartir su comida en el hostal. Ella es de Ambon y con un inglés decente. Le pedimos ayuda, por no decir socorro, a buscar nuesteo lugar en aquel caos. Damos unas vueltas entre salas hasta dar con el sitio. Para empezar había ya varias personas allí. Les indicamos que aquellos eran nuestros echaderos, y se forma la marimorena. Gente gritando por delante y por detrás. No entendemos nada. Yo tiro mi mochila sobre el cabezal de mi jergón y me tumbo. Sai tarda un rato en hacer lo mismo. Fifi vuelve a pasar y le indicamos que hay problemas con los puestos. Busca y vuelve con un responsable del barco, que trata de poner cierto orden, pero la cosa se lía aun más.

Desde mis cortas entendederas, la gente que va en grupos se sienta junta aunque no sean sus sitios, los desplazados ocupan los de otros y aquellos es un caos, de modo que colocar a los dos bules, podría suponer una cascada de cambios por todo el barco. La situación se pone, yo diría que incluso divertida… me río por dentro… menua nochecita nos espera. Sai creo que lo ve de otro modo. En esas recibe mensaje de Carlos, que ha consegido camarote por 1 millón… yo flipo. Sai trata de comunicarse con el por si podemos quedarnos o al menos dejar allí nuestras pertenencias, pero hay mala cobertura. Decide salir de allí a ver si lo localiza. Yo me quedo tirado en mi jergón. En ambiente poco a pocos se relaja, los que estaban ocupando el sitio de Sai terminan por irse. Sospecho que aunque no durmamos tranquilamente, tampoco va a pasar nada.

Sai aparece como una locomotora. Que nos vayamos, que ha encontrado a Carlos después de dar una vueltas y que no hay problema en quedarnos con el. Supone compartir la clavada del camarote, nos va a salir la noche como una pensión en Madrid. Pero tampoco voy a engañar a nadie, dormiremos mas tranquilos. Cogemos los macutos y salimos. Nos miran con curiosidad. Damos vueltas y vueltas. Llegar a los camarotes de los oficiales es verdaderamente complicado, looks like an obfuscated path. Llegamos.

El camarote es de un oficial que por una pasta gansa, para él y casi pa nosotros, alquila, y aunque duerma malamente, en una noche se gana unas buenas perras. Durante las Kei nos habían dicho que el salario de un profesor son unos pocos millones (~300€). La historia es que en el barco que pillamos de las Kei a Banda, era un barco grande que recorre media Indonesia. Allí habían, no diré miles, pero si mas de mil personas. Me recordaba al barco de Transmediterranea en el que viajaba con mis padres de Tenerife a Cadiz, pero petao. Ese barco tiene camarotes, pero este es mucho más pequeño, y vas tipo OpenArms, o pagas.

El show ha sido lo suficientemente reality, como para que tampoco me duela. El camarote al pertenecer a alguien, tiene su garrafa de agua, un calentador, una caja llena de botes de noodles, sobres de cafes soluble, chucherias varias, etc. En lugar del colchón tipo tatami, hay uno de espuma, el baño está abierto (no como la otra vez) y vamos, pese a ser un cutre-camarote bajo estándares occidentales, de nuevo, y gracias a las gestiones de Carlos, vivimos a todo lujo!!!

Cuando me subo a la litera son las 5 menos algo. Me pongo la serie documental de «Selección antinatural» de Netflix, por favor véanla, está muy bien… pero caigo frito en un pispas…

Se que bajé a hacer un pis y poco más hasta las 10:30, que Sai y Carlos, despiertos ellos, y su hambre empezaron a hacer ruidos preparandose unos noodles. Yo solo quiero un coffee, que amablemente me prepara Sai, mientras sigo en la litera con la serie. Seguimos a nuestra bola, viendo series y dormitando, mientras Carlos sale a darse una vuelta.

Sobre las 13:30, salimos Sai y yo, de nos metemos 3 horas rulando por fuera. Primero en una zona donde estamos tranquilos disfrutando del mar… hasta que empezamos a contar bolsas de plástico… Tengo la impresión de que vienen en tandas, en series, diría un surfero. Un rato de mar profunda y bella, y luego… bolsa, bolsita, bolsa, bolson, y bolsa y más y más y más. Sai se china, y no es pa menos. Durante las 3 semanas que llevamos, el plástico siempre ha estado presente, pero diría que no mucho más que en cualquier playa de turismo masivo en España… pero en mar abierto… yo no había visto esto. Entonces… es verdad, no? En una de esas, vemos el típico caminito que forman las corrientes en el mar y… sorpresa!!! Caminito de baldosas doradas de plastico, mondo y lirondo. Se aleja perpendicular a nuestra trayectoria, y hasta donde nuestra vista llega va sembradito de plástico… ainsss… que penita…

En nuestras vueltas por el barco flipamos. El día está genial, y yo diría, que pese al esperpento, el ambiente es bueno, uno por aqui hablando, otros duermen, un grupo de muchachos levantándole las faldas a la brisa con su guitarra, mientras le dan la sopi. Les pido fotos, posan, me invitan a sopi, esa vez y todas las que pasamos nuevamente por allí… tal vez me quieran emborrachar? Jijiji. Las partes que al principio parecían restringidas, en esas horas acaban siendo invadidas por la gente, en una suerte de expansión colonizadora. El sumun queda registrado en nuestras fotos, cuando vemos que han terminado metiéndose en los botes salvavidas, montando acuaticas jaimas, donde unos duermen y otros fiesta… Ojipláticos y muertos de risa, seguimos. Fotos en la cocina al cocinero, un dj pincha en una sala donde otros apuestan a un juego del movil? Compramos helados, y dos huevos duros. Deliciosa merienda, previa al almuerzo.

Volvemos al camarote, se nos ha levatado el apetito. Nos hacemos unos noodles, me como la comida que, al estar en el camarote de un oficial han traído. Una bandeja con verdura, sardinas y pescado en salazón con arroz… uhmm no está mal. Nos volvemos a pochar en nuestros catres y caemos fritos. Nos despertamos justo a la caida del sol, que coincide con nuestra llegada a Ambon. Salimos, fotos y fotos. Volver a camarotes, recoger y salir apretujados en la marabunta.

Salimos. Toca despedirse de Carlos, que ya ha encontrado a Cesar, el contacto que le ha organizado estos días y con el que tiene que arreglar perras. Nos damos abrazote viajero. El volverá a Raja Ampat, pero no coincidiremos, porque el ira a la parte más al sur. Su estilo de viaje no es el nuestro, pero es buen tipo y como tal se ha portado haciéndonos el viaje más fácil. Abrazos, buenos deseos dan sampai jumpa lagi.

Durante mi vigilia de anoche, reservé hotel en Ambon, en la zona que habiamos estado, ya que llegabamos tarde y bueno sería movernos por territorio conocido.

Tendrás que releer nuestra bitácora relativa al día 3 de nuestro viaje. Aquel día era 1 de enero. Yo flipaba porque no había ni Dios hasta que caí en la fecha. Hoy volvemos casi 3 semanas después. La ciudad es un hervidero, pero ya no llegamos de fuera… venimos de dentro y se nota. Vamos comodos caminando por un camino ya transitado hasta nuestro hostal.

Llegar pedir cambio de habitación, tratar de pedir servicio de lavandería, para unas ropas que seguramente no llegamos s saber ni lo mal que huelen, porque nosotros olemos así, a gente salvaje o mejor dicho, asalvajada. Ducha de agua caliente! Que no es por la temperatura, es por lo que tonifica. Gestión + organización + tratar de salir = 21:00 horas.

No hemos tenido tiempo a revisar la Lonely, salimos un poco a tientas. Nos sentamos en el Sibu Sibu, que nos queda cerca y cervecita en lo que revisamos las opciones de cena. Repetimos donde nuestra primera noche. De ahí paramos a comprar unas cerves y en el mismo hostal, me las pimplo mientras redacto toda esta locura.

Vamos con sueño cambiado, son las 00:40, buen momento para zanjar esto y tirar pa la piltra. Estar de nuevo en marcha es estimulante…

Selamat tidur!!!

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