Jueves 8 de Octubre – 15,7 km
Al son de la desazón
Vaya! Me he levantado a las 10:30! Que sorpresa no? Calmo me aseo y recojo. Me despido de los del albergue que son una gente tan encantadora que me dan un abracito… jurrrr… Que lindos…
Mochila a cuestas voy hasta una de las terrazas a desayunar. Me encuentro allí a Gianni que acaba de terminar y va a empezar a andar, nos despedimos. En breve nos veremos. Yo tomo café con leche, zumo y churros. Una vez listo me pongo en marcha. Son las 11:30, tengo una etapa tranquila de tan solo 16 km, pero el arranque es de +300 m en muy poco recorrido.
La salida del pueblo es súper linda, y a poco te alejas, te das cuenta de que Muxía está en un istmo, como Las Palmas. La parte principal del pueblo y su bahía quedan a sotavento, protegidas de este bravo e intenso mar, que baña la Costa da Morte. A barlovento la costa es rocosa e incluso en un día bonito como hoy, el mar no invita al baño. Por este último lado transcurre el camino según te alejas de Muxía.
Después de tantos días de exaltación, hoy toca resaca anímica… no se porqué, pero me siento triste. Todo ha sido tan intenso, una especie de sueño, un ensueño en el que los días se entremezclan, sin saber muy bien que día es hoy o que pasa en el mundo. Te levantas con el único objetivo de cumplir y disfrutar de la etapa que tienes por delante, con la mente puesta en las dificultades que pueda haber, o que lugares serán los adecuados para reponer fuerzas, donde dormir o cenar.
Los días se repiten en su estructura básica, pero cada día es una historia completamente nueva. El Camino es un regalo. Cada persona que conoces: es un regalo; cada instante a solas: es un regalo; cada reto superado, cada nuevo rincón, cada árbol, cada charco… Se vive como pocas veces el instante y ese es, yo creo, el auténtico regalo. La vida se vive, se sufre y disfruta, en presente. Pasado y futuro son conceptos que nos ayudan a sobrevivir, pero herramientas que nos abstraen de lo que realmente ocurre, lo que estás viviendo.
debe su mayor belleza,
a que todo cuanto acontece
se cimenta en lo imposible.Cada instante,
infinitésimo ante el infinito,
fue ciertamente improbable.Y aun así…
… tan sólo a través de este puente
tendido sobre lo imposible,
el curso del Universo es factible:
Cadena de improbables instantes
tornados certeza.
Ya son casi 4 semanas dando pata y en este estado mental de ensoñación. Es difícil comparar este viaje con otros como India, Myanmar, Filipinas… pero me sorprendo sintiendo un profundo respeto por lo que he ido viviendo. En un país como India el choque cultural, la intensidad, la sensación de aventura… es incomparable! A su lado, El Camino es casi una experiencia nihilista!. Te levantas y no tienes que tomar decisiones, tan solo seguir las flechas amarillas. Me siento como Emilio Aragón, en «Ni en vivo, ni en directo», siguiendo la línea blanca. Y tal vez sea eso, una especie de estado de «privación de decisiones», una reducción de la banda sonora al rítmico y tribal tam-tam, un vivir el momento: la naturaleza, tú y la tribu… ; )))
Y ahí vuelve la magia… salvar 300 metros, en pendientes que en verdad serán del 15%, pero que mientras las haces piensas: joer! esto está a 45º!!! Sin apenas tregua durante hora y pico, y sudas todo, no hay retención de líquidos posible. Y llegas arriba, y sin darte cuenta ya has sudado toda tu pena, y miras a tu alrededor y todo es bello y brilla el sol y no puedes pensar en otra cosa que: joer… me siento feliz!!! Estás vivo y vives intensamente el instante… ; )))
A media subida me encuentro a Gianni. Sólo mirarnos y casi ya arrancamos a reir – Giaaaaanniiiiii!!! – Paro. Vale la pena. Me fumo un cigarro y en nada retomamos el tema de la Reconquista de España y la influencia Visigoda, donde lo dejamos ayer. Divagamos. Acabamos de pasar un tramo donde estaban asfaltando. Gianni se sorprende de ello. Me dice que en su tierra hace tiempo que no ve un asfaltado tan bueno, que allí sólo parches. Extrapola y expresa que es una buena metáfora, que Italia está llena de huecos. Como un queso gruyere, le digo. Él se ríe, afirma y complementa: sí, pero lleno de ratones muy grandes y hambrientos!!! La metáfora nos resulta exquisitamente divertida. Gianni, cuando prorrumpe en carcajadas, dobla toda su espalda hacia atrás, entorna sus ojillos cual niño travieso y ríe… ríe sin contención… no puedo hacer otra cosa que acompañarle… feliz de vivir ese momento con él.
Y pese a ello, se que a Gianni, le gusta disfrutar a su aire el camino, así que al poco nos despedimos y continúo. Subo como una locomotora completamente encharcado en sudor. Cruzo mucha gente. Está claro que la mayoría va primero a Finisterre y luego sigue a Muxía. Después de hacer cumbre, el camino va descendiendo de forma muy suave, así que el resto de etapa, a parte de ser corta, es bastante suave. Pensaba que el camino iba a ir más próximo al mar, o que a ratos se viese, pero en verdad transcurre todo por interior hasta llegar a Lires, mi relajado fin de etapa por hoy.
Según llego al hostal, sobre las 15:00. Dejo las cosas en la habitación y me bajo sobre la marcha. Me pido una jarra, como algo y me siento en la terraza a disfrutar del sol. Al poco me encuentro con Laura, que ha llegado ya hace un rato. Nos sentamos juntos, pero disfrutamos del momento sin apenas conversación, cada uno en su mundo. A la hora aparece Gianni. Es vernos y reír. Come algo y al rato se van los dos al albergue a descansar un poco. Yo me quedo en la terraza leyendo el periódico, oyendo Drexler y disfrutando de una deliciosa tarde. Hemos quedado allí sobre las 19:20, para bajarnos hasta la playa a ver el atardecer. A mi se me pasa la tarde volando plácidamente. Cuando aparecen estos, no he lavado la ropa, ni me he duchado, ni nada: rumbo a la playa.
Bajamos por la ría hasta la playa. Es curioso, parece que la ría huele más a mar, que el propio mar. Al pasar junto a la iglesia, donde una mujer del pueblo hace sonar la campana, que según nos cuenta, anuncia que han muerto dos vecinos del pueblo, se nos une una mujer local en nuestro andar. La interrogamos sobre el pueblo, el clima, el mar o la mar? ; ) Y así llegamos hasta la playa donde ella da la vuelta hacia el pueblo y nosotros nos adentramos en la franja de playa, donde ya se anuncia un bello atardecer. Gianni me hace director de fotografía. La batería de mi móvil ha muerto, así que hago el reportaje fotográfico con su cámara. Durante unos minutos permanecemos congelados, mirando el horizonte, cada uno en su mundo, empapándose del momento. Luego nos ponemos a hacer el tonto y a sacar fotos sin ton ni son. Me parto!
Volvemos. Llegamos al pueblo ya casi de noche y entramos al comedor del hostal a cenar el menú del peregrino. Cae un delicioso caldo gallego y un plato de papas fritas con huevos fritos. Me sorprendo al reconocer que las papas fritas gallegas son casi tan buenas como las canarias ; ) Laura se retira al poco de cenar y nos quedamos Gianni y yo, licor de hierbas y licor café… alguno más cae, antes de coger rumbo a la cama… ; )))
Llego a la habitación tan cansado, que ni horas son, ni ganas de escribir hay. Ya habrá momento…
Ronco a pierna suelta, feliz y sin complejos.