Viernes 21 de Enero de 2022
Manglares
Anoche la cosa estuvo divertida. Hasta las 12 estuvieron con el karaoke. Tres grupos claros de camtantes, los locales, los guiris y un pequeño grupo de indues que les iba el rolloto Elvis. Al final se notaba a mas de uno tajadillo. Nos hacía mucha gracia un local que iba persiguiendo a todas la rubias. Estuvimos tumbados en los sofás disfrutando del ambiente hasta la una que la cosa se empezó a disolver.














































Hoy hemos quedado con Carlos y Rasa para hacer un tour sobre las 11. La idea es ir al sur de Diani, cerca del poblado de Gazi. Primero visitaremos los manglares, luego comeremos en Gazi, después bajamos hasta la playa frente a los manglares y por último iremos a ver caer la tarde junto al mar, en el extremo de una pequeña península que hay por esta zona.
Nos levantamos sobre las 10 y vamos directos a desyunar porque tardan muuuuuchisssimo en servirlo. Finalmente no hay gran prisa porque el guía, que es un conocido de Carlos llega sobre las 11:30. Nos montamos en la fugona, vamos los cuatro, el guía y un driver que debe trabajar para él. A lo largo del día nos entreramos que Tijl, el guía, es belga, ha vivido en Kenia con su famila desde los 7 años. Su madre se dedicó a la biología durante muchos años y de su padre sabemos que tiene una empresa de cultivo de ostras. El estudió ingeniería de sonido en Ámsterdam, e intento trabajar por esos lados un tiempo, pero se quemó de currar de sol a sol y por poco dinero, y decidió volver a Kenia por una temporada y aquí se quedó. Actualmente tiene una empresa de safaris, también deportes tipo kite surf, etc. Le oimos hablar con Carlos y contarles algunos tours que ha preparado en la zona de Lamu, ya cerca de Somalia. Habla de todo aquello con deleite. Las aldeas totalmente genuinas, y el mar con un coral y vida alucinantes… envidia me produce pensar en tales experiencias…
Llegamos al manglar y caminamos por una pasarela elevada que hace posible verlo sin necesidad de avanzar con machete. No me doy cuenta hasta que Tijl nos cuenta que todo aquello es un proyecto en el que ha participado su familia. Toda la pasarela está hecha a partir del plástico que aparece en las playas, derretido y compactado en forma de tablones para el suelo y cilindros para las barandillas. Increíble. Nos señalan unos cangrejos mu curiosos, ya que son asimétricos cosa poco habitual en el mundo animal. Una de las pinzas es enorme y generalmente de color llamativo y la otra en comparación es minúscula. Al parecer no tiene más razón que el galaneo del cortejo. También nos cuenta Tijl, que gracias a las cuotas de carbono establecidas para evitar el cambio climático, los paises occidentales con objeto de reducir su cuota, están costeando la plantación de manglares y pastos marinos. Muchos manglares se han ido talando debido a que su madera es tan resistente que es ideal para la construcción. Al parecer la superficie mundial está creciendo, con la ventaja añadida de la protección de la biodiversidad que acojen y la protección que frente al mar suponen, en relación a la erosión y degradación de las costas.
Volvemos al poblado de Gazi que habiamos cruzado para comer. Vamos a un local de comidas, por no llamarlo restaurante. Pedimos de todo, demasiado. Arroz, ternera en salsa, ternera cocida, judias, ensaladita… todo muy rico.
Bastante llenos montamos en la furgo, y nos bajamos hasta la playa que se forma delante del manglar, y mas en este momento que está la marea baja. La superficie es tan llana que el mar se retira muchísimos metros, unos cientos. Está todo vacío, no hay nadie, ni turistas ni locales. Caminamos a ratos por arena, otras por el limo que deja que se deposita traido desde el manglar. Paz, soledad y hasta nostalgia me produce el entorno. Si hubiese un Hoper keniano, pintaría estos paisajes con un pescador al fondo…
Llego a tener una conexión especial con el manglar… mi tripa habla casi a gritos… y tengo que huir y adentrarme entre el manglar para aliviar el abrupto apretón… bfff…
Volvemos lentamente hasta la fuego que la hemos dejado junto a la rústica casa de una gente que conoce Tijl. Nos ha gustado mucho la forma de construcción tradicional. Primero hacen una estructura con varas que atan entre si, formanando una malla tupida de recangulos de unos 20×30 cm. Posteriormente con bolas de barro del tamaño de un puños rellenan cada hueco hasta completar las paredes, que dependiendo de su función, dejan así o cubren cual enfoscado con mas barro. Los techos los cubren con capas de fibras naturales.
De allí vamos hasta el final de la península que cierra la bahía. Bajamos hasta un pantalán desde donde salen los botes que llevan a turistas a una isla que hay en frente, con un hotel de altísima gama. En el rato que pasamos allí, algunos turistas van, y luego vuelve el bote lleno de locales que vuelven de su jornada. Nos desvestimos y nos lanzamos al agua… por fin el Índico, mi primer baño! Tijl vuela su dron sobre nosotros. Salimos y pasamos un rato charlando contemplativamente mientras cae la tarde.
Volvemos hacia Diani anocheciendo. Primero dejamos a Tijl en su casa, peazo de casa con 3000 m2 frente al mar. Nos despedimos. Nos ha caído super bien, muy inspirador. Seguimos a nuesteo guesthouse, pero antes pedimos que nos acerquen a un cajero a ver si podemos sacar algo de dinero. Probamos en tres sin suerte. No nos urge, pero queremos ir reaprovisionandonos.
De vuelta al guesthouse, me siento a redactar este relato en lo que Sai se ducha para estar a tiempo de su sesión de hena. Esta mañana ella y Rasa han contactado con una local que la hace y vendrá por aquí a las 20:00. La mujer es muy diestra y en poco tiempo les ha hecho un lindo diseño que coge mano y antebrazo. Mientras escribo, charlamos unas horas con Carlos y Rasa. Tomamos unos Java Juice, especialidad de la zona, hecha con unas hojas con ligero efecto estimulante… lo que aprovecha Sai para practicar el inglés con ellos. La verdad es que si siguieramos un tiempo por aquí, terminaría por soltarse… no es necesario hablar bien, para viajar basta con hablar lo justo y entender. Es muy divertido. All igual que con John, nos reimos mucho con estas clases clases improvisadas, pero lo cierto es que va cogiendo ritmo. Yo no voy a decir nada, ya que lo mismo puedo mantener una conversación extensa, como que derrepente me atoro y no arranco.
Ellos se van y seguimos un rato para acabar el relato y gestiones diarias. Ha sido un día diferente, que complementa los anteriores. Un gran día.
Besos grandotes!!!