Domingo 4 de Octubre – 21,5 km
Lluvia
Anoche, cuando venía hacia la cama, empezaron a caer la primeras gotas… Había visto que a primeras horas iba a caer lluvia con ganas y luego amainaba, así que no me ha costado mucho quedarme hasta las 9:30 en la camita ; ). A las 10:00 ya estaba en la calle, mirando como caía un palo de agua racheada… buff…
Funda para la mochila, polar para mi y chubasquero sobre ambos. Desde la pensión a la cafetería donde desayuné (~300m) fue suficiente para empapar mis pantalones y sentir la humedad en las zapatillas… Desayuno generoso por si parto, mientras medito si no hacerlo. La del albergue me había dicho al salir: pero que necesidad! La previsión es que sobre las 11 amaine un poco, y eso hace, luego en marcha!
Los paraguas de la gente se voltean, e incluso veo ya alguno en la papelera. La lluvia racheada me golpea alguna vez como si me mojaran con una manguera… aaaaala, pa’lante!!! Saliendo me cruzo con otra intrépida peregrina, pero ella está buscando el albergue municipal, aquí se queda…
Me interno en el bosque por el sendero, que en este momento hace las veces de pequeño arrollo. Empiezan las cuestas y entro en calor. He guardado el polar para que no se me moje, y podérmelo poner cuando pare, de modo que voy con la camisa y el chubasquero encima. Según empiezo a sudar me empiezo a sentir cómodo. No se si ha amainado, o dentro del bosque se está mas resguardado.
Extrañamente me siento súper feliz pateando en soledad por aquel bosque mientras cae la lluvia. Todo está tan calmo… el bosque respira y los olores me embriagan. Hay algo de salvaje y primitivo en todo aquello. Posiblemente tanta literatura épica, de aventuras, de viajes… haya dejado un poso en mi, y siento cual héroe de novela avanzando ante la adversidad en pro de una meta gloriosa… me parto de risa con las tontunas que se me pasan por la cabeza mientras ando… ; )
Transcurro más de 10 km por sendas entre árboles, y a veces casas/caseríos dispersos. A los 12,7 km llego a Vilaserío, son las 14:00 y veo el primer bar del día. Allí están las del albergue de anoche. Hablamos un rato. Mercé es de Lloret de Mar, cerró su tienda para poder hacer El Camino. No estaba muy segura si llegaría a Burgos o León como mucho, y aquí está, 30 y tantos días después a punto de llegar a Finisterre. Le encanta el camino. Es graciosa, dice que acostumbrada a los albergues le gusta dormir con gente, que le va a costar dormir sola. Bromeamos con que puede meter a sus vecinos en casa pa’ que le hagan compañía… ; ))). Al rato ellos siguen de camino.
Hay hambre, así que cae un plato combinado (lomo+huevos+papas) y un par de birras. Aprovecho para secarme y cuando me doy cuenta son casi las 16:00. Arranco un poco lento pero en seguida me espabilo y cojo buen ritmo y sobre las 17:30 estoy ya en el albergue.
En el albergue me encuentro a Mercé, la chica venezolana y un chico italiano (su novio?) que va con ellos. Les oigo que van a lavar la ropa y pregunto si cabe lo mío. Sip. Pues estupendo: ropita limpia y sequita. Después de la ducha me siento en el patio y con una cerveza empiezo a redactar esto. Sobre las 21:00 me pido un menú: lentejas y bistec empanado con ensalada, 10€ y bien rico. Al dueño, Francisco, le gusta alegar y vacilar con sus huéspedes, así que se sienta junto a mi en una silla pa’ cogerme la comanda.. ; )
El día a sido poco exigente y la primera mitad bajo la lluvia ha estado cargada de magia, pero lo que viene mañana no tiene gracia. En torno a las 6 de la mañana se mete un temporal con aparato eléctrico potente, que no remite algo hasta medio día. En cualquier caso, voy bien de tiempo, de modo que si fuese necesario, podría pasar mañana el día aquí y seguir pasado mañana. Bueno, todo se andará… ; )
Boas noites!!!
Creo haber visto, agazapado bajo mi cama, un lindo leviatancito…
Santiago no sé pero gracias a la cociña galega el peregrino va súper viviendo.