Jueves 18 de Agosto de 2022
Sanguijuelas II
Sobre las 7 suena el despertador. Recojemos y nos hacemos un cafe y unos noodles que compramos ayer en el 7/11. A las 8 nos pasan a recoger, bajamos unos minutos antes y al poco aparece una furgoneta y nos preguntan si vamos a Tabin. De allí vamos al aeropuerto, donde se suben 4 personas de una misma familia. Empezamos la ruta.






































Al salir Lahad Datu, tomamos la carretera de la derecha, hacia el este. Hay algo más de tráfico del que solemos ver habitualmente. Durante media hora vamos por la carretera que va paralela a la costa. Luego torcemos a la izquierda por una pista que nos adentra en las plantaciones de palmeras de aceite de palma. Tardamos casi 2 horas en total en llegar a la reserva. El camino tiene cierto relieve, por lo que va zigzagueando y pese al atentado ecológico, es bonito.
En la zona inicial, las palmeras parecen mas viejas, son mas altas y muchas tienen vegetación en sus troncos. Hay un sotobosque formado principalmente por helechos y algunos arbustos salteados. Según avanzamos por la plantación, las palmeras, o son de otra variedad, o son mas jovenes y bajas. En ellas si podemos distinguir sin problema los racimos de frutos, que crecen como mallas redondas sobre la raiz de las ramas superiores. Al ser menos altas lo vemos perfectamente desde el coche. Le pregunto al chofer sobre el fruto, si se puede comer y a que sabe. En ese momento para, se acerca a una palmera y vuelve con 3 frutos. Yo mordisqueo uno. No tiene un sabor especial y si que tiene un toque graso. Por el camino también vemos 2 largartos monitor bastante grandes (+1,5 m). El valle de palmeras llega a su termino y se siente el corte tras el que empieza la jungla. Poco más tarde cogemos un desvío a la derecha y nos adentros en la jungla y en la reserva. En nada llegamos, esto parece el inicio de Parque Jurásico. Son casi las 10:00.
Todo el complejo esta construido con madera en medio de la vegetación y al lado de un riachuelo. Hay una hilera de 10 cabañas junto al río y otras 10 colina arriba, todo interconectado con pasarelas y escaleras de madera. Nosotros nos quedamos a media colina, así que tenemos un buen tramo de escaleras hasta la habitación. Hay una zona central, por la que se accede y donde esta el comedor, bufet, etc. Está totalmente abierto por los laterales para disfrutar del entorno y sus vistas.
Segun nos bajamos, se presenta el que va a ser nuestro guía, Maui. Nos cuentan un poco lo que vamos a hacer y nos enseñan un vídeo de la Reserva. Luego no llevan hasta el centro de visitantes, donde nos explican todo un poco más con fotos y paneles. Hasta hace no mucho, quedaban aquí Rinocerontes de Sumatra, pero una gripe africana acabó con los pocos que quedaban. Nos muestran uno disecado, es bastante curioso, diferente a los africanos.
Acabamos con las presentaciones a las 12:00, hora de comer. Vamos al area principal. El bufet no está mal, pero los sabores no son tan intensos e interesantes como lo sería un restaurante local. Tenemos un rato hasta las 15:00, hora a la que empieza el primer trek. Aprovechamos para ir a la habitación darnos una ducha, pues ya vamos empapados en sudor y prepararnos para el pateo. Durante ese rato no para de llover, así que vamos preparando por si cae chaparrón.
Antes de empezar el trek nos llevan hasta un zona junto a la entrada para que busquemos unas botas de agua que nos valgan. Aquello nos da una idea de lo que viene. El pateo van a ser unas 3 horitas. Vamos un grupo de 7 personas más el guía. Montamos en la parte de atrás de una furgoneta, que está acondicionada para wue podamos ir sentidos pero al aire libre por si avistamos cualquier bicho. Nos llevan hasta el punto de partida por pistas que en tramos están a tope de barro, totalmente encajados en la jungla. La Reserva de Tabin al igual que el Valle de Danum tienen selvas muy muy antiguos. En concreto el Valle de Danum es un bosque primario mucho más antiguo que el Amazonas.
En general Borneo tiene las selvas más antiguo del planeta, el problema ha sido la plantación masiva de la palmera del aceite de palma, que por cierto es de origen africano. La cuestión es que muchas de las selvas han quedado aisladas unas de otras, y algunos animales han quedado muy aislados, lo cual reduce las poblaciones repidamente al disminuir los encuentros entre machos y hembras. Algunos animales se mueven a través de las plantaciones, pero son los que menos, animales pequeños y aves.
El pateo da lo que promete, una auténtica caminata por la jungla. Sendero angosto, suelo cubierto por raices y hojas y continuos barrizales en los que a veces nos hundimos hasta casi perder las botas. Después de un tramo corto llegamos al volcan de barro. No se trata de un volcán, pero si de actividad volcánica que provoca frecuentes emanaciones de vapor, pas cuales arrastran barro a la superficie. En tan solo unos años se ha formado una montaña de barro de unos 30 metros de diámetro y 5 de alto. Junto a ella hay una torre de avistamiento de aves, a la que subimos y estamos un rato viendo aves cuyo nombre no conozco y menos en inglés. Después de bajar nos aproximamos al «volcan» y luego empezamos el tramo largo. La idea es la misma que el primero, pero este nos lleva casi 2 horas y se hace intenso… yeah… esto es una jungla… impresiona… el camino será complicado, pero es inimaginable lo que sería adentrarse campo a través machete en mano. No tardamos en empezar a ver las sanguijuelas trepando por nuestras botas. El grupo se tensa, todos se miran sus botas, los que tienen alguna subiendo tratan de quitaraelas con la otra bota o con un palo.
Oigo a Sai dar un grito, o una secuencia de grititos que suben en intensidad. Había notado algo dentro de la bota, mete la mano para rascarse y cuando la saca tiene una en medio de la palma, haciendo esos movimientos espasmódicos que dan repelús de verlos. Sai se miraba aterrorizada la mano sin saber que hacer, como todos. El guía se acercó, se la arranca con la mano de un tirón y la tira al suelo. No pasa mucho rato cuando la oigo gritar otra vez. Esta vez le había llegado a la pierna, y parecía querer atravesar sus mallas, esta vez se la arranco yo, no sin esfuerzo. El guía nos comenta que en realidad son inofensivas. No transmiten enfermedades y no pasa nada al arrancarlas de la piel… otra cosa distinta es que sea agradable. De vez en cuando levanto la cabeza para mirar a mi alrededor y dejarme fascinar por el lugar donde me encuentro… pero lo cierto es que paso casi todo el tiempo mirando donde piso y revisando, y quitándome garrapatas. Continuamente hay tramos de barro que son imposibles de sortear, pero lo cierto es que las botas de agua van estupendas e ese terreno. Si alguna vez vas a hacer algo así olvidate de todas las marcas que conozcas, por muy técnicas que sean incluso de caña alta, nada que no ye cubra hasta casi oa rodilla vale un cuerno ahí. En uno de los barrizales se nos quedaban atrás las botas de la succión, y medio agarrados entre nosotros para poder pasar… salvo la pobre Sai que en una de esas perdió el equilibrio y se fue de culo al barro. Por suerte la levantamos rápido, ni siquiera se manchó demasiado, y después de una inspección ocular, resolvimos que no tenía sanguijuelas por doquier…Nos reímos, es un tanto inquietante, pero al fin y al cabo, en breve nos espera una ducha… otra cosa sería pasar así varios días y dormir allí… inimaginable…
Llegamos de vuelta sobre las 18:00, lavamos las botas y vamos de cabeza a la ducha de nuestro cuarto, de paso lavamos toda la ropa y la dejamos tendida en la habitación. Casi sin tiempo volamos al comedor. La cena es a las 19:00 y tenemos un paseo nocturno a las 20:00. Disfruto de una cerveza antes, en el apartado que tienen junto al río para fumadores. La cena es del mismo tipo, buena para occidentales, para nosotros demasiado corriente. Soltar el tenedor y saltar a la furgo… madre mía, esta gente no te deja ni un segundo de respiro…
No teníamos muy claro cual era el tipo de tortura a la que iban a someternos esta vez. Cazar sanguijuelas con los dientes en el barro, in the middle of nowhere, con los ojos vendados? Pues no… la cosa va suave, el recorrido es todo en la furgo, el guía con un linternón cual faro de Alejandría y puntero láser, recorre frenéticamente todo lo que nos rodea a tal velocidad, que llego a pensar que de ser epiléptico que hubiese dado un ataque. Esta claro que controla, porque encuentra lo que no hubieses visto jamas. Es cierto que habrá animales con pautas repetitivas, pero no todos. Empezamos bien y vemos un felino, tiene la piel moteada cual leopardo, y algo así le entiendo, aunque creo que un es tal, sino un felino menor…
El camino continúa, dura casi hora y media. Cada vez que presiente algo el conductor para y todos miramos sus estroboscópicos esfuerzos por localizar un bicho. En varías paradas señala animales que entiendo que son aves, pero voy detrás y entre el inglés y mi sordera apenas entiendo, y pa más inri debo estar quedándome ciego porque muchas veces veo algo, pero no se si veo pelo, plumas, cabeza o tripa. Sacar fotos con el móvil es un imposible, así que dejo a Sai que lo intente con el zoom de su cámara, pero bien poco puede hacer tan solo con la luz de la linterna. Pasamos un rato sin ver nada, y de pronto paramos. El guía señala en lo alto. Ok, es algo tipo una ardillaaaaaaaa y de prontooo…. fum! salta del arbol y se abre de cuatro patas desplegando la piel que las une… es una ardilla voladora!!! Su vuelo dura casi unos 5 segundos… perfectamente puede haber recorrido 50~80 metros!!! Todo exclamamos a coro… Woooooowwwww!!! Esto me ha molado mucho mucho!
Al llegar al final, antes de dar la vuelta, apagan luces y nos quedamos a oscuras escuchando los sonidos nocturnos de la selva…. wowww… saco la grabadora del movil y me pongo a grabar… aquello vale el paseo… que pasada! A la vuelta la cosa afloja, y yo me recuesto a ver las estrellas, que es la primera vez que tenemos un cielo claro de noche, aunque a lo lejos el cielo destella una buena tormenta eléctrica. Me gustan los bichos, una noche despejada en un lugar así no tiene precio… hay taaaaaaaantas estrellas!!!
Entre el rumrum de la furgo, las estrellas y que no salían bichos, lo cierto es que fui dando cabezadas, selváticas cabezadas. Ya próximos al alojamiento, nos cruzamos con otro guía que debió decirle algo al nuestro y retrocedemos. Después de rebuscar y rebuscar encuentra un bichillo, que creo que es del grupo de los tarsier, como el que vi en Filipinas (Bohol) y Kenia (Diani).
Al llegar me pido una cerveza que sabe a gloria y corro a la cama. Me muero de sueño, son las 10:00 y mañana tenemos un desayuno a las 6:00 antes de dar un breve paseo. Esta gente va a acabar conmigo…
Selamat malam, orang pitih… ; )