Miércoles 28 de Diciembre de 2022
Campechanos
Anoche salimos de Palenque a las 22:00 en un Bus nocturno, la faena es que el trayecto no es lo suficientemente largo como para dormir bien, ya que a las 4:05 estamos ya en la estación de Palenque. Además no era última parada ya que continúa hasta Mérida, de modo que pongo un despertador a las 3:45 para estar atento. Sea por lo que sea, tal vez porque la noche anterior dormimos de 21 a 9, tampoco acusamos mucho el cansancio.





































Al llegar a Campeche nos quedamos en la estación esperando tranquilamente. No tiene sentido salir. No hay nada abierto aún, ni tan siquiera para desayunar. Entre ir al baño, cigarritos, revisar las opciones de ruta, nos dan las 6:00 y por lo que hemos preguntado, ya los buses que pasan por allí y van al centro están circulando.
Salimos y en nada cogemos el bus, que nos lleva hasta el mercado que esta junto al exterior de las antiguas murallas de la ciudad, a la altura de la Puerta de Tierra. No son ni las 6:30… ni siquiera están todos los puestos montados, es más, los más madrugadores están aun montando los suyos. Pienso que es posible que nunca haya estado tan pronto en un mercado, es todo un lujo, aunque a veces siento que incluso molestamos a sus quehaceres, con nuestro deambular, cargados con las mochilas. Me sorprenden los puestos de carne, que suelo ver simplemente expuestos, y a estas horas están en pleno despiece. Terminamos comprando piña y papaya troceada, y seguimos nuestra ruta hacia el centro, a ver si nos ponen un cafecito en algún lado, y de paso pasar por nuestro hostal/hotel, a ver dónde está y si por un casual podemos dejar al menos las mochilas.
Cruzamos las murallas con los primeros rayos de sol. Nos cautiva la ciudad antigua. No hay aun ningún rastro de vida, y eso la hace mucho mas hermosa. Tiene un aire a San Cristóbal de las Casas, en cuanto a que todo son casas de una sola planta, pero aquí no tienen tejaditos y son mucho más coloridas, de modo que algo me recuerda a veces a La Laguna, pero no tanto. Es un aire similar, pero aun más sencillo. No he estado en la Habana, pero quiere recordarme a lo que he visto en imágenes, aunque no tan degradado, cuidado, pero sin pijerio.
Pasamos por el hotel/hostal, cerrado. Seguimos de frente. Paramos en la plaza central y admiramos la catedral con las primeras luces del día. Justo al lado, en un Oxxo (minimarket tipo 7&11, muy común en México), en el que pillamos tres cafés. Tenemos un malecón esperándonos y allá vamos.
En el Malecón, junto a la columnata con el Ángel Maya, tiramos nuestros macutos y nos dejamos calentar, después de un viaje en bus ciertamente frío. Ohhh… mis ojos se posan en una balsa de aceite llamada Golfo de México. Increíble. Ayuda la luz del amanecer y estar rodeados de pelícanos que se lanzan en picado al agua para, de una forma un tanto ortopédica, para trincar su pez.
Nos comemos la fruta del mercado, el cafe del Oxxo y unos panes que llegan malamente desde Palenque y un jamón serrano bien sudadito que llega desde la madre patria en la mochila de Sai, que sabe a gloria. A lo tonto y a golpe de tratar de cazar algún p*to pelícano pescando. Nos dan alli mas 8 y pico de la mañana, y el sol ya levanta mano y pico sobre el horizonte. Pensamos que ya nos atenderán en el hostal y retornamos. Eco! No tienen problema en que dejemos las cosas y allá las dejamos.
Damos vueltas sin mucho concierto. La ciudad despierta y en nada ya hay muchos locales sacando mesas a las calles y turistas en fila india. Sobre las 10 Jose tira al hostal porque quiere lavar algo de ropa, aprovechando que el día se levanta vivo. Nosotros decidimos hacer el tipico tranvía turístico, que por un precio económico nos da una vuelta de una hora por toda la ciudad. Nos enseñan los principales barrios, iglesias, las murallas, el malecón a lo largo y más.
Cuando terminamos, tengo claro que me gusta, pero no tiene más que un día. Al volver al hostal nos ponemos los tres a mirar el tema de alquilar coche y por momento no lo vemos claro. Finalmente vía web conseguimos reservar algo bastante decente, pero… denme la prudencia de esperar a mañana a saber si lo hemos hecho bien. La idea son 11 días de carro desde Campeche, y vuelta a Campeche. No somos ilusos, tendremos que sacrificar mucho, pero es la primera vez que en mis viajes, el viajar en coche se puede convertir en una opción… si todo sale bien, puede ser épico. Mañana veremos, hasta que no vea el coche no le lo creo… ; )
Pasamos un rato en la terraza del hostal con todo esto. Es un hermoso día azul y soleado, aunque el aire está fresco y no sofoca. Aun así llevamos desde las 4 en despiertos y Sai pide un rato de tregua para una cabezadita. No somos concientes de que nos hemos movido al este y el atardecer aquí es media hora antes. Así que a las 17:10 sacamos a Sai, pobrecita mía, de la cama, para irnos pitando hasta el malecón a ver la puesta de sol…
Wow!!! Hermosa puesta de sol sobre el Golfo de México… llevabamos muchos días alejados del mar y pasando frío, así que se agradece. Embobados vemos morir el sol sobre tierras lejanas. Es curioso estar junto a un mar lleno de pelícanos, bajo una nube de mosquitos, que atraviesa puntualmente algún que otro murciélago.
Hemos hablado de ver el espectáculo de luces que es a las 22:00. No tenemos mucho tiempo para encontrar donde comer y los requisitos de cada cual, complica la búsqueda. A mi me da todo igual. Al final encontramos un sitio que vale pa’ tooos!
Yo paso del espectáculo de luces, no quiero seguir corriendo. Sai y Jose van para allá, yo busco un espacio para escribir. Lamento decir que aunque me encantan estas ciudades, y los mexicanos son mil veces más amables y comunicativos que los españoles, en estas ciudades se debe haber prodcido ya hace tiempo la gentrificación. No hay espacioa intermedios, solo para turistas, y me empiezo a casar. Queremos comer donde comen ellos. No quiero comida local a precio de lujo, ni comida occidental. Le pregunto al del hostal, donde iría él a comer, pero responde pensando en lo que yo quiero. Es una pena… Tiro un poco más de la lengua y claramente las opciones locales y populares estan fuera de todo la zona turística…. Tengo que decir que al menos en Canarias, en la calle de atrás siempre hay un local, local. Me siento como en Maspalomas, aunque no lo parezca… No quiero hacer sangre, simplemente quiero ser franco con lo que me encuentro… la gentrificación llegó aqui una década antes de supiésemos lo que significaba en España.
Al rato Sai y yo nos volvemos a juntar. Jose se queda un rato donde los conciertos. Volvemos al hostal y aquí sigo escribiendo el maldito relato…
… sea por lo que sea, en este viaje, siento que no estoy pudiendo comunicar más que lo que hago, sin ahondar en detalles. Pero buehhh… ya lo intuía hace unas semanas, y así lo escribí. Espero tener momentos de clama para ir vertiendo mis reflexiones.
Ahora mismo estoy en un hueco que la planta de arriba tiene en modo terraza. A poco de llegar, apareció Jose y nos pasamos un rato de charla El ya se fue y yo ya acabo aquí.
Mil bessos mil…