Lunes 26 de Diciembre de 2022

Guatemala

Ayer nos dormimos sobre la 1:30 y hoy a las 6:00 ya estabamos en planta. Me levanto cansado y el resfriado ha progresado, voy un poco sonado. Montamos mochilas y preparamos cafes, con la esperanza de pasar por el bapo antes de salir. Salimos con el tiempo muy justo, pero llegamos poco antes de las 7:00 y allí está el minbus, montamos y salimos

Sai se pone delante y se pasa 3 horas hablando con el conductor. Resulta que tiene 2 hijos autistas, asi que ya tiene. Luego hablan de la ruta que hacemos, de comida, de cultura, etc. Yo duermo a ratos.

Al llegar, el chofer nos indica donde podemos comer, donde preguntar por alojamiento y nos conduce a los de las barcas. Estamos en Frontera Corozal, junto al rio Usumacinta, que es territorio internacional, al otro lado está Guatemala.

Negociamos precio barca. Es una auténtica clavada, pero ya lo sabíamos. No hay con quien compartir el gasto, pero finalmente de 1700 nos lo rebajan a 1400 pesos. Muy caro pero no queda otra, pagamos y luego pagamos los tickets de acceso al parque.

Remontamos el rio. El día está gris, pero después de lo que llovió ayer noche, parece que hoy no va a llover. Nos resulta muy curioso saber que una rivera es México y la otra Guatemala. El rio es ancho y caudaloso, aunque las marcas de la rivera señalan que en época de lluvias el nivel debe estar unos 2 metros mas alto. No vemos ningún signo de vida especial, más allá de unas pocas aves. Llegamos a 11:15, el barquero nos da 2 horas, a las 13:15 en el embarcadero.

Recorremos toda la parte baja en la que está la gran plaza. Entramos en pasadizos tan oscuros que sin la linterna, al pasar la mano por delante de la cara no la ves… y con la linterna lo que ves, tal vez no quieras verlo… aparte de pequeños murciélagos dispersos por el techo, vemos unas enormes arañas de delgadas patas, pero con un enorme y horripilante cuerpo. Salgo y entro con Sai. No tarda en dar algún que otro grito al ver los bichos. Me parto.

A diferencia de Palenque, aquí prácticamente puedes subir y entrar por todos lados. Solo en la gran plaza hay tantos que consumimos más de hora y media paseando por allí.

Cuando llegamos a la escalinata me quedo con la boca abierta. Tiene una altura de unos 40 metros, sobre la cual se encuentra la Gran Acrópolis. Los escalones dan miedito, entre lo irregulares y resbaladizos que son. Hay que subir/bajar con mucho cuidadito. Con la lengua fuera llegamos arriba. Que lindo es! Me da rabia mirar la hora y ver que nos quedan apenas 15 para la hora acordada con el barquero. No nos queda otra que renunciar a visitar la Acrópolis sur, que además está separada y llegar hasta ella requiere un paseito. Volvemos a la entrada por otro camino, para al menos ver la pequeña acrópolis. Ainsss… que bonito es todo… además somos tan pocos que muchas veces te ves recorriendo todo aquello a solas. Nos da un poco de rabia no haber tenido más tiempo para verlo todo con más calma, pero está tan guapo que salimos flipado.

Volvemos al embarcadero. Jose ya está allí, el lo vio todo pero muy ligerito. En la barca también esta una pareja de mexicanos, que ya nos habían ayudado de forma espontánea con el recorrido. Volvemos charlando con ellos, nos aconsejan algunos sitios para visitar, etc. Ellos se bajan al otro lado, en Guatemala para ir hasta Tikal, que está desde allí a unos 100 y pico kilómetros… tiene pinta de estar muy bien.

Al pararnos de ese lado vemos los carteles de «Bienvenidos a Guatemala». Es una tontuna, pero nos da el punto de bajarnos a tocar tierra guatemalteca. Le preguntamos al barquero y no pone reparo. Nos bajamos divertidos, subimos oas escaleras del embarcadero y frente al cartel nos hacemos la foto… bajamos no sin cierta pena de hacer una incursión tierra a dentro.

Volvemos a Frontera Corozal. Buscamos alojamiento y tras un intento lo conseguimos Posada Cielo Nuevo. Correcto y económico. Dejamos cosas y vamos a comer. Comemos en el restaurante que nos dijo el chofer con el que estuvo Sai 3 horas hablando, uno próximo al embarcadero. No es barato pero está bien, algo turistico, pero agradable entre la frondosa vegetación. Sai y yo nos pedimos una parrillada, que a parte de las carnes trae sus frijoles, guacamole y ensaladita. Jose pide unos huaraches vegetarianos, bastante decentes.

Comemos y termino muerto sueño, damos paseo a ver si me espabilo. Vemos monos ahuyadores y paseamos por el pueblo, que no es feo pero no aporta gran cosa. Terminamos tomando una birra por fuera de un abarrotes, mientras escribo esto. El ambiente es muy placido… el que corresponde a un pueblo en medio de la nada. Los sonidos son los propios: gallinas que andan sueltas; los perros, que son múltiples deambulando (a veces siguen a Sai, que huele a jamon serrano que trajo); y por último, los lugareños hablando en Cho’ ol, la lengua indígena más hablada en esta zona.

No he hablado aún de este tema, pero en Chiapas las lenguas indígenas estan muy vivas. Entre sí hablan siempre en su lengua. Usan el español en parte porque es idioma vehicular, que les permite entenderse con personas de otras comunidades que hablan otras lenguas, y porque en las ciudades el español es predominante. Me alegra sentirlas tan vivas aún, pese a la presión que reciben del entorno general.

Y así, mientras me tomo mis cervecitas, y escribo esto, disfruto del ambiente, y de la gente del lugar que junto a mi se ha reunido a hablar un rato una tarde cualquiera en un lugar, que si no fuese por las ruinas estaría casi olvidado, en medio de la nada.

El resfriado ha progresado y ya casi que más que moco me ha cogido el pecho. También es cierto que al estar de viaje dejo de fumar con el IQOS y vuelvo a fumar tabaco normal y me pasa factura. Sea como sea, no son ni las 21:00, me tomo un Paracetamol y me meto en la cama… a ver que tal mañana.

Desde la frontera con Guatemala, les deseo buenas noches!!!

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