Jueves 16 de Agosto de 2018
Últimos cartuchos

No hay ganas de mucho… salvo de no irnos y seguir dando chola… Teresa ayer nos dijo de algunos sitios a los que podríamos ir, que he añadido al check list que he hecho. Después de desayunar en la habitación como de costumbre, ducha y a la calle.

Estrenamos el metro, pues los llevamos 2 días tirando de buses. Lo encontramos todo muy sencillo y bien señalado, con lucecitas indicando por donde vamos, e incluso un sistema de transbordo, en el que el metro del otro andén, en lugar de ser el mismo en sentido contrario es la otra línea, con lo cual, el tiempo es minimísimo!

Nos alejamos un poco de la costa, para visitar un templo y unos jardines, que nos ha dicho Teresa. No tardamos en dar con ellos, a poco de salir del metro. Nos deja alucinados. Al contrario que muchas cosas chinas que hemos visto, no pretende parecer viejo sin serlo. No debe de ser muy antiguo, pero es muy diferente a los templos que hemos visto. Todo está especialmente cuidado, sobre todo los jardines interiores llenos de bonsáis. Tan perfecto todo, que me recuerda más a la estética japonesa que a la china. El templo lo conforman una serie de corredores en torno a dos grandes patios. Desde los laterales se accede a hermosas figuras de buda y todo su séquito.

Del templo se pasa a un jardín, que de perfecto parece de plástico. El jardinero debe ser un psicópata, parece peinar los arboles, como una madre hace un moño a su hija, colocando cada hoja en su sitio. El sitio es muy agradable y paseamos tranquilamente.

A la vuelta a la estación de metro, aprovechamos que tiene Centro Comercial y comemos. Una de las cosas pendientes era comernos unos Dim Sum, ya que HK es la capital mundial, pero por desgracia nos hemos estado moviendo sin referencias y no hemos visto nada que nos atrajese. Pedimos unos pero no son nada del otro mundo. Otra razón para volver.

De ahí nos vamos en metro a la isla de HK. Queremos hacer un recorrido, que al parecer es el paseo más largo del mundo en escaleras mecánicas. Aunque HK está formado por islas pequeñas, estas tienen mucho relieve, y en muy poco espacio se elevan por encima de los 500 metros. Por este motivo, gran parte de la ciudad de HK ha crecido laderas arriba, con unas pendientes indecentes. Por ello no es de extrañar tan largo recorrido en escaleras mecánicas, ya que permite subir hasta las partes más altas. El recorrido va entre callejuelas llenas de tiendas coquetas, bares y restaurantes sugerentes, creando una multitud de espacios acogedores.

Al llegar a la parte alta descendemos por otro recorrido a pie, ya que las escaleras son solo de subida. Al llegar a la parte baja, en cuanto vemos un tranvía nos montamos. Es una tontería, pero son los únicos del mundo de dos plantas. Nos subimos y nos dejamos llevar sin propósito.

Cuando nos damos cuenta, son las 18:30 y queremos ver el espectáculo de luces, que es nuestra última noche. A las 18:45, a las 20:00 y a las 21:00, todos los edificios de la isla de HK, hacen una coreografía de luces, leds y laser, que se aprecia en su máximo esplendor desde la parte continental, Kowloon. En esa zona, junto al embarcadero de los ferries, el espectáculo es acompañado con música sincronizada.

Nos volvemos en ferry a nuestro lado para poder verlo. Buscamos un sitio libre junto al paseo costero, entre la multitud. Está bastante lleno, y la gente con paraguas, por un momento amenaza nuestra visión. Después de casi una hora de espera empieza la función. Que bonito… Nos volvemos locos, como todo el mundo, a sacar fotos y vídeos…

Al terminar, todo empieza a terminar. Hay que pagar el hostal, y para ello sacar dinero, y para ello hacer cuentas pa’ no pasarnos. Hacemos unas últimas compras, y paseamos por la zona de restaurantes y bares por donde estuvimos ayer con Teresa. Sai ha estado un poco tocada de tripillas, pero ya tiene hambruna, cae una hamburguesa con lady fingers mu suculenta y unas birras en una agradable terraza. Son las 22:45, hora de sacar la pasta que nos falta y retirarnos, que el vuelo sale a las 9:00, y prevemos levantarnos a las 5:30, pa no ir muy pillados.

Tratamos de recargar las tarjetas de transporte público, pero como solo admiten bulletes de 50 ó 100, y solo llevamos de 50, empezamos a buscar tiendas que nos cambien… No, nones, nain, none, narices… no hay manera, ni siquiera comprando para cambiar. Por lo que sea, el billete de 50, debe ser muy resuelto para cambios y se evaporan…

Valoramos más nuestro tiempo que el dinero, y si al final tenemos que recargar 100 en lugar de 50, son tan solo 5€ que perdemos. Nos vamos al que ha sido nuestro hogar en HK. Al entrar en la habitación de nuestro piso-hostal, nos encontramos una nota de agradecimiento, sugiriéndonos, poner un 10 en Booking, y por Zeus que lo haremos. No sólo es de lo más barato en HK, nos han cambiado toallas, limpiado la habitación a diario, tenemos nevera, microondas y agua (en zona compartida), todo un lujo en 10 m2, por 30 euracos en una zona que no suele bajar de 100.

Señor@s… esto se acaba. Redactaremos el vuelo de vuelta, por aquello de cerrar el ciclo, y trataré de redactar un resumen general, con datos de gastos e impresiones generales.

Desde el otro lado del mundo, vuestro reportero más dicharachero!!!

Besosss ; ))) 

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