Jueves 9 de Agosto de 2018
Lago Erhai
Nos levantamos tranquilamente, se nota que el viaje va terminando y nos lo vamos tomando con mas calma. Diez y pico, ducha y salimos a desayunar algo antes de irnos a por la moto. Nos comemos parte de la pizza local, con un café de lata que pillamos en una tienda.






























La moto nos cuesta 50 yuanes (menos de 7€). Es electrica y se supone que tiene una autonomía de unos 45 km. Sai se hace con ella. Yo paso, no he cogido moto en vida y no quiero riesgos futiles. Las calles son angostas, y están muy llenas de gente. Dejo que Sai vaya sola, para que se haga a la moto sin mi opípara carga. Cuando llegamos a la calle principal me subo y arrancamos.
Esta mañana, cuando nos levantamos llovía, pero el día se ha ido poniendo bonito. Se ha abierto el cielo, volvemos a ver el cielo azul, después de unos días. La idea es evitar la carretera e ir lo más pegado posible al lago para disfrutar tando de sus vistas como de los pueblitos que hay a su vera.
En nada somos felices, nos quitamos a las hordas, y empezamos a movernos por callejuelas, auténticas. Tal vez no ancestrates, o pseudo-ancestrales, pero al menos de gente normal y sin millones de tienditas para turistas consumistas. En algunos callejones, atisbamos el lago al fondo y nos colamos, para disfrutar de un rincón único e irrepetible… ya que efimero es, jamás volceremos…
Arrozales, albuferas, pueblos con menos miga, pero más magia. Mola. Uno de ellos transcurre a lo largo de un río que desemboca en el lago, y cual columna vertebral, lo conforma, ya que se prolonga junto a él kilómetros, pero no es mas ancho de 20~40 metros… cual machego y cumplido pueblo. Tras las últimas, arrozales.
Damos la vuelta al lago por el norte, hasta estar justo en frente de nuestro hospedaje. Conducir en moto tiene sus aquellos, y en algún momento nos vemos en situaciones delicadas. Partes de la calzada por momentos no tienen asfalto y te avocan a un desnivel, del que luego no es fácil salir lateralmente. En algunos tramos hay pista, llena de baches, rellenos de un fango, bajo el que no se atisba fondo. Pero Sai es una campeona nata, que acaba de aprender, pero por su sangre corren los angeles del infiernos.
Llegamos hasta donde nos hacía ilusión llegar. Está justo en frente de donde nos estamos quedando. Dejamos la moto y kos damos paseito a pie, hasta ver unas pérgolas junto al lago. Wow! Pillamos ceevecita y nos la tomamos ahí como los señores de Erhai.
Esta población no es tan pretenciosa, en su antigüedad, pero al contrario que las otras, no vive de espaldas la lago. Sus calles van paralelas y muchos locales tienen terraza al pago. Tomamos la moto y la recorremos, es larguiiiiiisima. Finalmente termina en una serie de encenadas de casa antigua, que sobre el lago se ven maravillosas. Una paseo rivero, recorre esta última parte, para terminar, en una zona donde tenemos vista a una isla próxima. Ainsss….
Son la 17:00 y aunque hemos estado guiándonos, por el led de la batería de la moto nos da miedo que nos haga la jugarreta. Hemos andado casi unos 50 km, aunque ahora iremos marcha atrás atajando por el interior. El atajo, inicialmente se convierte en un trafic jam, y este en un barrizal inmundo. Oh! Cielos Leoncio!
Sai se resuelve con la moto, pero la tipica moto de marido y mujer, con 3 hijos, seguro que pesa menos que yo y mi tripota, así que cada vez que el camino se pone malo, me bajo de la moto, para que ella pueda equilibrar mejor. Madre de deus! Que barrizal! Acabamos poniendonos y a la moto, hasta el culo de barro. Momentos de enojo, y de risas sin control.
El resto del trayecto perfecto, tras unas gotas a media tarde, el día vuelve a quedarse radiante, y mientras Sai conduce, yo me vuelvo loco a sacar fotos a los arrozales.Nos sentimos felices, convenimos en que hemos tenido un suerte de día.
Ya casi llegando, la moto le habla a Sai, que es políglota, no como yo, y le dice algo tal que: o llegas ya o me paro. Por suerte llegamos. Pocos sitios donde cargar una moto eléctrica hay entre los arrozales…
Después de eso, devolver moto, tomar unas birras en la plaza, cenar rico, y de vuelta al hostal. Queriendo ser amables, con quienes lo son, llevamos unas cervecitas, que tomamos en el patio con nuestra la chica del hostal, antes de tirar a la cama. La conversación fue muy enriquecedora, pero me toca ir a la cama.
Señoras y señores, buenas noches!!!