Viernes 6 de Octubre – 27,7 km
Pulpo!?

Ayer después de cenar me fui a la habitación que el hospitalero me ofreció, ya que nadie más vino. A las 22:30 apagué la luz. A las 8:30 me despertó mi padre, y cual rejuvenecido dios del Olimpo, desperté en el primer día de mi nueva vida.

El hospitalero nos había dicho el día anterior -Mañana se gobiernan solos, por aquí la leche, por allí el café… -. Y así fue, un rollito tipo self-service. Desayuné una suerte de café, que según lo probaras por un lado u otro de la taza, sabía a café o a chocolate. Tostadas lolailo lailo, margarina y mermelada porrom pompero.

El café no es café, pero el dormir lo fue. Me siento cual monstruo devorador de kilómetros. Los demás también durmieron, de modo que es generalizada la felicidad y el estado de bienestar. Comenzamos a andar a las 10:00. Esto empieza re-bien.

Los 6 km y pico hasta el primero repostaje son un suspiro. Ponte Ferreira. Aquarius, cafe (del de verdad) y andiamo. No hablo más ya del verde, el sol, el cielo azul, ni de las charlas con mi padre. Todo es parte de un paisaje que por repetido no deja de ser genial.

Son las 12:00 cuando continuamos, y las 14:30 cuando llegamos al siguiente repostaje. Estamos en As Seixas, 13 km. Cae bocata compartido de chorizo y unas birras. Las tomamos bajo un fuerte sol, que el viento fresco alivia. Tenemos por delante 9 km hasta el siguiente bar y 14,7 km hasta Melide. Vamos a probar lo primero, que ya veremos lo segundo.

El camino es una merd*. Desde Oviedo casi todo va por asfalto, y eso quema. Por suerte ya hemos pasado los altos y solo queda bajar. Yo he dormido, pero mi padre sin siesta, es más homo que sapiens. Después de 7 km, el cuerpo le pide pausa, pero no vemos ningún sitio agradable y ya solo quedan 2, de los 9. Seguimos y llegamos. Bareto con terraza y sobra. Nos hidratamos. Mi padre da una cabezada.

Habíamos hablado de dejarlo allí y si hacia falta coger un taxi a Melide y mañana otro, volver atrás y cumplir con el camino. Pero tal y como me siento, creo que puedo hacer los 27,7 sin problema, y mi padre dice que si yo sigo, el también. No son los kms de la alegría, pero llegamos hasta el albergue a las 18:00, con mucha dignidad.

Cuando llegamos ya estaba Gianni, que había terminado la etapa en taxi. Nos organizamos rápidamente para hacer una lavadora y secadora conjunta. Después de ducharnos ya son las 19:00 y este albergue cierra a las 23:00. Estamos en Melide, uno de los puntos clave del camino para los comedores de pulpo. Así que tenemos que acabar rápido para poder disfrutar de ello sin estrés.

Me quedo a cargo de la lavadora y ellos van a investigar una opción al clásico Ezequiel. Termina la lavadora y paso las cosas a la secadora. Mientras, espero en el patio trasero del albergue, lugar delicioso, con césped y arboles, sentado en una mesa, tomando una caña y empezando esta entrada del blog.

Casi a la par que termina la secadora, me llega el mensaje de mi padre, con la ubicación del restaurante. Dejo la ropa en la habitación y salgo por patas. Se me está hace tarde. Sigo el pincho de Google Maps sin más, hasta que veo que voy saliendo del pueblo a oscuras, pues ya ha anochecido.

Paso por la iglesia y el cementerio, y la calle da lugar a una senda… Pero donde c**o se han ido estos a comer? Vuelvo a mirar… están a casi un kilometro? Me paro. No puede ser. Llamo a mi padre y me confirma que no, que están en medio del pueblo. Pero a donde me han mandado?!!! Doy la vuelta y tirando del nombre doy con el restaurante tras un inoportuno paseito.

Cuando llego ya han tomado caldo gallego y han pedido una de pulpo para los tres. Para los tres? Llego medio mosqueado, pero no quiero estarlo. Espero a que se me pase, y se pasa. La cena no está a la altura de mis expectativas, pero lo cierto es que acabamos de cachondeo y me lo paso bien.

Al terminar volamos al albergue, que están a punto de ser las 23:00. En la habitación están ya a oscuras. Gianni y yo, nos repartimos calzoncillos y calcetines a la luz de la escalera. Me falta uno-. Dice. Me parto. Yo bajo al patio a ver si puedo escribir algo.

En el patio, medio en sombras hay otros dos peregrinos de charleta. Me pongo a escribir. Al rato uno se va a la cama y el otro poco tarda en convidarme a sentarme con el. Me invita a una cerveza que guarda en la nevera. Tras los típicos prolegómenos, empiezo a descubrir a un personaje. Lo describo poniendo orden donde no hubo.

Quique tiene unos 55, es de Valencia. Viene haciendo El Camino Primitivo, y a Oviedo llegaron desde León por El Camino de San Salvador. Es verdad, pienso, hemos coincidido con ellos en algunas etapas. Pero estos vienen como motos, han hecho ambos caminos encadenados, en 2 semanas!!! Quique ha hecho 11 caminos, algunos con su mujer, otros con su hijo, otros con amigos. Le interrogo y anoto mentalmente la información sobre otros caminos menos transitados.

Quique fue parte de uno de esos cuerpos de seguridad del estado. De padre republicano y corazón rojo. Es de los que fuma porros y vivió intensamente los años del bacalao. Elemento díscolo en tan venerable orden, terminó consiguiendo la jubilación, porque se plantó en el medico y le dijo que cualquier día cogía su pistola y … vaya usted a saber. Desde entonces encadena un camino con otro, de verano a invierno. Me parto. Que personaje. Nos damos un abrazo y buenos deseos.

Me quedo un rato comenzando este relato, que no puedo subir por inconcluso y debe esperar hasta la noche del día siguiente (hoy) para ser acabado. Y por ello aquí lo dejo, que no he empezado aun el de hoy y son las 21:45.

Dulces sueños ; )

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