Viernes 25 de Julio de 2025

Explorando la isla II

Sai se levanta antes de las 8, pero al rato se vuelve a meter en la cama y dormimos hasta las 9 y algo. Vestirnos y subir a desayunar. Justo cuando estamos saliendo por la puerta, algo me llama desde lo más profundo de la selva. Le digo a Sai que suba ella, y que vaya pidiendo, que yo voy ahora.

Cuando Sai se levantó se comió 2 plátanos y dejó las pieles en el lavabo, ya que no hay ni mesas ni papeleras. Al levantarnos tan solo una hora después, el lavabo está lleno de hormigas. Aquí no hay tregua en ningún momento. Cuando subo a desayunar llevo conmigo dos plátanos. No pienso volver a comerme ese nasi putih sin una pizca de sal ni na’ de naaahhh… Majamos nuestros plátanos en el plato, tal y como hacía de niño con el arroz a la cubana… un poco de kecup (soja dulce) y todo arreglado.

No son las 11 cuando ya cabalgamos nuestro brioso corcel… Nuestra idea principal es recorrer el resto de la isla de manera que dejemos vista toda la costa hoy. Empezamos recorriendo nuestro lado de la isla hasta la zona central, donde compramos la piña el otro día… ooooh… hoy no tienen. Justo allí cogemos el desvío para cruzar la isla a la costa oeste, lado batiente.

Hace dos días recorrimos la mitad de la isla y justamente volvimos por aquí, ahora nos toca hacer la otra mitad. Así que vamos por donde volvimos, y retomamos ese lado de la isla hasta llegar a “la capital”, Sabang. Esta costa es la cara vista cuando vienes en el ferry. Ya habíamos visto que está bastante virgen y sin apenas accesos/playas.

Hacemos alguna paradita durante el camino, cuando se abre algún acceso al mar o alguna vista. Casi sin darnos cuenta llegamos al puerto en el que desembarcamos, casi al mismo tiempo que la tormenta que lleva un rato siguiéndonos. Ya han empezado a caer algunas gotas y buscamos por la calle del embarcadero algún toko/warung (tiendita/restaurante local) en el que recalar para guarecernos hasta que escampe.

Son dos tokos, uno junto a otro, con techos y sillitas suficientes para refugiarnos un rato. Dudamos en cuál, son tan básicas que lo mismo da. Unos refrescos de limón, unas “cortezas” (lo parecen, saben parecido, pero esto es mundo islam, así que no son), un café, unas chocolatinas y alguna tontuna más.

Los chicos que están por allí se revolucionan un poco como de costumbre… halo sir… hello… where are you from… yo siempre contesto en indonesio, se desubican un poco y se cortan. Me gusta intentar hablar en indonesio todo lo que puedo porque la gente lo aprecia, incluso me dan las gracias… pero al comprar/pagar, hablar algo marca la diferencia. Les hace dudar… ufff… este es bule, pero si habla lo mismo vive aquí, este pilota, no me puedo columpiar…

La lluvia no llega a ser demasiado intensa y tampoco dura mucho, cosas de estas latitudes. Aun esperamos unos minutos… tan solo unos minutos y… ¡epale! Ya está hasta seca la carretera… y manta.

Al salir del puerto nos equivocamos… nos vemos metidos en una suerte de autopista, pero la coña es que es como la carretera, sigue el terreno sin más, sin taludes ni cortes del terreno… Sospecho que nos hemos equivocado. Media vuelta y volvemos a la carretera de la costa. Esa debe ser la “highway” que une “el puerto” con “la capital”.

Volvemos a estar alejados de todo y todos. La carretera a veces es una senda de la cantidad de vegetación y hojas que la invaden. Durante un tramo no vemos costa, y cuando la vemos no es gran cosa. Todo cambia cuando nos acercamos a Sabang. Entiendo que estamos en la parte más azocada de la isla… hay una playa de arena bastante larga y el mar está muy sereno.

Hemos parado en un café, pedimos unos tés helados con limón y pillamos unos snacks de batata, plátano y yuca. Se me cae el cielo arriba, a ver, que la magia del té con limón son también polvos azucarados a los que echan agua caliente, resuelven y luego le echan el hielo que sacan de bolsitas de la nevera y pican a machete antes de echar.

Estamos en alto, la playa abajo, apetece bajar, pero la vuelta que estamos haciendo es larga y seguramente lleguemos terminando el día. Seguimos por la costa. Ya estamos en Sabang. No es la ciudad gris que podíamos esperar, después de ver Medan, sigue el estándar de limpieza y orden imperante… todo muy coqueto y acogedor. Tal vez no sea la mejor zona si vienes directamente a hacer buceo o snorkel, pero invita a pasear tranquilamente. Varias paraditas, muchas fotos…

Uno de los objetivos de hoy era recargar nuestros datos móviles… ayer descubrimos que por casualidad nuestros 50GB para un mes habían muerto a la vez… ¡qué raro, no? Hay puestitos a pie de carretera que igual te venden una brocheta de saté que te recargan el móvil. Pero ya que llegamos hasta la capital queremos intentar dar con una tienda de móviles… y con ella damos. Es Hari Jumat (viernes) y al ser el día de descanso musulmán no las teníamos todas con nosotros, pero nos habían dicho que a partir de las 17:00 se reactivaba la actividad comercial, de hecho ha sido un rato antes. Un chico muy amable nos ha ayudado y en nada salimos de allí nuevamente conectados al mundo.

Paramos en un mercadillo y compramos 2 piñas y varios rambutanes, y vuelta al hogar… hasta que montado en la moto me siento muy cómodo. ¿Why? ¡La hostia! ¡La mochililla! Pienso en lo que va dentro y me relajo… nada de valor primordial… revisamos mentalmente, dónde, dónde, dónde me quité la mochila, revisando algunas fotos, descartamos los más alejados… bfff… en la tienda de las tarjetas de móvil!!! Por suerte no son ni 5 minutos… al llegar está tirada la valla y pone tutup (cerrado)… no puede ser… meneo la valla y veo que no está trancada, la deslizo y voy a por mi mochililla que ya veo junto al banco donde la dejé mientras nos ayudaba el chico. Según voy saliendo el chico sale de dentro y nos saluda, le explico la situación, nos despide amabilísimamente… ¡qué gente! Son un amor… ya quisieran los españoles, tan creídos de lo suyo, ser la mitad de acogedores… y respecto a la seguridad… aquí en las motos ves no solo los cascos, las bolsas y de todo… nadie esperaría nada diferente… occidente es una lacra, donde piensan que todos son ladrones y los únicos que han robado a manos llenas hemos sido nosotros… en finsss…

Nos pilla la hora de oro haciendo la vuelta. El día, pese al rato en que llovió, ha sido muy soleado y de un cielo azul brillante. Ahora que la luz de matahari entra rasa sobre las copas de árboles y palmeras, todo es una explosión de belleza!!! Por este lado de la isla, el cóncavo, el trayecto es bastante más corto. Antes de llegar nos paramos y nos echamos, en un puestito a pie de carretera, unas brochetas de tofu, tempé, salchicha y carne. Llevamos unos días pasando por aquí, con sus olores y la gente haciendo cola. Hoy nos toca… las carnes y el tempe… psss, correctos, si vuelvo a pedir pido tofu.

Son las 18:00 cuando llegamos a nuestro alojamiento. Me quedo arriba tomando unas cervezas en lo que empiezo el relato. Sai baja a darse una ducha y a darle un rato a las pulseras. La tarde me cae mirando al mar y escribiendo.

Sobre las 19:30 sube Sai. La idea es movernos hasta Pasir Gapang, la playa que vimos ayer y en la que vimos que hoy había música en directo. En cualquier otro lado del mundo eso sería irrelevante, pero esto es tan tranquilo que nos apetece acercarnos. Antes de las 20:00 y con las últimas luces del día llegamos allí.

Nos acoplamos. Hay un micro, guitarra y algún elemento técnico más, que nos hace creer que pese a lo tranquilo que está aquello, la música sonará. Pedimos unas cervezas, allí cuestan a 3 euros, pero es el único sitio que hemos visto que la sirvan de forma natural… Me centro en el relato y poco después un hombre coge la guitarra y empieza a tocar. El pie de micro es una rama con un soporte de micro al final. No es cutre, es rústico. Según empieza a tocar me gusta, no son los acordes abiertos y simples de un aprendiz espabilado, sonoridades de acordes de jazz y bossa… estaremos en el culo del mundo, pero este tipo es un músico como cualquier otro.

Me dejo arrullar por la música mientras escribo. Algunas canciones son versiones de clásicos pero en tonalidades muy sugerentes, casi cuesta reconocerlas… agradezco internamente la calidad musical… ya lo decía ayer, no puedo con la pobreza y mediocridad de la música que le gusta a todo el mundo. A este músico le sigue un chavalito que a priori lo percibo como el telonero, un par de standards sin virtud, pero luego se va soltando. Vuelve el otro y de nuevo el telonero, pero ahora coge una mesa y empieza a grabarse pistas, sobre pista y se monta un chillout de lo más interesante… ¡Qué bueno! Está claro que la buena música y sus músicos siguen existiendo… solo hay que apagar la tv y la radio e ir a por ella.

Sobre las 22:30 nos volvemos al hogar. Los dejamos tocando, pero no queremos entretenernos más. El trayecto es corto y la carretera fantástica, pero vamos en moto de noche, cuesta arriba y abajo, y no queremos arriesgar demasiado, aunque hay que decir que para no tener carnet de moto, Sai es una auténtica conductora.

Al llegar remato el relato. Ahora mismo es pasada la medianoche, toca subirlo y meterse en la cama.

Malam ini bulan dan bintang indah!!!! Selamat malam!!!

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