Domingo 24 de Septiembre – 17,8 km
Al buen tiempo…
El Leviatán de El Camino parece no haber hecho acto de presencia durante la pasada noche. ¿Acaso reserva su triunfal puesta en escena para ulteriores actos? Caso contrario, han de ser los primitivos peregrinos mas tolerantes a sus bramidos, que el peregrino francés… todo se andará ; )
El albergue amanece sin premuras. Apenas hay ruidos antes del alba. Los primeros despertadores y sigilosos movimientos, comienzan sobre las 7:00~7:30.
A las 8 menos cuarto alguien enciende la luz. Aún despierto, me regocijo un rato en la cama. Disfruto del momento, a la par que dejo pasar el pico de actividad. Una vez han salido casi todos, es más cómodo moverse.
Es mi primera noche en albergue, pero recuerdo mis dinámicas, así que tardo poco en asearme y preparar la mochila para partir. Gianni y mi padre están listos casi a la par.
Tino el de las mochilas, nos ha dicho que las dejemos en el albergue, que él pasa a recogerlas y llevarlas al de final de etapa. A Gianni y a mi padre no les hace mucha gracia la fórmula. Tino ha insistido en que no hay problema, y seguramente no lo haya, pero el riesgo es patente, tanto como la resignación…
Poco antes de las 8:30 echamos a andar. El día nos recibe con tupida niebla, de esas que hacen que la mañana no sea fría, pero moje.
El arranque del camino es cuesta abajo, pero en apenas una hora, empezamos a llanear y se torna muy cómodo. Según avanza la mañana, las brumas se abren y van dando paso a un día que apunta maneras.
Hemos salido sin desayunar, ya que al ser domingo, el único bar de la zona no abría hasta las 10:30. Tenemos que andar 5.4 km hasta Valduno, donde nos espera el desayuno en Casa Dylsia, cafetería-bar-tienda.
De sus paredes cuelgan los premios culinarios que nosotros catamos en forma de bocata de beicon y huevo.
Al llegar nos encontramos con unos cuantos peregrinos. Algunos nos suenan del albergue de anoche, otros no, y otros vienen y siguen al rato, en lo que vamos dando cuenta de nuestro doble desayuno.
Desde allí hasta a Grado, el camino llanea por la cuenca del Nalón (principal río asturiano), y luego por el valle donde se encuentra Grado.
El paseo es maravilloso. Prácticamente todo el camino transcurre sumergido en una exuberante vegetación. Algunos tramos discurren bajo un espeso bosque de árboles cubiertos de liquen. Otros tramos se abren a verdes prados o extensiones plantadas de millo (maíz), al que poco debe de quedarle para ser recogido.
Pasamos por caseríos de hermosos hórreos. En algunos sitios, en lugar de tenerlos situados junto a las casas, los tienen dispuestos sobre ellas, formando un conjunto de singular belleza. Imposible pasar sin fotografiar.
La llegada a Grado se hace evidente a distancia. El núcleo urbano contrasta con los lugares que hemos ido pasando. Desde la distancia ya se aprecian bloques de edificios, naves industriales, etc.
Al llegar a Grado, nos damos cuenta de que es el último sitio donde comer, ya que a donde vamos a dormir solo hay albergue. Aunque nuestra idea inicial, era simplemente descansar un rato, decidimos parar a almorzar tranquilamente, para no tener que estar comprando y llevando mucha comida hasta el albergue.
Según llegamos, nos sentamos en una terraza y nos hidratamos. Son casi las dos de la tarde. Mientras Gianni y mi padre compran algo para comer esta noche, yo me quedo en la terraza, arrancando este relato, con la esperanza de acabarlo lo antes posible.
Alrato me mandan un mensaje, han encontrado donde comer y me acerco allí. Como con ellos, pero ellos parten sobre la marcha y yo decido quedarme en la terraza hasta acabar terminar el relato.
Son las 17:30 pasadas, acabo de hablar con mi padre que ya ha llegado al albergue. Pertrechado con el bocata para la cena me dispongo a acometer la horita de camino que me resta hasta el albergue. Luego sigo.
La subida hasta el albergue, son 4 km y pico, pero la salida de Grado es de aupa. Voy rapidito, así que llego empapado en sudor.
Domingo el hospitalero, es un señor de carácter, pero este es su barco, conoce sus mares y parece ser buen capitán. Me lleva hasta la cama, me manda a duchar y que le deje en um balde la ropa sucia, que va a poner la lavadora.
Al terminar retomo esto, pero la aplicación de WordPress es una kk y se me cuelga y me hace perder tiempo, a lo que.se añade la lentitud con que suben las fotos. En fins… culpa mía… ; )
Bueno señor@s son las 21:20, buena hora para dar esto por terminado hoy. Mañana más.
Buenas noches!!!