Domingo 18 de Diciembre de 2016

Mr. Bulé

Me levanté más tarde de lo normal, a las 8:15. Desayuno y bañito. Al poco arreglamos las cuentas con Blasius… realmente, con su mujer. Nosotros habíamos hecho las cuentas mentalmente y nos parecía que debía andar en torno al millón y medio. Al rato apareció con toda la cuenta pormenorizada en indonesio.

Más o menos nos apañamos ya con los nombres y el resto lo preguntamos. La cuenta es prácticamente lo que habíamos calculado, apenas unos céntimos menos. Pagamos encantados, al ver que habían sido tan legales como parecían. Nos han salido unos 18€/persona/día, todo tabaco y bebida incluidos… ; )))

Antes de irnos nos agasajaron invitandonos a calamares, plátano frito, cafés, botellas de agua… bueno… sin palabras..  Nos sacamos unas fotos con toda la familia y algunas con Blasius. Son las 12:00 hora de partir. Blasius nos ha dicho que nos suben hasta la carretera, llama a otro tipo, que me sube a mi, y él sube a Jose. Por el camino nos vemos al italiano y las dos chicas. Sin pararnos nos saludamos y deseamos buen viaje!!!. Al llegar arriba, tal y como le había comentado antes, le pido que me acerque al cajero a por pasta. Me subo a su moto, y disfruto como un enano, después de unos días tan pasivos, al sentir el viento en la cara y recorrer la zona a toda velocidad (40km/h ; ))

El paseo es más largo de lo que pensaba. Blasius me acompaña hasta dentro del cajero. Se que lo hace de buena fe y no le digo nada, pero me da remordimiento que me vea sacar 2 millones y pico, y no darle nada por el favor de traerme hasta el cajero. Le pregunto si quiere que le de algo, me dice: Up to you. Le doy 50.000 que es más de lo que vale, pero ahora soy yo el que no quiere ser mezquino. A la vuelta, nos tomamos un café en bar donde me esperaba Jose. Blasius lo paga ; )))

Momento de despedidas y de ponernos en la carretera a esperar el bus a Moni. Es mediodía solar y yo, que creo que me dejé la gorra en el avión a Flores, me da pánico ponerme al sol. Al final vamos un poco más allá y esperamos junto a la carretera pero debajo de la deliciosa sombra de un arbolito. Tal y como nos había dicho el italiano, o alguna de las chicas, los domingos hay mucho menos movimiento de transporte, así que cuando ya llevamos media hora decidimos parar al primer transporte que pase, ya sea bus, bemo, furgoneta o camión de gorrinos. Una coche! Alto en nombre de la autoridad!!! Se paran. En el coche van delante 2 hombres jovenes, detrás una mujer con una niña de meses. Les decimos si nos llevan hasta Moni y nos dicen que sí, que van hasta Ende. Antes de subir las cosas Jose les pregunta si “is for free or we must pay something”. La respuesta es “yes”. Jose vuelve a preguntar si es gratis, y el otro a responder que sí. Subimos.

La carretera es un curverío tal, que en lo que estuvimos mirando, nunca superó los 56km/h y yo diría que la media debió de ser de unos 30 y pocos. Avanzar por aquí en carretera es muuuuuuy lento y eso que la carretera esta en buen estado. Todas estas islas, al estar situadas sobre el borde de una placa, forman un arco que empieza en Sumatra y termina en Timor, pero todas son alargadas, de manera que la carretera principal las recorre a lo largo, la columna vertebral de las comunicaciones. Moverse a través de ella puede parecer lento, salir de ella, una odisea.

El coche acusa la carga de sus nuevos ocupantes y mochilas. A ratos le cuesta subir y de pronto… zaz!!! Se para el coche, nos bajamos. Uno de ellos se pira y al rato vuelve en moto con otro y con 4 botellas de agua llenas de gasolina. Ah! Se había quedado sin gasofa. Se la echan y aquello camina pero no del todo. Al poco se vuelve a parar, le echan otro par de litros. Entre tanto una muchedumbre de niños de entre 3 y 6 años nos rodea y acosa con sus “Aló, aló misteeeeeer”. Cuando subimos al coche, Jose se parte de risa y me cuenta que uno de los niños, mientras nos señalaba, le decía a otro: él es Mr. Bule!!!! La coña está en que aquí nos dicen “bulé”, al igual que en España a los de fuera le decimos guiris. En cierta forma creen que es una palabra que no conoces y la usan delante tuyo. El resto es cosecha infantil. Se lo contamos a los que nos llevan y se desternillan de la risa.

El paisaje es una pasada. En cierta forma la orografía se parece mucho a la de las islas occidentales de Canarias, pero quita el verde con Photoshop y pon una jungla… una jungla infinitamente densa, infinitamente extensa… Ya cerca de Moni flipamos con una garganta inmensa y una cascada de cientos de metros.

Nos dejan casi pasado el pueblo, junto a un bareto junto a unas vistas del cauce, en el que no podemos más que pararnos y tomar unas birras…. mola!!!

Empezamos a bajar el pueblo y nos sorprenden los precios. De baratos nada y más para ser temporada baja. Llegamos hasta uno que nos había recomendado Blasius. Tratamos de conseguir nuestro cuarto con dos camas por 150.000 INR (poco más de un euro), pero no hay manera. Le decimos que vamos a dar una vuelta y nos espeta: Pues aquí no vuelvan que no me gustan!!!. ???? Flipamos en colores, este tipo de cosas no es nada normal. Medio mosqueados seguimos y de entre dos alojamientos terminamos eligiendo uno en base a mi criterio, pero maldita la hora, porque el tipo nos trata como agua sucia???!!!.

Dejamos las cosas y nos vamos a dar una vuelta por el pueblo. Aquí las ciudades son pueblos, y los pueblos no llegan a nuestra categoría de caserío. En general se disponen a lo largo de la carretera principal, así que a veces son muy largos pero no son más que una hilera junto a la carretera. Pero no es siquiera el caso de Moni. El centro no llega ni a 500m. Compramos tabaco y damos la vuelta al darnos cuenta que hemos topado con el final.

Según desandamos el camino, nos tropezamos con el dueño del otro alojamientos (ya no se si llamarlos hoteles, guesthouse, hostales o que, pal caso son todos cutres), y nos dice que para mañana hay una pareja que sube al volcán, junto con ellos nos saldría a 50.000. Hay poco que pensar, en moto nos saldría por 100 y pico. Le decimos que sí. A las 4:00 de la matina tenemos que estar allí para subir a ver el amanecer. Parece un madrugón, pero no es para tanto, amanece a las 5 y pico, y muchos días nos ponemos en pie a las 6 y poco, así que es levantarse tan solo un poco más temprano.

Volvemos a nuestro hogar, pero por el camino comemos en un modesto, pero correcto, puesto local. Una ducha y volvemos a salir. Nos tomamos unas birras en un baretillo pa guiris. Entre otros, en el bar hay una pareja curiosa. Ella parece la Kalessi, sus rasgos son asiáticos, pero tiene el pelo teñido de blanco. El es alto, moreno, caucásico… diríamos que latino? En algún momento me parece que están atentos a nuestra conversación. Nos vamos.

Al llegar al hogar, flipamos. Las mismas palometas (por llamar de alguna forma a un insecto de unos 5cm tipo libélula) que teníamos en Koka Beach, revolotean en torno a la luz exterior. Son muuuuchas!!! Al entrar al cuarto, vemos que se cuelan por debajo de la puerta, cual zombies hambrientos!!! La alegría nos la da un pequeño gato, que parece aún más efectivo que el geko de Koka Beach, se los zampa todos!!!

Estamos reventados, no damos pa’ más. Caigo frito ipso facto.

Good nights, Mr. Bulé!!!

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