Sábado 10 de Diciembre de 2016

De ruta por la isla

Wow! Que manera de dormir!!! Absolutamente descansado me he despertado a las 8 menos algo. Jose ya está en planta y desayunado. Me doy una ducha y bajo a por mi desayuno, me pido lo mismo que ayer. Pregunto en recepción por Karltoffeln y me confirman que llegó anoche. Le mando un mensajito y al poco aparece.

En lo que desayuna, debatimos que hacer hoy. Alquilar unas motos puede ser una buena opción para movernos por la isla (50.000/día), pero ni Simón ni yo queremos conducir, así que descartado. Jose duda si pillar él una moto y acercarse a Amed donde un colega que conoció en otro viaje, gallego e instructor de buceo, está viviendo.

Finalmente nos decidimos a contratar un coche/van para dar una vuelta por la isla y Jose se apunta con nosotros. Después de preguntar en recepción, regateamos con un chófer con el que acordamos una ruta de día completo por 500.000 IDR (35€). No es un gran precio, pero tampoco un timo. Como no tenemos muy claro lo que hacer, quedamos en ir a ver uno de los volcanes y templos principales, pero con la idea de ir improvisando un poco según vayamos viendo: Error. Con esta gente es mejor pactar una ruta clara, ya que te arriesgas a que traten de liquidar el paseo de la manera más simple y rápido posible.

Salir de Ubud es un rollo por el tráfico, y hasta que no pasan unos veinte minutos, ambos lados de la carretera están llenos de una sucesión de talleres y tiendas que nos impiden ver nada más alla de la carretera. Al poco llegamos a una zona con terrazas de arrozales. El taxista se para a un lado para darle dinero a unos hombres, por lo que Karl le pregunta el motivo. Es para el parking del coche. Las terrazas se ven bonitas, pero tampoco son muy extensas. Jose comenta que el recuerda un valle mucho más grande de terrazas y que no hubiera que pagar nada. Ante la sospecha de que nos esté llevando por la ruta pa’ guiris le decimos que no se pare. Al taxista no parece hacerle mucha gracia. Seguimos.

La carretera por la que vamos es secundaria y estrecha, pero con muchísimo menos tráfico y sin apenas tiendas. Disfrutamos del paisaje. Al rato le pedimos que se pare para tomarnos un cafecito en un warung, que es como se llaman los sitios locales. El café local (kopi) puede llegar a ser bastante bueno (salvo el de nuestro hotel) y se sirve al estilo turco, con pozos terrosos que hay que evitar.

Por el camino paramos en dos templos. El primero nos encanta, es pequeño pero tiene unos estanques llenos de peces que hacen que del conjunto un lugar muy bello. También hay unas pozas en las que por unos conductos cae agua. En unas de ellas vemos a los locales lavar la ropa, mientras que en otras de mayor tamaño, la gente se baña en espacios separados para hombres y mujeres.

El segundo se encuentra situado junto al cauce de un río, al que hay que bajar por un sin fin de escaleras. El templo no es gran cosa en sí, se encuentra todo escabado en las rocas de la ladera, pero nos flipa el entorno. Tuvimos que salir ligeritos porque amenazaba aguacero y nos tomamos otros cafecito en una de las tiendas de la entrada esperando que descampara.

Por el camino nos lleva a un restaurante para turistas, con sus autobuses de turistas incluidos. Le decimos que nones, que nos lleve a un sitio mas auténtico, de comida local. Parece no hacerle mucha gracia y a nosotros tampoco, ya que parece el típico taxista…

Otra media hora de carretera nos va llevando al interior, a mayor altitud, rozando las nubes, que pegadas en lo alto a las laderas de los volcanes, apenas nos permiten apreciar los paisajes. Así llegamos al Gunung Batur. Este volcán de 1700m se alza en medio de lo que parece un enorme crater, cuya mitad inferior se encuentra cubierta por un gran lago, el Danau Batur, que hace que el conjunto se vea tan lindo. Las nubes tratan de entrar al crater por su cara este, pero por suerte pillamos casi todo la zona despejada.

La carretera baja al interior del crater, donde al parecer hay unas aguas termales, pero queremos comer y le pedimos que nos lleve a algún lugar. En una reacción tipo: queréis comidad local, pues toma!… nos deja en un local lleno de moscas… será cabrón, pensamos… Por allí hay alguno más y nos movemos a pata hasta dar con uno decente y con bellas vistas sobre el lago. Entre el lago y nosotros, una plantación con mas chilis de los que podríamos comer a lo largo de toda una vida. Comida simple, como todas hasta la fecha y seguimos.

Las aguas termales resultan ser un complejo de piscinas, mas parecido a un resort que a algo natural… le pedimos que nos saque de allí. No hay filling ninguno con este tío y por momentos nos mosqueamos bastante. Rumbo a otro templo.

Al llegar al templo, toda la zona estaba cubierta por la niebla. Nos dijeron que teníamos que entrar por otro lado y al final entramos por un lateral, aunque nos extrañó, porque era una puerta pequeña, nadie nos cobró ni nos pidió que nos pusieramos los sarong (pañuelos grandes que te obligan a llevar atados a la cintura).  Así que entramos con la extraña sensación de estar violando alguna regla, a lo cual se sumaba que prácticamente no había nadie y la extraña atmósfera producida por la niebla. Además, todo parecía indicar que allí había ocurrido una gran celebración, ofrendas, pañuelos, banderolas y todo un poco desordenado y sucio… que cosa más extraña… Recorrimos todo, sacando fotos a los templetes y torreones, y terminamos saliendo sin que nadie nos dijese nada.

Estabamos a unos 1500m, así que sorprendentemente hacía bastante fresquito, nada que ver con el bochorno y la humedad imperante en la parte baja de la isla.

Habíamos acordado que nos llevara a una población cercana a Ubud, donde al parecer había un mercado nocturno, donde esperábamos poder cenar un rico surtido de comida local. Por el camino nos acercó hasta una tienda para comprar arrak, una bebida local que se obtiene por destilación del vino de palma, y que debe tener unos 16-18°. El sabor es peculiar, pero no es demasiado fuerte y no nos desagrada.

Seguimos de camino y derrepente Karltoffeln, de un grito mandó al taxista a parar. Pelea de gallos!!! Nos bajamos y nos acercamos a un terrero de lucha, rodeado por una multitud de paisanos jaleando vaya usted a saber qué. Los dueños llevan sus gallos en el brazo mientras los acarician. Los gallos tienen una hermosa cuchilla de unos 5cm atada a una de sus patas. Los que parecen llevar el cotarro, desde el centro van dando vueltas mirando a la gente y mostrando números con sus dedos. Suponemos que diran algo tipo: Quien apuesta 4 a 1. A lo cual el publico ruje en respuesta. Los propietarios enfrentan los gallos, sosteniéndolos aun, los irritan y los acercan uno al otro para que se vayan cabreando. Los sueltan y todo se vuelve bullicio. Apenas vemos entre la gente que se aglomera al rededor y que a veces se separa de golpe, ya que nadie quiere llevarse una cuchillada. Flipamos.

Al llegar al mercado son casi las 18:00, quedamos con el taxista para que nos recoja a las 20:00 para volver a Ubud. Recorremos todos los puestos y pillamos un poco de todo, en el fondo tampoco es que haya una gran variedad, a la par que nos vamos bebiendo el arrak. Nos lo pasamos francamente bien. Sobre las 20:00, tal y como habíamos acordado, nos recoge el taxista y nos lleva a Ubud.

Pese a estar cerca tardamos casi media hora. Al llegar le pagamos y… tachaaaan!!! Basil!!!, el australiano con el que estuvimos en El Nido!!! Hacía unas semanas que le había escrito por FB ya que me dió la impresión de que estaba viajando por Indonesia, y al cruzar nuestras fechas vimos que era posible volver a vernos en Bali. Él había estado por un archipiélago muy pequeño, un paraiso al parecer, por debajo de Molucas. Aunque sólo un día, Jose también había coincido con él, de hecho el día que salimos Basil-Jose, Isidro-Gemma y Pierre-Yo de piraguas por El Nido, iban en pareja. Grandes caras de alegría y abrazos.

Nos fuimos a tomar algo al mismo que habíamos ido Jose y yo la noche anterior. Basil, Jose y Karltoffeln no pararon de contar batallitas de sus viajes, anécdotas desternillantes, lo pasamos genial. Entre los 3 es posible que hayan visto todo el mundo. Cambiamos de sitio y Karl se pide una hamburguesa. Dejar de fumar aun le provoca esa insatisfacción que muchas veces lleva a comer algo mas. Nos tomamos unos mojitos pa rematar una jornada bastante completa.

Un sueño indómito que me aborda, se me empiezan a cerrar los ojos. Nos volvemos al hotel y caigo frito de ipso facto. Mañana más…

Buenas noches terricolas ; )))

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