Domingo 27 de Julio de 2025
Snorkeling II
Hemos quedado a las 9 con David y Ana para salir a hacer un tour de snorkel juntos. Se paga por bote, así que, al ser más, nos sale algo mejor. Me parece aun así una pasta, y más teniendo la sensación de que no va a ser nada del otro mundo. Desayunamos, pasamos por la habitación a recoger las cosas y, sobre las 9:15, ya estamos en la moto.




























Llegamos al puerto de Iboih, aparcamos motos y nos acercamos a la oficina donde gestionan todos los tours. Tienen un tablón con los tours y precios. Son solo 4 spots, uno ya lo vimos Sai y yo y otro está cerca de nuestro alojamiento. Nos hace dudar, pero tampoco nos vamos a ir sin darle una oportunidad… Me hago a la idea de que no nos vamos solo de snorkel, sino que estamos alquilando un bote para pasar el día en el mar, dándonos chapuzones.
Pillamos algo de picotear para aguantar el día y ellos alquilan gafas y aletas. Vamos al pantalán y al poco llega nuestro bote… No es lo que esperábamos… Es una especie de catamarán cubierto donde pueden ir hasta 10, desde luego cómodos vamos a ir…
El barco va al tran tran hasta la isla de enfrente y la rodea. Para justo en la zona en la que estuvimos Sai y yo, aunque, siendo justos, algo más afuera, donde el otro día nos pedían que volviéramos a la playa. La experiencia es similar, un poco mejor tal vez, pero no es gran cosa. La corriente tira con cierta fuerza, lo cual nos obliga a estar nadando todo el rato. Después de algo menos de una hora embarcamos y tiramos al siguiente spot.
Para llegar a él, damos la vuelta completa a la isla y vamos hacia unas calas con arena donde se ve un resort con su pantalán que tiene muy buena pinta. Al entrar al agua nos parece pésimo, pero vamos alejándonos y encontramos algunas zonas interesantes… en una algo de coral azul, en otra algo más de peces… bien, pero no…
El tercer spot es un recodo con el mar batiendo contra las rocas, no llega a ser peligroso, simplemente mantenemos la distancia. No esperaba gran cosa, pero las rocas dan mucho juego al coral y los peces. Al estar algo revuelto no hay gran visibilidad, pero nos gusta más. Sai incluso llega a ver una tortuga, aunque desaparece al momento a toda velocidad.
El cuarto spot es el que más nos gusta. Hay una parte con un coral precioso, intrincado en formas, pero es coral antiguo y, de hecho, hay bastantes partes muy rotas… son huellas aún del tsunami… Pese a su estado, sigue ofreciendo un perfecto refugio para miles de pececillos pequeños, aunque también los hay de mayor tamaño. Volvemos a encontrarnos con mi amigo el pez ballesta y lo flipamos… lo pillamos en pleno proceso de construcción del nido. Lo vemos dar dentelladas al coral, luego coge con sus dientes trozos muy grandes y los echa fuera de lo que empieza a tomar la forma cóncava de un nido. Pasamos un rato viéndole hacer.
Nuestro barquero nos vuelve a insistir en que si queremos ir ya a Pulau Rubiah a comer o a tomar un café. Le hemos dicho varias veces que no nos interesa, que preferimos estar allí. Hemos contratado por un día, 8 horas nos dijeron, así que aunque el número de spots no podamos cambiarlo, al menos déjanos estar más rato donde queramos. Finalmente entendemos que él quiere comer. Nos dice de ir hasta allí, que luego nos trae de nuevo. Vale, ok, le decimos. No habla nada de inglés. Yo he tratado de comunicarme con él, pero me deben de faltar esas lecciones de Duolingo, porque la mayor parte de las veces no llego a entenderle.
Nos bajamos en el puerto de Rubiah. Supuestamente este es otro spot, pero nos negamos a hacerlo, esto es casi una piscina donde chapotean los turistas locales. Nos sentamos en un warung a tomar tés/cafés, en lo que el chico come. Luego nos pide 15 minutos para volver al pueblo a por gasolina, le decimos que ok.
Después de charlar un rato, regresa, volvemos a montar y regresamos al spot 4. El día se ha abierto, hay más luz, el mar está más tranquilo y ha bajado la marea, por todo ello, la visibilidad ha mejorado mucho y los peces están mucho más “juntitos”… yo me echo una siestita mientras ellos bucean, luego pasamos nosotros un buen rato nadando… Al subir, dudamos qué hacer. Son las 16:45… llevamos desde las 10:00… nos parece más que suficiente… Kucup! Kami bisa kembali, le digo (suficiente, podemos volver)… él sonríe contento de acabar con su jornada.
En nada hemos desembarcado en el pantalán de Iboih. ¿Qué hacemos? Pensamos que podría ser buen momento para cenar, son las 17:00 y aún queda una hora y media de luz. No hay mucha hambre tampoco, pero un pescadito a la brasa y unos calamares fritos no ocupan espacio… David y Ana tienen otros planes. Su noche anterior no es que fuera buena. Los monos se ponen a tirar cosas sobre el techo de su cabaña, lo cual puede llegar a ser molesto. El colchón está tan hundido que parece una hamaca y, además, tuvieron la inquietante impresión de que dentro del colchón habita alguna forma de vida… un gecko, se decían, por no rayarse mucho la cabeza. Como consecuencia, han decidido irse ya a Sabang. Iban a pasar una sola noche, pero en vez de quedarse otra aquí, se van ya hoy para allá. Nos despedimos. Posiblemente nos veamos mañana para visitar las cascadas, pero por si acaso, nos despedimos formalmente. Hemos pasado unos buenos ratos con ellos, son gente maja e interesante. A ver si cuadra mañana…
Nosotros seguimos con nuestro plan, nos sentamos y pedimos de comer… elijo un pescado rosado, de esos que parecen de roca y son más sabrosos, pensando en Sai. Aquí las brasas se encienden a petición y, aunque al menos hoy hay alguien comiendo, les toma su rato. A su favor juega la depurada técnica que emplean… el hombre agarra un ventilador común, y el bribón lo sostiene con sus brazos sobre las brasas, que se tornan bravas en breve… ¡bravo!
La comida está incluso más rica que la otra “noche”, el pescado sale bueno y Sai lo disfruta aunque no come demasiado. Un grupo de turistas locales llega, casi todos hombres, con 2 mujeres. Parecen de clase alta, juraría incluso que deben de haber venido a bucear. No tardan las mujeres en abordarnos con preguntas llenas de curiosidad, atrás los hombres escuchan con avidez… les gusta lo que oyen, el tiempo que llevamos en Sumatra, lo que hemos visto, y se sorprenden con mis pinitos en el idioma… la verdad es que vale la pena el esfuerzo, y más en sitios en los que no lo esperan, la conexión se produce rápidamente y con fuerza…
Terminamos de cenar a las 18:00… puede quedar una hora de luz, decidimos coger la moto y cruzar al otro lado a ver la puesta de sol. Nos despedimos del grupo que nos regala amplias sonrisas. La verdad es que el otro día me había parecido más largo el trayecto hasta el mirador del otro lado de la isla, pero nos ponemos allí en menos de 20 minutos. Aún no se ha puesto el sol y estamos allí sentados con nuestro té helado con limón, mirando a poniente y a un mar que hoy se muestra mucho más calmo que el otro día. La postal es para imprimir en gran formato y colgar en casa… Los murciélagos de la fruta revolotean al igual que el otro día… son inmeeeensos, deben de tener la misma envergadura que yo con mis brazos abiertos.
¡Sai da un bote! ¿Qué coño es eso? De repente han salido cabras un tanto alocadas, sobre todo una, sobre la que me pregunta si eso es una cabra o un potro… la miro y sí, aunque sea un cabrón tiene el lomo súper alto, y perfectamente su cabeza puede superar mis hombros… me parto! Sea como sea, ha caído el sol, y la noche o las cabras nos invitan a abandonar el local. Partimos ya a oscuras por una carretera buena y sin nada de tráfico.
Son las 19:00 y pico… no queremos ir a nuestro alojamiento pues allí no tenemos otra cosa que hacer que ducharnos y meternos en la cama. Decidimos hacer un poco de tiempo y pasar por Pantai Gapang. En nada estamos, pedimos unas cervezas y nos sentamos frente al mar. Aún resuenan los ecos de ayer en nuestra memoria… pero aquello está muy tranquilo hoy, ni siquiera tienen música. Empezamos con el relato y fotos tranquilamente y a la horita nos venimos a nuestro alojamiento. Sai baja directamente a la habitación y yo me quedo en la terraza/comedor rematando el relato.
Ahora mismo son las 22:31, el día está hecho, muy completo y variado… eso sí… tal vez nos hemos equivocado en la duración de nuestra estancia aquí… le hemos pegado fuego al asfalto y cumplimentado el check list… mi cuerpo me pide ya acción, cambiar de aires y más aventuras, pero no tenemos juego apenas pues tenemos en unos días el vuelo a Kuala Lumpur y 2 días después la vuelta a Madrid, de manera que precipitar la salida de aquí no nos va a permitir hacer otras combinaciones ni siquiera comprando nuevos billetes a Kuala. En cualquier caso, ahora toca irse a la cama… ¡mañana más!
Selamat malam!!!