Lunes 21 de Julio de 2025

Sampai jumpa lagi…

Nos levantamos a las 7:30. Dormiría unas horitas más… qué manía esta mía de viajar y levantarme temprano, duermo menos en vacaciones que durante el año. Nos vestimos y llevamos nuestras cosas al frente de nuestro alojamiento, junto al lago, donde nos recogerá el barco sobre las 8:30.

Nos preparamos un café de polvos con la tetera de Simón. Según le doy un sorbo, salgo corriendo al baño. Al volver, Sai hace exactamente lo mismo. Cuando miro a Aruna la veo aguantando las ganas de echarse una carcajada. Ya lo habíamos dicho, necesitamos tomar café lo antes posible, para asegurarnos de pasar por el baño antes de comenzar una larga jornada. Lo que ella no se imaginaba era cuán literal era nuestra información. Reímos.

Después de tomar otro café de seguridad, nos movemos junto a las mochilas. Son las 8:10… estamos un poco inquietos por no tener claro cómo va el tema de recogida puerta a puerta… pero Simón preguntó a uno de los del hotel y parece ser algo que funciona con normalidad allí.

Sobre las 8:30 aparece el barco, arrima la popa y nos subimos de un salto. Sacamos fotos de despedida de nuestro último hogar, y de toda la costa… hay alojamientos y sitios que están superguapos… Simón con mirada de arquitecto, saliba pensando en lo que podría hacer en alguna de esas parcelas. Una de las cosas más guapas de esta zona es que no está demasiado explotada. Ayer le preguntaba a mi driver en qué situación está el turismo. Me dice que está mejor, que hay menos turismo extranjero pero ha crecido el local. Según su criterio, en gran parte se debe a que antes había vuelos directos desde occidente, pero ahora hay que incluir más escalas… no sé si esto es así, pero lo cierto es que no vemos apenas occidentales.

El barco da la vuelta por toda la península recogiendo a viajeros y a las 9:00 finalmente coge rumbo a Parapat. El trayecto dura aproximadamente unos 30 minutos. A Aruna le encanta tirarle de la lengua a Simón para que cuente batallitas y a Simón contarlas, de modo que pasamos todo el día escuchando las mil y una batallas. Por si no conoces a Simón, ya te digo que sus historias son buenas, muy interesantes y te puedes reír mucho.

Llegamos a Parapat. Cuando vamos a salir del barco, la mochila de Sai y la de Simón no están donde las dejamos, me acojono un poco y avanzo a ver si alguien la ha cogido equivocadamente, no la veo por ningún lado, pero al volver al barco veo que ya ha aparecido, la habían metido dentro los del barco. El conductor nos espera con un papel con el nombre de Simón. Montamos y a volar… son las 9:30.

Paso una buena parte del trayecto terminando el relato de ayer, mientras que Sai busca alojamiento para esta noche. La primera parte del viaje es en el entorno de Toba y partes altas. Me llama la atención que el driver nos sube las ventanas y pone el aire acondicionado llegado un momento. Al hacer una parada para ir al baño, percibo con claridad el aumento de temperatura. Más adelante hemos dejado las montañas atrás y vuelve la llanura y las extensiones de palmeras para aceite de palma. En la siguiente parada flipamos, el calor que hace es tremendo… venimos del paraíso.

Por el camino, el conductor ha hecho unas cuantas maniobras arriesgadas, hasta el punto que Simón le mete algún grito. Si quieres matarte hazlo tú solo… Como es habitual en estos lares, hay momentos en los que hacen adelantamientos precarios, y que alguien juegue a los dados con tu vida, pues como que no…

La última parte, ya cerca de la costa, la hacemos por autopista. No sabemos por qué, pero cuando preparamos el viaje, quisimos programar la vuelta tal y como la hemos hecho hoy pero, por lo que sea, nos salía que era una mala opción? Tal vez hayan mejorado trazados, o la autopista sea nueva? No lo sé, pero ahora mismo se puede llegar a Medan desde Lago Toba, sin pasar por Berastagi, en 4 horas como mucho.

Recién entras en Medan y ya notas que no es un pueblo cualquiera: aquí viven más de 2,4 millones de personas, y si cuentas el área metropolitana pasan de 3,4 millones. Es la ciudad más grande de Sumatra, llena de motos, comida callejera y una humedad nivel “dúchate tres veces al día”. Es puerta de entrada a Indonesia occidental y tiene aeropuerto internacional y puerto propio.

Pero lo más curioso es la mezcla. Hay malayos, bataks, chinos, indios… en cada esquina ves algo distinto: la imponente Mezquita Raya, el palacio Maimún (rollo sultán total), templos, iglesias y una guerra de olores en los mercados nocturnos. Medan no es la ciudad más bonita, pero seguro que sales con historias y alguna que otra sorpresa gastronómica…

Llegamos al hotel. Simón está tan enfadado con el driver que se queda sin propina. Nos da algo de cosita, pero de verdad es que no se la merece. Hacemos checking. Subimos todos a nuestra habitación, que es más de lo que necesitamos, dejamos los bártulos y salimos a la calle. Simón y Aruna vuelan a Kuala Lumpur a las 20:20, por lo que deberían salir hacia el aeropuerto sobre las 17:00. Son las 2 de la tarde cuando salimos, así que tenemos unas horitas para comer juntos y dar alguna vuelta.

Salimos a la calle y es como meterse en un horno, el sol pega muy fuerte. La acera, más bien campo de minas que calle, hace el paseo todavía más “interesante”. Por suerte, no tardamos en toparnos con un foodstore. Pedimos sate (brochetas con salsa de cacahuete, el clásico aquí), varios tipos de mie (los noodles indonesios), y una especie de tortilla rellena de carne cuyo nombre no recuerdo pero recomendó Simón. Para beber, jugo de mango, maracuyá y un pudin de mango para rematar. No es que fuera la comida de nuestra vida, pero agradecemos ese tiempo bajo el aire acondicionado. Al salir, la bofetada de calor vuelve sin piedad.

Seguimos callejeando, sin nada que llame especialmente la atención. Sai localiza una librería, que siempre busca cuentos o leyendas locales para sus sobrinos, si es posible en edición bilingüe inglés/indonesio. El lugar nos sorprende: parece una feria del libro improvisada, montones de estantes a reventar de ejemplares. De primeras pensamos que todo era de segunda mano, pero luego vemos mucho de material escolar, incluso libros en inglés tipo Harry Potter que Simón indica que posiblemente sean falsificaciones…

Al final, encontramos dos libros bonitos, aunque solo en indonesio. Algo es algo, y si hace falta ya los traduciremos a la vuelta, y de paso estudio algo de vocabulario local. Rematamos nuestro paseo, con el calor apretando y cero ganas de callejear sin sentido, decidimos regresar al hotel.

Son pasadas las 16:30 cuando llegamos al hotel. Subimos a por las cosas y bajamos con ellos. Llaman a un Grab, que tan sólo nos da 3 minutos para las despedidas. Lo hacemos con cariño y cierta pena. Simón es uno de mis mejores amigos y es una persona superinteresante, con la que puedes hablar de cualquier cosa. Su experiencia vital es tan extensa que puede hablar con propiedad casi de cualquier tema de primera mano. Sus historias son tan desternillantes que cualquier velada puede convertirse en una fiesta. Su hija Aruna es un solete, que promete mucho y que se ha adaptado al ritmo de tres adultos como una más. Nos lo hemos pasado pipa! A ellos les quedan otros días por el sudeste asiático… pero esas son otras aventuras. Abrazos, besos y los mejores deseos… los vemos partir en su Grab mientras les decimos adiós… En este momento siento que ha terminado la segunda parte de nuestro viaje…

Al volver a entrar al hotel nos damos cuenta que tienen cerveza… uhmmm… nos sentamos y nos pedimos un par de ellas mientras empezamos a reorganizar nuestro viaje. Mañana tenemos que sacar dinero para nuestros días en Pulau Weh. Yo puede que tenga casi suficiente, ya que Simón me ha dado en rupias dinero que teníamos pendiente, pero Sai va a tener que sacar más. Lo haremos en el aeropuerto o ya en Banda Aceh. Luego miramos dónde comer y tomar algo. Lo más cercano está a 15 minutos andando, decidimos salir nuevamente, son las 18:00.

Cae el sol mientras volvemos a las calles. Tirando de Google Maps decido ruta, quiero salir de la principal y optamos por una transversal… a poco que nos adentramos el paisaje urbano se vuelve aún más crudo, roto y pobre. No tardo en arrepentirme. Siempre suelo hablar de lo cómodo que me siento a nivel seguridad, incluso andando de noche en Asia… pero no hay que ser iluso, siempre hay malos sitios en todos lados, y por un momento no me siento nada cómodo. Desde luego con un aspecto similar, en occidente saldría corriendo. La edificación es urbana, pero muy vieja y deteriorada, todo rejas, óxido, hormigón y asfaltos rotos. La gente no repara mucho en nosotros, y por suerte son tan solo pobres, y no yonkis, ni maras, ni traficantes.

En nada llegamos a la siguiente transversal amplia y siento cierto alivio. No tardamos en llegar al sitio que teníamos mirado… está en un moll… un centro comercial. De repente hemos pasado de un espacio depauperado al lujo habitual de cualquier calle de occidente. Un patadón tras otro en la cabeza.

Llegamos al sitio, pero es tan exquisito que incluso a nosotros nos parece un exceso. Decidimos cambiar de plan, pillamos un Grab, vamos a por unas cervezas y algo de comida y nos volvemos al hotel. Son casi las 20:00 cuando llegamos a nuestra habitación.

Mañana nuestro vuelo es a las 9 y poco. Tenemos pensado levantarnos a las 6 para llegar cómodamente. Llegamos a la habitación, ducha, comer y relato. Ahora mismo son justo las 23 horas. El día está hecho. Lo dejo aquí para irme a la cama.

Doy gracias al Universo por cuanto tenemos… Selamat malam!!!

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