Día 10: Berastagi

Una de las ventajas de nuestro hotel es que los camiones y las motos de la carretera de al lado, pasan por debajo de la cama, tuercen en el armario y salen por la ventana del baño… de ese modo, desde la cama los puedes ir contando, como ovejitas, y te duermes súper rápido…

Mientras cuento camiones, intentando dormir, me como un caramelo… Oigo a Sai que me pregunta, ¿qué estás comiendo? Uhmm?! ¿Lo dices porque te molesta el ruido que hago al morderlos? Claro… por ello no oyes los camiones… reímos como posesos…

Hoy suena el despertador a las 7. La consigna era, yo me levanto y miro cómo está el tiempo, si está lloviendo, de vuelta a la cama, hasta que suene el despertador de las 8. Si está bueno nos levantamos. Me levanto y miro, nubes y claros… ¿qué hacemos? ¡A la cama!

A las 8 nos levantamos y con las mismas salimos. Queremos desayunar con calma, por si hay que pasar por el baño antes del trek. Después de unas vueltas terminamos en uno local. Muchas mesas fuera, cafés, y casi todos comiendo fideos fritos con verduritas, pollo y/o huevos. Nos sentamos, nos atienden y nos muestran la carta… no entendemos, solo hay tostadas y cafés/tés. Pues eso pedimos.

Sai es la que se da cuenta de cómo funciona aquello. Es otra de esas simbiosis a las que no estamos acostumbrados y no ves venir. Por ejemplo, en el café de estas noches pasadas, que hemos comido allí y por ello no les importa que traigas las cervezas del chino. En este caso, el local en el que desayunamos tiene por fuera unos fogones en los que unas mujeres preparan las comidas que vemos alrededor. Parece todo una sola cosa, pero de hecho pides y pagas a cada cual. En mi incipiente indonesio le pido 2 huevos para las tostadas, sin picante, le pregunto el precio y pago. Al rato llegan café y té y unas tostadas enormes de pan de bollo sudando mantequilla. Luego llegan los huevos… los fideos con huevos… me olvidé decirle que no quería fideos, pero están ricos y nos los comemos.

Terminamos de comer y volvemos a pasar por la habitación. No queremos sustos a medio trek. Salimos y nos ponemos junto a la carretera a esperar a una furgoneta que nos lleve hasta las faldas del volcán, donde comienza el trek. Preguntamos a varios: kami pergi ke gunung Sibayak. No, no, kama, me dicen… no entiendo… así varias veces hasta que una mujer que está barriendo por allí nos ayuda. Warna biru, me dice, de color azul. Entendemos que Kama es lo que debe poner por un lado y son furgos azules… así mismo es. En unos minutos estamos en marcha. Al sentarme me doy cuenta que me he equivocado al entenderle el precio, son me dijo 100.000, yo entendí menos… tengo que practicar más.

Vamos solos, la furgo es una cacharra. El camino es el que esperábamos, pero al rato la carretera desaparece, tiene pinta de haber sido una riada. Alucinamos con el tipo, que se mete por allí, cuesta arriba, dando botes y el motor a mil. En eso que me fijo, junto al conductor empieza a salir humo. El conductor lo ignora y le mete aún más caña a la pobre furgo. Sale más y más humo, ya huele a motor quemado… en eso veo que el tipo sacude la mano, dispersando el humo y acelera aún más. Sai y yo nos miramos, ¡lo va a quemar! En eso que lo veo soplando, como quien apaga una vela. Debe ser un acto reflejo, porque es absurdo, tengo que hacer un esfuerzo por reprimir una carcajada…. El asfalto vuelve, y no tardamos mucho más en llegar a nuestro destino.

En un pequeño puesto pagamos 20.000 cada uno por entrar y empezamos a caminar. La primera parte la hacemos por asfalto. Son tramos bastante empinados, pero los hacemos a un ritmo bastante suave buscando nuestro paso… y lo conseguimos. Tran tran… sube sube… Termina el asfalto en una zona de acampada, a partir de ahí se intercalan tramos entre densa vegetación, a veces cortada a cuchilla para permitir el paso. Otros son pedregales, piedras sueltas que obligan a pensar cada pisada… y así poco a poco, cuando nos damos cuenta salimos de la vegetación y da la sensación de que no falta mucho, realmente aún queda pero se nos hace muy llevadero. El paisaje es tan bonito que voy más entretenido en las vistas que en el camino.

Voy a abreviar toda la parte final, ya que es tan bonito, que lo importante es ver las fotos. Decir que primero llegamos a unas fumarolas, de las que sale vapor sulforoso con tanta fuerza que hace un ruido como si fuera un reactor. Pasamos por un cráter con el fondo plano de sedimentos en el que la gente se ha dedicado a escribir con piedras su nombre. Luego subimos a uno de los picos y luego al otro que se alza tan vertical que la parte final hay una cuerda echada… las vistas son una gozada. Vemos Berastagi, la pagoda, las aguas termales, todos los valles y volcanes de alrededor…. Hemos tenido suerte dejándolo para el último día… aunque hay nubes, el cielo está bastante abierto y soleado. Hacemos cumbre… 2.212m… es pleno día y aun así está bastante fresco… eso que nos hemos ahorrado de haber subido para ver amanecer. A las 12:30, dos horas después de empezar, comenzamos a descender. A ratos me sorprende el paseíto que nos hemos dado, no me lo había parecido al subir, pero hasta largo se me hace al bajar. Tardamos hora y algo en bajar. Al llegar esperamos un poco y no tarda en salir la única furgo que hay. Bajamos con un grupo local, esta vez el precio ha sido menos de la mitad.

Nada más llegar nos bajamos a la altura de la oficina de turismo y reservamos un vehículo para irnos mañana. Tengo que dejar a Sai allí e ir ligerito a la habitación, siguiendo la llamada de la selva. Son las 14:30 cuando llego a la habitación. 4 horas desde que salimos a que llegamos. Al poco llega Sai y nos ponemos en modo zafarrancho. Duchas, cambio total de prendas. Llevamos 10 días con solo 2 prendas, lavar una poner otra, en cuanto está seca repetir… pero son muchos días, mucho sudar y la ropa lavada a mano poco a poco olvida aquel maravilloso suavizante que le pusiste semanas atrás. Es un placer estar duchado, limpito y oloroso. También me afeito, que empezamos a coger sol y no molan las sombras de medias barbas luego.

Con esto termina la primera parte de este viaje, la parte de junglas y treks. Además, en estos momentos justamente están aterrizando Simón y Aruna. Lo que tarden en cruzar controles y pillar un grab hasta aquí del tirón. Cruzamos mensajes, todo ok. Hora esperada de llegada, las 17:30. Nos sentamos por fuera de la habitación, que hoy está agradable y nos dedicamos a avanzar el relato y las fotos.

Cuando llegan a su alojamiento, muy próximo al nuestro, descubren que tampoco es una maravilla, así que lo mejor será ir hasta el centro a comer. Llegan, abrazos de bienvenida. Nos traen de regalo piel de pescado frita con huevo… al parecer es una delicia tipo torrezno, pero más delicada. Hablamos un poco en lo que terminamos una birra y nos vamos al centro. Son las 18:30, ya anochece.

Les contamos las opciones que hemos ido descubriendo para cenar, pero finalmente terminamos en un warung callejero, donde nos ponemos como kikos. Pollos varios, Simón pide un curry de cabra, berenjenas, verduritas, arroz blanco y frito, más una sopa que ponen para empezar y un zumo de maracuyá. La comida está toda muy rica y picante, como es de esperar, y poco tardamos en devorarla, ellos vienen con hambre desde Singapur. El zumo de maracuyá llega casi al final y está… ¿caliente? ¿De verdad? Lo pruebo, está rico, pero dejaré que se enfríe… la coña es que está tan rico que al final a sorbos nos lo acabamos en poco tiempo.

Terminamos sobre las 20:30. Aruna tiene ganas de recogerse ya. Retornamos, pero yo me quedo en el café de estas noches pasadas, para terminar el relato en un sitio agradable, no me apetece meterme en el cuarto tan pronto. Sai necesita ir al baño, los acompaña un trecho, y les deja un frontal para que lleguen sin problema hasta el hostal. Sai vuelve al rato y continúa con la selección de fotos.

Lo dejo aquí, en nada terminaré de subir y generar el post y a la cama, que mañana nos vamos de ruta al Lago Toba!!!

Besos a todos! Selamat malam!!!