Sábado 4 de Enero de 2025

Cuajada de búfala

A las 8 menos algo en pie, desayuno igual de rico que días antes. Me ducho y afeito que ya me hacía falta. Preparar mochila y a las 9:30 estamos ya saliendo del hostel.

Tardamos 3 horas y media en cubrir los 90 km hasta Tissamaharama. El camino nos encaaaantaaaa… Hemos pasado de estar casi cresteando las montañas metidas en la bruma, a ir bajando y ver como se abren los valles hasta convertirse en llanuras. Hemos salido justos de abrigo, pero antes de la mitad nos lo hemos quitado, el frío da paso al calor y las brumas quedan atrás y volvemos a ver el sol!!!

Los paisajes vuelven a ser como los primeros días, llanura extensas de arrozales abrazadas por jungla espesa, y palmerales cada vez más frecuentes. Que bonito. Paramos para hacer alguna que otra foto y luego para comprar rambutan en un puesto, agua y caramelos en una tienda. Durante la última hora, empezamos a ver vasijas de barro, como las típicas para hornear, redondas y chatas, tapadas con tela o papel. En cada puesto vemos decenas, y hay decenas de puestos… A Sai le puede la curiosidad y para, nos acercamos a preguntar, pero no nos saben decir y empiezan a abrir uno… curd pone el papel que lo sella… cuajada? Lo busco en internet y en efecto. Al poco la mujer anre uno y lo confirmamos. Nos da cosa que lo haya abierto y nos llevamos un tarro grande de cuajada por euro y poco…

Al llegar a la zona, ponemos la ruta para llegar hasta una de las agencias de safaris que Sai ha visto como recomendadas en algunos blog. El fistro de pecador del Google Maps nos vuelve loco, nos lleva a sitios a partados en los que no hay nada, y durante un rato damos tumbos. Le digo a Sai que hay que cambiar la estrategia, tenemos que encontrar una referencia en una web, pero con enlace a maps, o directamente la web de una agencia con mapa. Seguimos dando tumbos, llegamos a uno pero el nombre no coincide, aun así preguntamos, 7 horas sin desayuno nos saldrían por unos 75 €. No estamos convencidos, declinamos y seguimos. 

De cuando en cuando pasa algún caza turistas y nos da la vara, pero he de decir que en este país no son muy pesados. Nos quedamos a la sombra, dentro del tuktuk, porque el sol pega, y buscamos y rebuscanos en internet. Al final vemos varias referencias a la web de Viator, un gestor de reservas tipo Booking, pero que también incluye actividades como safaris. Lo recomiendan por fiable, frente a la opción de lanzarte a la jungla de los mil operadores locales, entre los que habrá maravillas, pero también te expones a precios inflados o servicios mediocres. Terminamos haciéndolo así. Cogemos uno de los que más opiniones y valoración positiva tienen, nos sale algo mas barato e incluye desayuno. Realmente, antes de cerrar la operación buscamos donde alojarnos, ya que los del safari te recogen en el hostel y queriamos meter ese dato en el formulario. Sai ya había marcado algunos, los volvenos a revisar y en menos de 5 minutos tenemos alojamiento y safari. Listo!!!

Buscamos donde queda el alojamiento y… ni a 100 metros de donde estamos, y en nada estamos en nuestra habitación. Está increíble (para nuestro rango), cama con mosquitera, ventilador, A/C, TV, y un hermoso balcon con vistas a la jungla y al río, con su mesita y sillitas… no puedo pedir más… pero hay más, al poco nos traen un zumos de fruta de la pasión… wow… delicioso!!!

Nos zampamos sin miramientos la cuajada antes de salir, la textura es muy suave y el sabor un poco más fuerte del habitual… nos recuerda más a un requesón. Son algo más de las 14:00 cuando salimos del hostel. A ver… mañana nos pasan a recoger a las 4:30 de la matina para ir al safari. Para dormir algo, deberíamos estar en la cama sobre las 21:00, cenar un par de horas antes, y estar sentados en nuestra terraza al menos otras 2 horas antes para relajarnos y cumplir lor rituales de fotos y relato. De modo que tenemos 3 horitas para recorrernos la zona.

Tissamaharama es un puesto logístico, de cara a hacer el safari, de hecho esta jornada es meramente eso. En cualquier caso hemos visto que puede ser de interés el entorno del lago y uno de los templos. Le decimos a la dueña de cenar en el hostal a las 19:00, y además tienen cerves, así que menos jaleo, nos volvemos aquí pronto, rematamos y a la cama.

Bueno, pues lo que era una población de la que no teníamos espectativas, nos ha encantado. Seguramente por varios motivos:

1. La población en sí no tiene interés pero nos hemos movido en tuktuk por toda la zona.

2. Es una zona de paisajes distintos a los de los últimos días y nos resulta refrescante.

3. Hace sol, todo es más bonito.

Pasamos por el árbol de los murciélagos, pero es demaciado pronto. Al parecer al anochecer se juntan miles de ellos… debe ser impresionante, pero no va a poder ser. Recorremos el entorno del lago, nos gusta muchísimo… Sri Lank tiene miles. Luego optamos por meternos por caminos un poco al tuntún y acertamos. Vemos las casas, lejos del centro de un población o una carretera. Las hay algo más pudientes y otra humildes, pero se ve todo bien. Casas de una planta con ampilo espacio al rededor, con jardines o cosas plantadas, ordenado y limpio, parecen hogares funcionales y armoniosos. Vistas por aquí y por allá, canales de agua, puestos dispersos. Lo único que da pena en este país son los perros… debe haber habido una pandemia de sarna, la mayoria están hechos polvo, se tiran en medio de la calzada como pidiendo por favor que acabe con su vida un camión. Si se levantan lo hacen letamente y con la mirada al infinito, como si esa rueda de autobús no fuera con ellos… a parte de esquivarlos continuamente, nos encontamos hoy de nuevo un lagarto comodoro, un varano, no del los gigantescos, pero tampoco muy pequeño.

Después de dar tumbos sin sentido, calles sin salida y pistas de tierra retornamos a la civilización. Uno de los momentos de la tarde ha sido dar con los canales cercanos al templo. Canales entre arrozales, y con la vista del templo atrás. Los canales están rodeados de muchos coches aparcados, ya que hay cantidad de gente metida en ellos bañándose. Se acerca la hora de oro, y todo luce delicioso. Familias riendo y parejas arrimaditas, niños saltando del tronco de un arbol que cryza el canal… buahhh… esto se llama felicidad.

Damos unas cuantas vueltas por el centro y sus calles de puestos. Es una población tranquila, sin excesiva intensidad. Pero está claro que no tiene el menor interés… bendito tuktuk y la libertad que da!  No son las 16:00 cuando decidimos que nos va a cundir más volver al hostel, realizar nuestros rituales, preparar mochila y asearnos. Compramos unas cerves y ya en la terraza del hostel disfrutamos de la terraza tranquilamente. Antes de anochecer (~18:00) nos bajamos a la terraza del hostel frente al río, con la esperanza de ver algún cocodrilo, que lo hay.

El hijo del matrimonio es un chavalito de unos 13 años, y según subo o bajo de la habitación, lo veo practicando con una electrónica unplugged… me paro a escucharlo… uhmmm toca bien… al menos, mejor que yo en este momento… me da buen rollito. En otra pasada cojo la guitarra de marca Mileches, pero esta bien quintadita. La madre me pilla allí con ella, me dice que la coja, le digo que no, pero que su chaval toca mu bien. Me enseña un trofeo que trato de leer pero esta todo cingalés, yo solo veo churritos, circulitos y corazones.

Y bueno, señores y señoras, son las 18:10, ya anochece, y dadas las circunstancias, no creo que vaya a pasar nada reseñable, más allá de la cena, así que lo dejo aquí… caso contrario, ya lo cuento mañana.

Un beso grandote y buenas  noches!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *