Jueves 1 de Agosto de 2024
Ascendiendo a las alturas
Nos levantamos a las 7:30 un tanto remolones. El diario y las fotos nos están llevando su tiempo, y anoche acabamos tarde. Poco antes de las 8 estamos abajo, el desayuno está incluido. Tomamos el desayuno estandar del sudeste asiático para turistas, una tortillita con tomate, cebollita, champis y beicon, una par de rebanadas y café. La gran diferencia es que el café aquí está delicioso y no son los típicos polvos. Subimos, pasar por el baño y salir.

































Hoy vamos a subir al pico Fansipan. Nos hace mucha ilusión porque es una obra reciente (2016) y descomunal. Sapa está entre montañas enormes, y profundos valles en los que los vietnamitas han creado todo su sistema de terrazas para el cultivo de arroz, de manera similar a las que vimos en el lado chino, en Yuanyang. Sapa esta en torno a los 1600 metros de altitud, pero a su alrededor las montañas se alzan hasta alcanzar los 3143 metros que tiene Fansipan, siendo la montaña más alta de Indochina. La obra del Fansipan, consta de un funicular que salva la distancia entre Sapa y la base del teleférico que asciende hasta la base del pico. Finalmente otro funicular, culmina el tramo restante hasta casi la cima. Sabemos que no es la mejor época, y apenas podremos disfrutar de las espectaculares vistas… pero de ilusiones se vive…
La estación de salida del funicular está cerquita del hostal, en un edificio que parece el palacio de la ópera… se nota la influencia francesa en ciertos edificios, resulta extraño encontrar ese aire europeo clásico, sobre todo al venir de China. El funicular sube pendiente arriba y al poco nos empieza a ofrecer vistas del valle y los arrozales… wow… Llegamos a la estación del teleférico y cruzando tiendas de souvenirs y cafes llegamos al punto donde tenemos que subirnos. La cabina es modernita, debe haber bastantes, porque subimos unos pocos (menos de 10) de manera que podemos movernos bien en su interior para ver las vistas desde cada lado. Solo echar a andar y comienza a cruzar el valle de un lado, con las terrazas abajo… wow… Al poco ya está al otro lado y empieza a subir y subir. Las montañas están cortadas verticalmente, y así ascendemos. Cascadas de agua se precipitan al vacío por doquier… Según la vertiente, vemos riachuelos, rápidos o ríos, que bajan bravos, sobre el lecho de piedras lavadas. Llegamos arriba.
Entre el punto de llegada del teleférico y la salida del último funicular, hay una cierta distancia en la que se encuentran repartidos una serie de templos buditas muy fotogénicos. Hemos comprado antes de salir unos paraguas, que no nos queda otra que usar pues llueve fino y a veces racheado. Dudo si ponerme también la capa, pero tiro así… vamos a acabar mojados… lo peor es que no hay latitud que pueda con la altitud, y a esta altura, ya hace fresquito.
El sitio es espectacular, la atmósfera bajo la lluvia de los templos también, pero no hay vistas. Muchas veces ocurre que aunque el día esté malo, con el teleférico cruzas el mar de nubes, como ocurre muchas veces al subir al Teide en Tenerife. Si encima, no es un mar continuo, y las nubes se razgan en girones, puedes ver espectaculares vistas de los valles de alrededor… y si está despejado ya no te digo. Pero no, las nubes están por encima y por debajo, no hay más visibilidad que la del propio complejo de templos, el buda, la pagoda, etc. Por cierto, este el buda es el más grande del mundo hecho en bronce situado por encima de los 3000 metros… ya conocen mi coña… en mi casa tengo un budita de 3 cm que es el más grande del mundo en posesión de Daniel Reyes…
Tomamos el último funicular y llegamos a la cima… abrete, abrete, abrete… naaahh… no hay manera… y aunque no quiero que parezca que trato de endulzarlo, lo cierto es recomendadísimo, aunque el día sea malo, porque las vistas de los valles al inicio lo valen, el ascenso también, y el complejo budista tiene incluso más encanto hoy que cualquier día soleado.
Una vez en la cima, nos hacemos fotos. Hay varias banderas de Vietnam, tomo una y la ondeo a los vientos, como vi hacer a otro. Fotos, fotos y bajamos. Hemos pagado por cada tramo, pero no pagamos la bajada del último funicular para hacerla a pie, ya que pasas por otros templos, el propio buda y la pagoda. También podríamos haber subido los 600 escalores finales… lo dejo pa’ ti, que estás mas en forma que yo… ; )
A esas alturas yo ya tengo las mangas del mi abrigo, parte de los pantalones y las zapas empapadas… bajamos ligeros, hay ganas de llegar hasta las zonas cubiertas, con sus cafecitos calentitos y tal y cual. Tenemos aun dos bollitos de verdura y carne que compramos en Yuanyang, que acompañdos con esos cafés que nos caen de lujo. Descansamos allí un rato, en una mesa frente a los enormes ventanales desde los que en otras ocasiones se verán unas vistas de cortar el hipo. Tan agusto estoy que hasta una cabezadita reponedora doy.
No son aun las 3 de la tarde cuando enpezamos el descenso, y antes de las 4 estamos ya en pleno Sapa. Decidimos dar un paseo por Sapa. Es cierto que Sapa se ha convertido en un destino habitual para todos aquellos intrepidos turistas que hacen Vietnam entero en 2 semanas. El hecho de que haya una conexión rápida en tren con Hanoi lo ha permitido. Pero en nuestro caso vamos a dedicar casi 2 semanas al norte del norte de Vietnam, donde esperamos visitar sitios mucho más auténticos que la turística Sapa. Aun así el paseo se lo merece, ya quisiera yo teletrasportarme de Madrid a Sapa cuando el cuerpo me pidiese tregua de la gran ciudad.
Restaurantes, bares, tienditas, peluquería s y puestos de masaje. Toma gentrificación! Pero tambien se intercala algún puesto de verduras y el sabor de estar en otra cultura… Después de pasear tranquilamente, sin rumbo ni objeto, damos con un restaurante en el que vemos que al otro extremo de la calle tiene una terraza que da al valle… esto sí vale la pena! Nos sentamos de frente al valle… que cosa mas bonita … Pasamos una horita alli disfrutando de las vistas, mientras empiezo con el ritual del relato, cervecita en mano.
En nuestros rituales diarios, mientras yo escribo estas letras, Sai recopila todas las fotos, hacemos copia de seguridad en un pincho y realiza una selección ajustada… y es que hay dias que entre los dos tenemos cientos de fotos. Hay días con más tiempo muerto, en los que encaja mejor y otros en los que es difícil hacerlo sin restar horas al sueño. Hoy hemos empezado pronto para cenar agustos con todo hecho.
Después de allí, volvemos como animales de costumbre a donde anoche cenamos. Sai ha decidido regalarse una hora de masaje, asi que me quedo yo terminando el relato en lo que a ella le colocan cada cosa en su sitio. Y justo aquí estoy. Son casi las 19:00, en breve llegará la nueva Sai, cenaremos y trayaremos de descansar a oierna suelta esta noche, que mañana tomamos rumbo a un Vietnam más profundo… primera escala: Ha Giang.
Salvo eventos de interés, me despido por hoy…
… buenas noches!!!