Martes 3 de Enero de 2023

Quintana Roo

Nos levantamos a las 8:30 con sueñito, sobre todo Sai, que al parecer le molestó el ruido que hizo la gente por la noche, y luego otros por la mañana. Nos vamos a desayunar allí al lado, un sitio que había mirado ella y tenia buena pinta… y tanto, el mejor desayuno hasta la fecha: plato de fruta, una tortilla (de huevos, no pan) con verduras variadas y cafecito.

Cuando terminamos ya ha llegado Jose al hostal para saludar a Arturo. Ducha, recogemos y cogemos camino. Nos dirigimos a ver unos cenotes que estan cerca de Valladolid y nos quedan de paso en nuestra ruta. Vemos el de Saamal y el de Oxmal primero. Lo ideal sería ir y pasar el día en uno de ellos, pero no conformamos con ver varios, un bañito y disfrutar un ratito, ya que cada cual es bastante diferente. En el primero no había mucha gente, así que lo disfrutamos bastante Sai y yo. Selene, la chica alemana que viene con nosotros a Bacalar ya los había visitado, y Jose no quiere entrar a todos pues al final es una pasta, así que ellos esperan fuera. En el de Oxmal si que entra Jose, pero este está muy lleno, y aunque también es bien lindo tanta gente le quita un poco el encanto. Luego vamos a otro, pero nos intercepta un muchacho y nos convence para ir al de su pueblo que es mucho más barato, el se lleva una comisión por llevarnos. Sin saber muy bien porqué aceptamos… a ver que nos encontramos. La entrada es una escalera muy empinada que al menos en parte parecen excavada. El cenote, al contrario que los otros, está cubierto prácticamente en su totalidad, y solo tiene un pequeño hueco en el techo por el que apenas entra luz, motivo por el cual han puesto unos focos. A ese entramos todos y pasamos un rato hasta que nos parece suficiente. Queda un largo trecho de carretera hasta Bacalar y mejor salir pronto.

Nos ponemos en marcha sobre las 13:30 y llegamos en torno a las 18:30. Hay que tener en cuenta que México tiene distintas zonas horarias, y al pasar del estado de Yucatán a Quintana Roo, se suma una hora. El trayecto no tiene un gran interés ya que la carretera va la mayor parte del tiempo encajonada entre dos muros de vegetación, que no permite mas visión que la carretera. Para más inri, las 4 horas transcurren por una carretera infinitamente recta, que aumenta si acaso la sensación de monotonía. Una paradita estratégica a la mitad. Poner gasolina y ya.

Al llegar a Bacalar estamos cansaditos. El hostal que reservamos por tener algo no esta nada mal, pero dejamos las cosas y corremos a la orilla del lago a aprovechar la caída del sol. El lago es una maravilla. Es muy grande, de agua dulce, pero con unos colores increíbles. Sai tarda poco en meterse en el agua un buen rato. Jose y yo disfrutamos del atardecer sentados en la orilla.

Ya de noche vamos hacia el centro con idea de comer algo. Sai lleva días con ganas de comer bien, más allá de los típicos antojitos. En la misma plaza nos sentamos, Jose se compra algo de comida para prepararse unos bocatas y tira para el hostal. Nuestra cena es espectacular, servida en un recipiente de barro, en la base nachos, luego queso, frijoles y arrachera, que es carne de res y que por primera vez encuentro deliciosa, por su sabor y por estar echa al punto y no una suela de zapato como otras veces. Nos volvemos al hostal muy satisfechos.

Sai no tarda en meterse en la cama. Jose y yo nos quedamos en la terraza de palique y cervecitas. Sobre la 1 Jose se va a dar una vuelta por el lago y yo me quedo escribiendo un poco, pero me puede el cansancio y termino quedándome dormido, hasta que Sai me despierta luego y me lleva a la cama.

Dormirrrr…

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