Domingo 1 de Enero de 2023
Año nuevo
Despierto casi a las 10, y aun así hubiese seguido durmiendo hasta las tantas. Contactamos con Jose que está en el otro hostal. El ya está listo. Nos duchamos y recogemos todo. Vemos al dueño y le pedimos el pasaporte de Sai que se había quedado con él. Es un hombre agradable, que al parecer lleva muchos años viviendo del turismo y por eso dice que ha aprendido a cuidarlo.
Con todo en el coche vamos a por Jose. Yo ando casi sin pasta y trato de dar con un cajero. Damos con uno cerca del centro y de un restaurante donde pensamos que tal vez podemos desayunar algo. Aunque de entrada no puedo sacar pasta, me hago una transferencia rápida de la tarjeta Revolut a la Rebellion (sí, suena muy guerrillero todo) y saco sin problema. No pasa lo mismo con el desayuno, el sitio no está a tope, pero un tanto agobiado nos dice que tendríamos que esperar como una hora… adios adiós…
Tan solo hemos salido cuando encontramos un super de gasolinera abierto (es año nuevo y muchas cosas están cerradas). Compramos unos vasos de café y un perrito caliente que nos hacemos con todo lo que tienen. Después de la lamentable cena de ayer, el perrito nos sabe a gloria… seguimos…
La idea es seguir recorriendo la costa norte de Yucatán, junto al Golfo de México. Las playas son muy largas, de arena blanca. Al parecer las aguas del Golfo son menos claras. La vegetación que llega hasta la costa no es exuberante, mas bien matorral bajo. Esta zona no está mal, supongo que para quien venga de la zona de Cancún le agradará que son playas solitarias y tranquilas, pero no terminan de engancharnos. Vamos dirección a El cuyo, sobre una larga lengua de arena algo separada de la costa, que deja una especie de mar menor, muy apreciado por los flamencos, que pueden llegar a formar grandes grupos. Por esta zona también hay tours para ver cocodrilos e incluso hay un parque temático de dinosaurios, ya que el famoso meteorito cayó aquí.
La carretera que hacemos va una parte por la costa y otra por el interior. La parte de la costa, pese a tener mar por ambos lados, tenemos a un lado un muro de vegetación y por el otro los chalets y villas, de modo que no podemos ver nada. La parte que hacemos de interior, la hacemos por carreteras pequeñas pero igualmente encajadas entre muros de vegetacion. De vez en cuando se abre y podemos disfrutar de una visión sobre extensiones de hierba verde, salpicadas por dispersar palmeras y grupos de vacas. En toda esta zona la jungla hace tiempo que no existe, aunque si la dejas retoma lo suyo en un periquete.
Hemos reservado en un camping de El Cuyo. Pinta muy bien, son casetas grandes, con colchones dentro e incluso ventilador. Llegamos con la puesta de sol, el camping está muy coqueto. Salimos volando a ver el atardecer al pantalán que se abre justo frente a la plaza del pueblo. El sol no cae del lado del mar, pero el cielo se ha encendido en tonos rojizos, la vista es bien bonita. La playa como las demás de esa zona es una larguísima playa blanca.
Volvemos al camping con unas cervecitas para luego y volvemos a salir a ver si encontramos donde comer. Sai tiene ganas de cenar bien, pero todos los restaurantes estan cerrados y tan sólo encontramos un par de locales sencillos donde comer unas tortas. Estan ricas, pero ya nos resulta todo igual, nos hace falta intercalar una comida más elaborada y variada… será otro día. Jose se acerca y se pide una torta vegetariana y se queda satisfecho. Para él es todo más difícil.
Nos vamos al camping… nos lo encontramos todo a oscuras. Nos sorprende. Es cierto que algún cartel pedía silencio a partir de las 21:00, lo cual ya parece excesivo, pero es que no son ni las 20:30. Nos sentamos por allí en una mesita, hablando con voz queda. Unas cervecitas, cada uno a su bola. Yo hago un esfuerzo casi sobrehumano por avanzar en el relato… tanto que termino quedándome dormido, hasta que Sai me da el toque y me meto en nuestra super caseta a dormir como un bendito sobre nuestro super colchón y con nuestro super ventilador…
Buenas noches a todos y nuevamente…
Feliz año nuevo!!!