Martes 16 de Agosto de 2022

Volando en el filo

Hoy tenemos un día movido… nos vamos a Kota Kinabalu, pero en lugar de dos vuelos, tuvimos que pillarlos con escalas, es decir 4 vuelos. Lo cierto es que mas que escalas son paradas, como las guaguas.

Nos levantamos a las 9:00, hacemos mochilas y nos vamos al mercado a desayunar. Las sorpresa es que el aspecto es el mismo que otros días que hemos pasado por aquí más tarde… desangelado, cuatro gatos y el resto cerrado. Nos sentamos en uno de los puestos de comida y pedimos desayuno local: Cafe/té y noodles de arroz… simple simple simple.

Cuando estamos a punto de volver al hostal, aparece Lian en su moto, para decirnos que se va a acercar al aeropuerto a ver como van los vuelos hoy, y que luego avisa a alguien para que vaya a recogernos y llevarnos al aeropuerto. Perfecto. Volvemos a la casa, rematamos nuestras cosas y nos quedamos esperando mientras tomamos un té. Al poco llega Lian, nos dice que con estar a las 11:30 es suficiente, nos quedamos hablando un rato. Al parecer las charcas con peces son como quien tiene gallinas. Los peces los traen del río o los compran pequeños y allí se crían. El día que quieren un pescado solo tienen que pescarlo. También hablamos del tema del crecimiento de Indonesia. Según él, Indonesia está creciendo mucho más rápido y es posible que termine pasando a Malasia. Vuelve a comentar el tema de la nueva capital como ejemplo del músculo indonesio.

Sobre las 11:30 nos pasan a recoger, a Lian lo veremos luego en el aeropuerto. En el aeropuerto sacamos las tarjetas de embarque y nos sentamos en una terraza tranquilamente a esperar, mientras hacemos la selección de fotos de los días anteriores. Supuestamente el vuelo es a las 14:30 pero nos han hecho ir tan pronto, en parte porque los vuelos aquí pueden sufrir atrasos o adelantos, en función de la meteorología. Cuando ya llevamos casi 2 horas esperando, se acerca hasta la terraza el hombre que nos hizo el check-in… nuestro vuelo ha sido cancelado. Nos quedamos con cara de póquer… uhmmm… y? Nos lo vuelve a repetir por si no lo hemos entendido… Entender entendemos, lo que no sabemos es lo que implica. Nos buscan plaza en otro vuelo hoy? mañana? Y el siguiente vuelo lo perderíamos… o nos lo cambian también? Nuestra cara es un poema, nos dice que va a ver como va el siguiente vuelo y nos dice algo. Tenemos la impresión de que el siguiente va lleno (lleno = 9 personas). Seguimos con las fotos como si nada… Al rato me acerco, me pide los billetes, lo veo hacer gestiones y me da otros billetes… hay sitio para nosotros!!!

Me quedo con la incomoda sensación de que nos han hecho el favor, sobre todo por tener otro vuelo a continuación. Les damos mil gracias, recogemos las cosas y nos metemos en la salita de embarque. En la puerta está la mujer del hombre del puestito al que hemos estado yendo a comer, vestida de militar, debe ser de la seguridad del aeropuerto. Nos saluda amablemente y se alegra de que finalmente hayamos podido salir hoy. Nos sacamos unas fotos con ella. Seguidamente aparece Lian, que entra con prisa, ya me estaba temiendo que no pudiésemos despedirnos de él. Nos damos unos abrazos y apretones de mano. Ha sido un anfitrión increible. Nos da penita… adiós adiós!!!

Aun recuperándonos del susto, montamos en la avioneta. El vuelo mu guapo, pero nada que añadir al de ida. En 50 minutos aterrizamos en Miri, que ya conocemos de la ida. Son las 15:00 y el embarque empieza a las 17:00. Trabamos a hablar con un holandés algo mayor, y terminamos yendo a comer con él en frente del aeropuerto a unos puestitos de comida que parece que ya conocía de su vuelo de ida. Hablamos de los viajes, de Malasia, de Indonesia, de los días que hemos pasado en Bario. Comemos unos calamares en salsa ultradulce, pollo al limón y cerdo a la pimienta negra. Al acabar son las 16:30, así que volvemos ligeros al aeropuerto.

Al pasar el control nos piden los pasaportes y se quedan dándole vueltas de un lado pa’ otro. No se que pasa pero me empiezo a inquietar. El policía finalmente me empieza a pregunar que cuando hemos llegado. A donde? Aquí? A Malasia? No lo entiendo… parece que quiere otra cosa. Mientras, el otro poli le pide a Sai el billete de Kuala Lumpur a Kuching… que raro… ya lo hemos tirado. Un poco agobiada rebusca en el bolso pero al final rescata una copia digital del móvil.

Mi poli parece un perro de presa, el de Sai es un cachondo que le dice en español: Hola, no pasa nada, Dora exploradora! En aquel momento, con la tensión que reinante, nos descoloca y nos partimos de risa. Por su parte, mi poli me empieza a berrear que hay algo que no tengo. Está cruzado de cables. Empiezo a entender que a parte de tener en el pasaporte la entrada por Kuala Lumpur, deberíamos tener algún otro sello al cambiar de provincia?! Pero y porque no lo tenemos? Ni que nos hubiesemos saltado los controles! El poli nervioso saca fotos de todo y veo que las manda por un grupo de WhatsApp. Se va acercando la hora de embarque y si esta situación sigue escalando nos puede complicar las cosas mucho. De repente suena el móvil de mi poli. Después de hablar cuelga y nos suelta sin más que tenemos que ir al no se que fejatura a que nos regularicen el pasaporte…. comoooooo?!!! Vamos a perder el vuelo le digo! El otro poli pone caras tipo… mi compi es idiota. Se lo cuento a Sai, el panorama pinta mal. Perder vuelos buscar alojamiento, y lo peor terminar en vete tu a saber que sitio, cual criminales, asalta-fronteras…

Suena de nuevo el teléfono… la conversación no es muy larga, cuelga, prepara los papeles y nos los da… su tono es de reprimenda, tipo no lo vuelvas a hacer o te perseguiré por la faz de la tierra… yo ya no escucho, cabeza gacha, thank you thnak you, recoge recoge y sal por patas….

Aun sudando, nos miramos Sai y yo, nos queremos partir de risa, pero en el fondo aun tenemos el cuerpo destemplado. Vemos al holandés y nos sentamos al lado, le contamos, tampoco le importa mucho el tema. Respiramos y ahora sí nos reímos…. van 2 en un solo día.

No tardamos mucho en embarcar. El vuelo tiene una escala pero es el mismo avión. No dura ni 40 minutos. Bajamos del avión, esperamos en una sala de transito unos 20 minutos y volvemos a subir. Otros 40 minutos y llegamos a Kota Kinabalu!!! Yeah!!! Pa’ habernos matao!!! Solo nos falta una cosa pa’ estar tranquilos, conseguir que nos pongan el sello en el pasaporte por entrar a la provincia de Sabah. Si salimos del aeropuerto sin el, cuando volemos de Kota Kinabalu (KK) a Kuala Lumpur, es posible que nos pase lo mismo. Llegamos al control, no se cuestionan nuestro pasado inmediato y salimos con el pu*o sello de entrada!!! Yeahhhhh, ahora sí!!!

Sai checkea precios de Grab y Maxim. Optamos por este último que por 7,6 ringgit ( < 2 euros) nos lleva al hostel. El chico es majete le preguntamos todo lo que se nos ocurre porque vamos a llegar en torno a las 21:00 y quisieramos encontrar un sitio rápido donde comer algo y tomar unas birras. Por suerte Sai ha elegido bien la zona, y estamos muy cerca de las terrazas que dan al mar, donde se acumulan los sitios pa’ guiris…. sí, suelo huir de ellos, pero hoy nos bien de perlas.

Llegamos al hostel, después de unas cuantas vueltas siguiendo a San Google Map, el cual en esta ocasión no está muy fino… Mareados, decidimos preguntar a una camarera de uno de los restaurantes de marisco, que nos rodean… La chica nos mirá, sonrie y nos acompaña hacia lo que viene siendo un corredor interior con tiendecitas de todo tipo, nos señala a lo lejos un cartel amarillo y nos dice que subamos al 3° piso… Dicho y hecho… Pero que es esto!!! Un parking de coches!!! Ah!!, espera que a la derecha marca el hotel. Por un momento nos recuerda al hostal de Hong Kong… Entramos, hacemos el check-in. Correcto. Me hago viejo, cuando tengo aire acondicionado y baño en la habitación, y un sitio donde tirarme a dormir ya soy feliz, y eso es lo que es. Salimos. Siguiendo las instrucciones del taxista, cogemos una pasarela elevada como las que hay en Bangkok, y llegamos directos frente al mar. En nada estamos sentados en una terraza frente al mar. Son las 21:00.

Nos centramos en que hacer mañana, queremos salir de aquí, ya que el vuelo de vuelta sale de Kota Kinabalu para Kuala Lumpur, de modo que mejor no dedicarle tiempo ahora y concentrar los dias aquí para el final. Brujuleamos y sale el nombre de un destino que no teníamos contemplado, nos vamos a Lahad Datu. Que está en medio de cosas que tenemos pensado ver pero en lugar de ir y volver por el mismo lado hacemos un loops sin repetir tramos. Una vez definido lo de mañana, nos relajamos y pasamos al diario, las fotos…

Seguimos aquí con eso, el relato lo dejo aquí, en breve a la cama que mañana madrugamos.

Seguimos un rato allí hasta terminar de ponernos al día con las fotos y el diario, y subirlo todo. De camino a nuestro hostal, compro en un puesto callejero unos pinchos variados, que disfruto con gusto. No quiero ni pensar en las horas que vamos a dormir, es tarde y toca madrugar… mañana más!

Selamat malam!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *