Lunes 15 de Agosto de 2022
Peces
Pasan de las 10 cuando nos planteamos salir de la cama. Decidimos comer de acuerdo al horario local (12~13), arrancamos el día con calma, desayunamos en el hostel un té y la piña que amablemente nos ha dejado Lian. Hacemos un poco de tiempo escribiendo el diario y sobre las 12:30 vamos a nuestro puesto habitual a comer. Hoy toca arroz, ternera, algo tipo acelga y algo que pensamos que es pollo encebollado. Según empezamos a comer, descubrimos que el pollo tenía aletas, y debía ser de la familia de los tunidos, pero estaba aderezado con tocino?! Lo cierto es que ni el aspecto ni el olor nos hizo suponer que fuese pescado, pero lo era, y bien rico estaba.





































Según terminamos de comer, a caminar. Queremos peinar la zona, y sitios que hemos visto de lejos tratar de acercarnos a ellos. Desde la pista vimos una avioneta desestructurada, por decir algo, y muy cerca, las típicas letras enormes, que aquí rezan: I ❤️ Bario. Había supuesto que podía haber una pista paraleta a la principal pero no. Probamos varios desvíos, pero terminamos aceptando que ambas cosas estan dentro del espacio privado de un alojamiento que en su puerta avisa del cobro a ajenos al establecimiento.
La llamada de la selva (léase apretón urgente) hace que Sai pida tiempo muerto, y retrocedemos con paso firme y culo prieto hasta el hostal. El día se ha abierto, lo que aquí significa: mejor te cobijas, de modo que Sai opta por el modo siesta y yo por el modo escriba sentado. A la hora despierto a Sai, son las 16:00. Salimos a pasear, segundo intento. Damos 100 pasos, y soy yo el que tiene que volver precipitadamente a la aldea, debido a la llamada urgente de la selva. Una vez nuestros alegres cuerpecillos se vuelven a sentir ligeros como la brisa, hacemos el tercer intento.
El día ha estado entre torrido y amenazando lluvia, pero tenemos la suerte de poder caminar un par de horas con un sol amortiguado por una bruma fina. Exploramos una zona donde pensamos que puede salir un camino, y aunque el camino acaba pronto, descubrimos una iglesia rockera, donde una explendida batería ocupa un lugar insigne junto al altar. Entendemos que cristianos son pero no del palo papal. Luego nos adentramos en los arrozales. Abandomos la pista, y caminamos sobre los muretes que delimitan las «piscinas» a las que en breve transplantaran los plantones de arroz.
Justo en esta época, estan empezando un nuevo ciclo de cultivo de arroz. Lo que luego serán arrozales, ahora parecen charcas, de apenas un palmo de profundidad. Bajo el agua clara, se ve el fondo limoso que en parte permite que estas «piscinas» se mantengan estancas. Entiendo que el terreno del arrozal requiere un mantenimiento, y cada cierto tiempo tienen que sacar el excedente de limo acumulado para mantener la profundidad adecuada. Eso se aprecia en algunos tramos que caminamos, sobre los que se puede ver que han acumulado barro fresco. Todo ello nos hace caminar con cautela, ya que si no podríamos terminar de barro hasta las cejas. Llegamos incluso a un punto en el que decidimos retroceder para intentarlo por otro lado, y finalmente nos rendimos y a la primera oportunidad salimos por un pasillo que nos devuelve a tierra firme.
Lo mas curioso de todo es que hay «piscinas» similares a las de los arrozales, que son sólo para peces. Para mi son indistinguibles, pero al parecer suelen estar junto a las casa, e incluso debajo. No me queda claro que fue antes, si la piscina o el pez. No se si la charca de agua cubre una necesidad en sí, y ponen los peces por ejemplo para evitar los mosquitos, o si el auténtico fin es tener peces que comer sin necesidad de ir al rio…
Empieza a oscurecer.Paramos en nuestra tienda-bar-billar-peluquería de cabecera, tomamos una birra y seguimos hasta el hogar. Al poco de llegar aparece Lian. Nos alegramos de verlo, como se alegra un niño al ver a Papa Noel… Le contamos nuestras batallitas de hoy, el nos cuenta que ha pasado el día con sus actividades de trabajo comunitario. Hablamos del vuelo de mañana y como gestionar el paseo al aeropuerto. Al rato nos vamos a la peluquería a tomar algo y luego al karaoke a cenar… o era al revés?
El pub-karaoke hoy está muy tranquilo. La coña es que en el bar de enfrente (entiéndase que en todo el valle solo hay 3, pero están todos juntos) está toda la parroquia de ayer. Alguno nos hace señas, saludamos pero volvemos a donde ayer, donde hoy podemos estar tranquilos. Pedimos unas alitas de pollo, que nos sirve con 3 salsas picantes, que están exquisitas. Yo remato el relato, con lo cual me pongo al día… pero no este relato, ya que en un mal corta y pega me cargo el trabajo de mas de una hora y ganas me dan de llorar. Una vez asumida mi estupidez, empiezo a escribir esto que lees que seguramente poco se parezca al original.
Volvemos al hostel, Sai se acuesta y yo cumplo mi penitencia. Es la 1 de la mañana cuando termino… me voy a dormí.
Selamat malam!