Martes 18 de Enero de 2022
Masais
El día arranca como acabó ayer, feo y amenazando con llover sin parar. Nos levantamos a las 7:30, ducha y a desayunar. Nos han preparado un desayuno generoso, papaya, platano, creps, mermelada, tostadas, tortilla y te. Suficiente comida como pa’ tirar el día.

















































A las 8:30 viene John a recogernos y bajo la lluvia nos dirigimos al mercado de ganado masai. Por suerte, aunque el descampado esta algo embarrado ha dejado de llover. Llenando todo el espacio se distribuyen en grupos los vendedores, cada cual con su ganado al lado. Sorprende la disciplina de reses, cabras y obejas, que permanecen apiñaditas en un círculo junto a su dueños. Por un lado están solo las vacas, y por otro cabras y ovejas. Hay quien tiene hasta grupos de 20 cabezas, mientras otros están alli con dos, tres, incluso un pieza.
Hemos interactuado tan poco hasta el momento con los locales, que de entrada nos sentimos extraños. Es lógico, somos un blanco fácil para todas las miradas, pero en nada se nos pasa. Observamos con atención el ganado, sobre todo las vacas son muy diferentes a las nuestras, evidentemente no son vacas de leche. Algunas con cuernos muy singulares, su lijera joroba y la escurrida papada que cuelga de todo el cuello. Los cuernos son en general más romos y la cadera sobresale por arriba de la que parece colgar la vaca como una tienda de campaña militar.
A ratos se nos acerca alguno y nos pregunta lo típico: Cual es tu nombre, de donde eres, quieres una vaca? Nos reimos y le decimos que vamos con mochila y es difícil meter dentro la vaca y seguro que el capitán no nos deja meterla en el avión de vuelta. Se rien, nos reimos. Un de los venderores con los que hablamos nos sorprende, porque el lóbulo de la oreja que muchos llevan estirado y con abalorios, este lo tiene recogido por detrás de la propia oreja… le notaba algo raro… hasta que me di cuenta… peculiar!!! Otra cosa llamativa son las escarificaciones con las que se marcan la cara. De hecho, algunos grupos de ganado vimos que estaban marcados tambien con escarificaciones. Después de un rato dando vueltas nos volvimos donde John y rumbo de nuevo al parque.
De nuevo las lasgas pistas, pero hoy se veía todo mucho más humedo de la lluvia caida. Según nos aproximabamos, el cielo dada pinta de querer abrirse y de hecho ya no nos volvió a llover más. Es más, por un momento se descubrió parte de la cumbre del Kilimanjaro y pudimos entrever sus nieves a través de las nueves… ooooooooooooohhh…
Los animales que vemos son más o menos los mismo que ayer. Mas cerca, más lejos, en grupo más grande o en solitario. El cambio si se nota en la luz al ser por la mañana y estar más despejado. También hay menos polvo, huele a tierra y todo está fresco y lozano. Lo mas destacado fueron los elefantes, que pillamos varias veces de procesión. Manadas de casi 30 elefantes, de todas las edades, de una misma familia, que discurren en fila, uno detras de otro. De vez en cuando cruzan las pistas para vehículos, lo cual permite verlos desde bien cerca y comerlos a fotos. También nos llamó la atención una hiena que vimos, caminando lentamente, con evidete esto de gestación avanzado.
A medio día paramos en uno de los suntuosos hoteles, todo lujo imperial, y en la terraza disfrutamos de unas risas y unas cerves. La verdad es que vamos a echar de menos a John, nos lo pasamos genial con él, ni un pero. Sobre las 15:00, después de comernos parte del salchichón que trajimos con pan, unas manzanas y galletas, volvemos a rodar. Despasito vamos hacia la salida, parando cuando vemos alguna bichillo.
Sobre las 17:00 ya hemos salido y enfilamos a ver un poblado masai. Evidentemente hay que pagar, si no no te iban a enseñar el poblado, sus chozas, entrar en ellas y explicarte como se hace la vida dentro. El chico, que tiene 28 años, nos cuenta que son polígamos, su padre tenía 5 mujeres y en total 48 hijos. La aldea son 9 casas de 2 familas distintas. Un cerco de maleza circular separa la aldea del los peligros del exterior. Luego estan las casas y en otro circulo de maleza interior es donde guardan el ganado por las noches.
Las casas las suelen hacer las mujeres, entre unas tres, y cada siete años las reparan. Entramos en su choza. Sorprende la oscuridad, es casi total, ya que apenas tiene varios ventanucos muy pequeños, principalmente para que salga el humo. El interior es un unico cuarto, con un jergón a un lado, un hueco central con piedras para el fuego y un banco corrido en una de las paredes. Impresiona. El chico nos cuenta. Es majete y se rie con nosotros cuando decimos tonterías.
Ellos solo comen la carne de sus reses, su sangre y su leche. La sangre, unos dos litros, la extraen de un picotazo con una punta de flecha de alguna vena del cuello. Luego la beben sin más o mezclada con leche. Tambiéne dicen que toman medicinas, pero no modernas, medicinal naturas y sus brebajes varios.
Al salir nos enseñan como hacen el fuego con dos maderitas, el bastón de madera blanda de acacia, y el soporte de madera dura de no se que árbol. Para empezar se usa caca seca de elefante, debe ser por la cantidad de fibras. Venga a girar y girar, una chispita que vuelcan sobre el resto de caca, arropandola y soplando sin parar. Una vez agarra le ponen ya un haz de paja y volver a soplar… super fácil, oiga!
A la demostración del fuego le sigue una danza. Mujeres a un lado, hombres a otro, cantan y bailan, de vez en cuando dando enormes saltos en vertical. Al show le sigue una sucesión de unos 8 paños en el suelo, mujer y mercancia incluidos. Los pasamos más bien rapido, nada realmente que nos atraiga ni ganas de mercadeo. Por último nos enseñan el ganado, más del que imaginaba, hablamos un rato y despedida.
Estas visitas siempre son un poco raras. Cierto es que viven allí y siguen viviendo así, tanto como el teatro del fuego y la danza final. Uno se alegra de verlo en primera persona, olerlo y sentirlo, pero se hace raro. También es cierto que no es regalado, y ese dinero sí que se queda en la comunidad.
De alli a nuestro Eco Camp. John nos dice de quedar mañana a las 7:00 ya que vamos a hacer un último game-drive y quiere estar en la carrtera rumbo a Diani antes de las 10. Tenemos una ruta de unos 350km, unas 6 horas y media hasta ver el mar. Pregunto si nos pueden hacer el desayuno a las 6:30 y no hay problema, así que quedamos a las 7:00.
Nos venimos un ratín a la habitación, pues a las 19:00 vamos a por nuestra cena. Peazo de ensalada, guisantes, pure de papas y pollo en salsa… que bien cocinan aquí… se ha ganando una buena propina! No podemos terminarlo todo, pagamos todas nuestras deudas y corremos a nuestra cabaña porque vuelve a llover.
Son las 20:30 y ya estoy terminando, una ducha, recoger las cosas para mañana y a dormir. Al igual que ayer, como aquí no hay cobertura, el texto lo tengo preparado, así como la selección de fotos y cuando haya cobertura lo subo todo.
Un beso enolme desde el este de África!!!