Martes 25 de Enero de 2022

Snorkel

Nos levantamos antes de las 8, ducha y desayuno. Vamos dirección al lugar donde hemos quedado, cuando nos encontramos con nuestro himno presente guía. Nos dice que lo sigamos al interior de un restaurante, donde nos dan a probar las gafas y aletas. Estan en estado penoso. Rotas las gomas y cosidas con hilo gordo. El tubo agarrado a las gafas con un amarrijo. Otras gafas medio rotas… vamos… un desastre ecológico… Sai tiene gafas, así que busca sólo aletas, yo ambas cosas. Sai sale con aletas de un pie distinto al otro y las mías pequeñas, espero que no me entre agua. Compramos agua y unas cerves, que meten en una neverita con hielo. Ellos salen con el bote y nosostros nos subimos en el embarcadero.

La tripulación es casi la misma, pero en lugar de los dos Simbad y Mohamed, va solo uno de los Simbad y se incorpora Barak, que va muy alegre él con sus rastas.

Hoy hacemos casi todo el trayecto a motor. Vamos hacia la isla de enfrente, Manda, pero en dirección opuesta a mar abierto. En la isla de Manda está el aeropuerto por el que llegamos y la separa del continente un canal que en algunos tramos llega a ser estrecho y durante la marea baja se puede pasar con facilidad. Tal es así, que en alguna ocasión han cruzado elefantes y bufalos, y han tenido que hacer una especie de barrera con coral para que no pasen.

Rodeamos la isla por el canal, flanqueado a ambos lados por el manglar. El mar está muy calmo allí, nada que ver con la parte que hemos recorrido entre islas, mucho mas abierta y sometida al viento, a veces intenso, que está haciendo estos días. Nos cruzamos en el canal con algunas lanchas rápidas que nos zarandean al pasarnos. Mohamed nos comenta que vienen de Somalia. Indago y me explica que muchos vienen a comprar una hierba que mastican por sus efectos estimulantes. Creo que no es la misma que ya he visto en India, Myanmar, Indonesia… pero de ese estilo. Al parecer aquí es cara, pero muchísimo más en Somalia. Le preguntamos por la frontera y si son legales esos viajes. Nos dice que sí, que en realidad lo que hacen es parar antes de entrar en Somalia y ya por tierra cruzan la frontera.

Al salir del canal nos encontramos con un mar bastante picado. Mohamed nos señala algo y nos dice que es un nuevo puerto. Es tres veces más grande que el de Mombasa. Tan grande es y su ubicación estratégica es tan buena, que nos dice que hay puertos en Sudáfrica que están preocupados por el efecto que pueda tener en ellos. Al parecer ya está operativo pero le faltan 2-3 años para estar a pleno rendimiento. Paralelamente se está construyendo una gran autopista que comunicaría con paises sin mar como Sudán.

Tenemos que cruzar el tramo largo que nos separa de otra de las islas que forman este archipiélago. Es casi mar abierto, en mar nos bate de frente y con ganas. Recogen todos los cojines, nuestros bolsos, la comida, todo, y lo meten bajo cubierta, porque nos está cayendo la del pulpo. También nos piden que nos sentemos detras para levantar más el barco por proa e ir un poco mejor. Nos cae la del pulpo. Mohamed levanta un tablón del suelo que le da acceso al espacio sobre el casco y empieza con un cazo a sacar agua a un bidón, que cuando llena vuelca por la borda. Conté unos 5 antes de cansarme y debieron ser 3 o 4 más. Por fin empezamos a entrar en una zona mas resguardada por la isla y aunque sigue soplando con ganas vamos sin problema.

Estamos en la zona donde vamos a hacer snorkel. Vemos que discuten sobre que zona es mejor hasta que se deciden, tiran el ancla, nosotros nos preparamos y al agua. La decepción es total: demasiado viento >> agua revuelta >> mala visibilidad = no snorkel. Vamos hacia un lado primero y luego hacia el otro, pero nada. El coral tiene buena pinta, pero no veo sino siluetas mas allá de 2 metros. Salgo del agua jodío. Lo hablamos. Ellos estaban ya preparando la comida. Han montado un brasero y han marinado con montón de especias unos tacos de atún bien hermosos. Deciden desplazar el barco hacia una zona cercana. Volvemos a meternos. No podemos decir que ahora sea agua clara y cristalina, pero al menos no es una perdida de tiempo. Es una pena, porque el coral si que está bien. En un día bueno, seguro que nos hubiese gustado mucho. Pasamos una hora dando vueltas hasta que decidimos subir a comer. La comida a bordo esta estupenda. El atún ha queda espectacular, acompaña unas papas cocidas en salsa de tomate muy rica y un arroz blanco que traían. De postre unos mangos, naranjas y platanos troceados.

Vamos comiendo mientras desandamos el camino. Es curioso, la travesía que antes fue un luchar contra los elementos, ahora,al ir a favor, nos dejamos llevar sin motor ni vela y aunque movido, resulta casi hasta plácido…

Compartimos con ellos las cervezas que compramos y volvemos disfrutando del viaje en barco. En cuanto pasamos el canal despliegan la vela y nos dejamos llevar por el viento.

El snorkel no ha sido bueno, pero nos lo hemos pasado estupendo con ellos. Al llegar a puerto les damos a cada uno una propina. Son buena gente y se han portado súper bien con nosotros.

Nos vamos al hotel, apetece ducha y pasar por el baño. Luego salimos con intención de tiendear un poco, a ver si compramos slguna cosita. Sai termina comprando unos simpáticos baobabs y algun pareo. Damos tumbos hasta terminar en el restaurante de anoche, que es el único que vemos agradable frente al mismo mar. Mientras escribo esto tomamos algo y en breve nos servirán algo de comer ligero. Luego puede que vayamos a un bar donde hemos quedado con uno de nuestros marineros y de ahí a la cama.

Mañana free day, pensamos ir hasta otro pueblo cercano pues tiene una playa de infinita arena blanca, y disfrutar del sol y el mar.

Buenas noches!

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