Sábado 21 de Diciembre de 2024
La Isla de los burros
Nos levantamos poco antes de las 8. Sai mucho antes, pues ayer sobre las 21:00 ya cayó muerta. Ducha rápida y a desayunar o almorzar, porque nos sirven unas albóndigas con papas fritas, zumo y te, unos panecitos fritos, que de tener azucar serían auténticos donuts sin agujero, problema que resolvemos rápido, y unas tostadas. Con el tiempo bien medido, terminanos, pasar por el baño, montar la mochila y a recepción. Le comentamos que ayer pedimos taxi, lo verifica y nos dice que esta apunto de llegar y bajamos.

















































Segun salimos lo tenemos en la puerta, montar y tirar. Al ser ya lunes pensé que el tráfico volvería a ser una locura, pero lo cierto es que estaba razonablemente fluido, en media hora ya estábamos allí. El aeropuerto nos sorprende, porque el de Nairobi, la capital, nos pareció tan poca cosa, que no sabíamos que esperar. Pero no, este es reducido, pero un aeropuerto del tipo habitual en mis viajes. Un cigarrito por fuera y pa’ dentro. Hay poca gente y los controles y demás los pasamos rápido y sin historias. Tenemos tiempo, miramos las tres tienditas y nos entretemos, la hora y pico pasa en un plis. El embarque típico, andando hasta el avión, vamos cuatro gatos.
El vuelo es un subir y bajar. En avión sigue la línea de costa, y segun avanzamos, el terreno parece más seco… nos acercamos a Somalia… es cierto es que según descendemos a Lamu se percibe nuevamente mas verde, pero no son los verdes que dejamos atrás…
El aeropuerto de Lamu si que merece una oda… creo que es de lo más ínfimo que he visto. Una pista corta y asfaltada de aquella manera. Segun sale el avión de la pista principal, va por una superficie de tierra compacta. Es cierto que se ve que están en obras. Según salimos, evacuamos aguas menores, y en la misma puerta localizamos a un hombre con nuestros nombres. Nos conduce, pero no a una furgo ni na… nos conduce caminando por un paseo corto hasta un embarcadero. Nos indica un bote y allá que nos metemos. Cuando lleno va, nosotros partir. Todo locales. Algunos nos saludan amablemente y nos preguntan. Primera vez? Cuanto tiempo en Kenia? Good vibrations…
Al llegar al embarcadero de Lamu, bonitas estampas de barcos, gentes subiendo y bajando de los botes. Según subimos las escaleras, el que nos había acompañado nos indica que sigamos a otro hasta el «hotel». Es un señor mayor, con su gorrito musulmán, gafas de sol, que al quitarselas luego descubren un ojo con cataratas avanzadas. Nos lleva primero por la calle que da al mar. Españoles? Yep Y empieza a hablarnos en español, para luego pasar al Italiano, que parece manejar con mayor soltura. Luego tuerece por una calleja. Es un poco lo de ayer en Mombasa, pero aquí menos ruinoso y se percibe un ambiente mas amable.
Al llegar al hotel subimos hasta una terracita y desembarcamos. El hombre que no sabemos todavía que relación tiene con el establecimiento, nos despliega su oferta de actividades, seis en total. Tengo la impresión de que solo eran 3 y el resto se las inventó, o no me enteré de nada, lo cual también es posible. Tenemos toda la tarde de hoy, son las 13:00, y dos días completos, ya que el jueves nos vamos por la mañana. De lo que nos ha dicho nos suena bien ir en un barco tipo vela latina a ver el anochecer, y un día entero de snorkel. Empieza el regateo, los precios de cada uno, luego la oferta definitiva de precio conjunto. Ni Sai ni yo somos de regatear mucho, pero nos conformamos cuando los precios se acercan a los de nuestra Lonely pre pandemia. Trato hecho, esta tarde saldremos en dhoma, o algo así, que es como llaman a esos botes que recuerdan a la vela latina, a dar un paseo por las islas de alrededor a ver el atardecer, y mañana a las 9:30 tenemos jornada de snorkel.
Bajamos a la habitación, que está muy cuqui. No hay lujo, pero se trata de una antigua casa arabe con habitaciones a distintos niveles, abiertos a un patio central, donde seguramente hubo una fuente y ahora un piscina que no pensamos usar, en parte por su estado de dudosa limpieza. Reorganizar bolsos y dineros y pa’ la calle. Hay un trazado sugerido por la Lonely para pasear por el galimatías de callejuelas. Tratamos de seguirlo, de aquella manera, ya que los vericuetos son miles. Nos sentimos comodos, por aquí si se puede andar sin pensar más que en lo que ves, oyes y hueles. En algún momento me vienen imágenes de la niños de los pueblitos de pescadores en Canarias, caoticos, no muy limpios, pero con encanto.
Me llama la atención un patrón de distribución en muchas casas. En lugar de tener una puerta directamente abierta a la calle, se habre una especie de zaguán muy amplio, con banco de piedra corrido en las paredes. En algunos caso llegamos a ver incluso restos de pequeña fogata. Luego veriamos en el paseo junto a la costa muchos bancos corridos y largos… aqui son de sentarse y hablar y hablar…
Sobre las 14:00 vemos un hotel con comedor en la planta alta, probamos, no esta mal. Las vistas dan a la plaza frente al fuerte y a la entrada del embarcadero principal. Tratamos de pedir de comer, pero es un poco lio. Cada vez que decidimos sobre algo, nos dicen que nos les queda. Al final no sabemos muy bien ni que pedimos. Nos llega arroz con ternera, otro con pollo, estofado de carne de cabra y unos zumos de tamarindo. No está del todo mal, me gusta la carne de cabra, pero no tanto lo demás, pero comidos quedamos y seguimos con nuestro paseo.
Pensaba que las calles irían acabando, pero se nos abre una calle bastate larga llena de puestitos de todo tipo. Para ser una isla hay un nivel de aprovisionamiento sorprendente, lo cual me lleva a pensar que aquí se maneja dinero. En esta zona hay establecimiento de muy alto estanding, pero lo cierto es que se percibe un nivel de vida algo mas elevado. Terminamos casi en los exteriores, bordeando hasta volver al paseo junto a la costa. Nos reímos pues por allí no dejan de pasar motos, algo muy raro, ya que en Lamu no hay coches y el principal medio de transporte y carga es el burro. De modo que al ver tanta moto, nos da la impresión de estar tomando la circunvalación de Lamu. Al llegar al paseo de la costa retrocedemos hacia nuestro hotel. Aun faltan 45 minutos hasta las 16:30 en que hemos quedado para salir en barca… la llamada de la selva nos anima a volver al hotel y pasar por el baño. Llevamos dos días muy sueltos, no sabemos si ha sido por tanto zumo, batido y granizada. En cualquier caso nada grave, ni incontenible, al menos de momento..
Después de reposar un poco en el hotel, vamos hasta el Donkey Sanctuary, donde hemos quedado con nuestro guía para lo del bote. Como he comentado el burro es el animal predominante, hasta el punto de que tienen una suerte de hospital para borriquillos. Son super bonitos, me hacen recordar al burrito de mi abuelo que tanto me gustaba. Los burros aquí tienen una franja negra en el lomo a la altura de los hombros, cosa que jamás había visto, son burritos muy dóciles y con cara de buena gente.
Al llegar, nos espera el hombre, que está con el menor de sus 7 hijos, de unos 7 años, nos lo presenta. Pienso que tal vez está enseñandole el negocio. Nos acompañan por todo el paseo que esta llenos de botes artesanales, hasta llegar al nuestro. Nos presenta a la tripulación, un sobrino llamado Simbad y otro colega que también se llama Simbad… así que salimos con los Simbades y otro chico más. Nos señalan el barco… woww… que bonito… diría que es el mas bonito de los que veo al rededor… No las tenía todas conmigo con la ruta en bote, pero es algo de lo recomendado aquí, al ser botes tradicionales.
Montamos y del puerto salimos a motor, pero en cuanto cruzamos el canal, apagan motores y despliegan vela… Pienso que es la primera vez que monto en un barco de vela… jooo… mooooolaaaa… que plácida sensación de fluir… Me ofrecen el timón… yo? vale! … y por un rato me convierto en capitán, muevo el timón con cierta aprensión, viendo como el viento carga la vela mas o menos según cambio de dirección. El mar no está picado, pero el viento sopla, así que en momentos dados la vela se hinche con alborozo, y tira hacia estribor que es del lado por el que está la vela. En algunos virajes el barco se inclina hasta entrar agua directamente por la borda… wowwww … esto mola… debo de tener cara de tonto, porque desde proa Sai me saca fotos muerta de risa.
Cruzamos hacia los manglares del lado opuesto y bordeado una playa a la que asoman casas impresionantes y hoteles… menuo lujazo… me imagino a cualquier futbolista, o cualquiera entre los primero 100 de la lista Forbes allí sentado… nuevamente las burbujas, mundos dentro de mundos inconexos. Nosotros seguimos hasta el final de esa playa, donde el canal se abre al mar y quedamos mirando a poniente. Nosotros no seremos megaricos, pero nos sentimos los seres mas agraciados del planeta… Arribamos sobre la arena de la playa, justo antes de una punta en la que numerosos barcos han recalado y por detrás de los cual cae el sol… momento fotogénico 100%. Me remito a fotos para evitar seguir babeando.
Cuando el sol se ocultó tras las nubes, nos bañamos en el Índico. Eetornamos. En nada ha caido la noche. Vamos a vela, casi a oscuras, casi flotando… con el gustirrín en el cuerpo de haber aprovechado tan bien un día de transito. De repente vemos una mole en medio del canal… que es eso? Parece… una casa? Preguntamos y nos dicen que vamos hacia allí… es el floating bar… un bar flotante montado sobre barriles de plástico!
Sin dejar de alucinar abordamos el bar flotante. No puedo describirlo si dejar de flipar. Unos tres salones con mesas y sofás, una cocina, baños y la barra donde nos sirven unas birras heladas!!! Pasamos un rato allí, ojipláticos… no damos crédito… vaya tarde!!!
La vuelta la hacemos próxima a la isla de Lamu, que ya a oscuras, ilumina con farolas el paseo y los principales edificios… se ve tan bonito…
Llegar, desembacar y quedar mañana a las 9:30 para hacer snorkel. Nuestro guía nos esperaba en puerto para ver si todo bien y coordinar lo de mañana, y luego acompañarnos hasta el hotel por el galimatías de calles a oscuras. Le decimos wue no hace falta que creemos saber llegar, y nos quedamos en un restaurante junto al mar echandonos un pizza.
Ya de camino al hotel, paro a comprar unas cerves que en la terraza del hotel disfruto mientras redacto el relato diario.
Alguno se preguntará porqué me meto esta pechada a escribir todos los días… simple… memoria porosa. Soy incapaz de recordar detalles ni nombres de mi último viaje… Espero que estas memorias me alegren días futuros y me ayuden a recordar estos momentos de plenitud y felicidad…
… besitos a todxs!!!