Viernes 3 de Enero de 2020
Cumpleaños
Bueno, pues hay que empezar por anoche. Cuando subí el relato, estábamos a punto de irnos a la cama. Yo de hecho, tenía el encefalograma casi plano. Despierto, pero más pa’llá que pa’cá. Y nos fuimos, pero a medio camino, caminando por el camino de tierra paralelo a la playa, bajo arboles y palmeras, y casi a oscuras, con sólo la luz de los focos de algunas casas, que se filtraba entre los árboles… entonces dice Sai —Mira un buffet! — Lo que hace el hambre, pensé. Pero había jaleo y además era el warung (restaurante local básico) de Evelin, donde comimos ayer. Según nos acercamos vimos que era algo privado, y cuando nos retirabamos, Evelin nos llamó a señas diciendo que entráramos…





































Inmediatamente, un chico que hablaba bien en inglés, nos insistió y nos acompaño al interior, bajo la mirada de todo los invitados, unos sirviéndose del buffet, otros sentados comiendo. Nos explicaron lo que había en cada hondilla: arroz blanco y amarillo, fideos fritos, pan de gambas, dos pescados a la espalda enormes, sambal de dos tipos para el pescado (salsas piconas, ensalada de algas, ternera cocida, pollo frito, carne de perro!, una especie de revuelto de hojas, guiso de cerdo, piña de millo, melón, tarta, una botella de whisky y una de arrak…. yeah!!!
No quepa duda en que lo probamos todo… si todo… aunque un solo plato y sin abusar de tanta amabilidad. Rio Fernandez, que así se llamaba el chico, nos hizo un sitio en la mesa de la familia.
Nos explico que el es de Flores, yo le conté que estuve en flores hace unos años, conocía Coca Beach y a Blassius, donde me quede con Jose Costa, y donde resulta que el se ha hecho una casa. El motivo de la fiesta es el cumpleaños de su mujer, que es hija de Evelin. Comimos y hablamos, nos enseñaron música, que terminamos poniendo con Spotify y los altavoces que me regaló Ivan. Noa reimos mucho, flipando de la suerte de vivir algo así… hasta que se le acabó la batería al móvil de Sai… y a mi…
Nos despedimos con profusión de mensajes de gratitud y reverencias varias. Hasta ese nivel mi indonesio funciona ; ). Sai, se la imaginarán los que la conocen, estaba pletórica y seguramente tenía cuerda pa’ rato, pero yo fue llegar a nuestra cabaña y caer redondo… Selamat tidur… ; )
Y eso fue ayer…
… la noche fue un poco mala, yo que llevo mas de un año sin fumar tabaco normal (solo sin combustión, vease iQos) fumé mucho ayer + la solaja + comida + arrak + tanto tute, me desperté con un dolor de cabeza antológico. Me zampé una pirula y pa la cama. Luego me despertaron las tripas y el frescor del aire. Después de eso dormi de tirón. Nos dió media mañana, tarde, pero como una rosa.
A levantarnos, Jovanna, la dueña, nos preguntó si queriamos desayunar… Ok! Así que en nuestra mesa del porche, nos comimos unas tostadas con la típica tortilla para guiris que sirven en toda Asía, café de polvos y un mango cortadito…
Mientras desayunabamos, hablamos con Richard, el hijo. Nos ayudó a planificar la ruta de los días que vamos a estar por aquí. La idea es visitar una cuevas acuáticas, visitar una playa que emerge solo en marea baja, hacer snorkel en otras islas, etc. Le alquilaremos a el mismo la moto, por un precio razonable (5€/día).
Una vez desayunados y arreglado el mundo, salimos a caminarnos los kilómetros de playa. Intentamos comer algo antes pero no cuadró así que como desayunamos tarde tiramos.
La playa tiene unos 3 km y pico, y nosotros estamos en un extremo. Después de un rato llegamos al otro pueblo que da a la playa, Ohoililir. Nos encontramos un campo de fútbol, con un escenario donde los jovenes y las jovenas, practicaban los pasos de un ritual que finalmente creimos que representa la llegada del cristianismo a estas tierras. Nos acercamos y estuvimos un rato observando con curiosidad su actividad. En ese momento paso una nube, descargo toda el agua que llevaba en su tripita-nimbus y siguió de largo dando paso de nuevo a un rabioso sol.
Dimos unas vueltas por el pueblo, sencillo y humilde, pero cuidado, bonito y limpio. Compramos en un toko (tienda) unas galletas para ir tirando y unos noodle, para cuando haga falta, que en la habitación tenemos agua caliente.
Continuamos la playa, bordeada en esa zona por casa y alojamientos de mayor lujo, pero muy integrados en la frondosa vegetación. La parte final se volvió intransitable y volvimos rumbo hogar. Nubes cual medusas gigantes volaban con sus tentáculos de lluvia desde el mar. Nuestro trayecto y el de las nubes iban a colisionar en apenas media hora. Apretamos paso y entrando por la puerta de la cabaña comenzó a llover.
Aunque fue muy breve, nos indujo a disfrutar de la terraza frente al mar, mientras escribía el principio del relato de hoy. Sobre las 18:00 salimos a la playa a disfrutar de la caida de la tarde y caminamos hacia el próximo pantalán, situado al comienzo de la playa. Dios mío! Pero que luz! Que atardeceres! Me volví loco a sacar fotos… me puede.
Llegamos hasta el pantalán, donde con el sol ya bajo el horizonte nos dimos un chapuzón, saltando desde él al calido mar… wow… la vida vale la pena, pensé… ; )))
Volver, ducha, lavar y tender ropa y a cena puesta, que habíamos acordado con la dueña por WhatsApp?! a las 19:30. Rica cena, sencilla pero hogareña y 100% local. Arroz blanco, cazuela de pescado en salsa de jengibre, ensalada de hojas con tomate, berengenas con salsa dulce de manises y especias, y un mango picadito pa terminar!!!
La dueña ha venido luego a meternos un poco de presión con los días en los que vamos a quedarnos aquí. Dado que desde esta isla salen las excurciones en barco que pensamos hacer, y las principales visitas, y parece que nos podemos mover bien en moto, y encima nos tratan tan bien, hemos decidido tomarlo por campamento base hasta que nos vayamos la semana que viene!
Bueno, son las 21:30, buen momento para dejar esto, que ha salido largo y disfrutar del ruido del mar.
Buenas noches desde las Kei ; )