Martes 4 de Febrero de 2020
Ojek
Mañana easy. Dormir hasta las 9, desayunar y recoger… aun así nos sobra tiempo hasta las 12 menos cuarto que llega el barquero para sacarnos fotos con Sherly y Jess, fotos del lugar y tratar de absorber tanta belleza y paz en un par de tragos…








































Nos despedimos, abracitos, fotos y despedida a pie de playa. Nos ha gustado mucho el homestay y su gente, aunque las opciones que hemos tenido de hacer cosas han sido menores que en Kri. Esta genial para esto, dos o tres días.
La barca que nos lleva es como la del día de las italianas, un solo motor y menos estable. Seguramente por ello va más despacio. Disfrutamos del camino. Ahora miramos las siluetas y las reconocemos. Allí Kri, allí Mansuar, aquello es Batanta, Cape Kri, Gam, Batu Lima….
Como hemos visto en otras ocasiones, debido a la conjunción de corrientes, hay zonas en las que se junta toda la mugre. Aunque en su mayoría es orgánico, algas, hojas, troncos, cocos… lo cierto es que el plástico está, está muy presente. Durante todos estos días aprendes a no verlo, pero si lo buscas conscientemente lo ves por todos lados. Lo peor es que a veces no es sutil, se amontona, obsena e ignominiosamente. Esa botella no es mía, ni eso ni aquello, pero me siento avergonzado como miembro de mi especie y por participar del aquelarre consumista de esta sociedad…
El motor se para. Ya habíamos visto al barquero ir al ralentí al llegar a las balsas de mugre. Ahora lo entendemos, un solo motor + madero o cacho plástico, y te puedes quedar en medio de nada. Esta vez fue un madero. Sai y yo lo pensamos, cada uno en privado, si esto no tira, perdemos el ferry, no llegamos a Sorong hoy, ni al avión de mañana, ni al que le sigue, ni al que le sigue hasta llegar a Madrid. El motor arranca y ahora prestamos tanta atención como el barquero a las islas de basura. La situación se repite una vez más. Uyuyuyuy…
Llegamos sin mayor problemas. Llego descalzo. Realmente llevo descalzo casi una semana desde que se me rompieron las cholas. Según salgo de la barca me pongo las zapatillas… es una señal… esto se acaba. Vamos a la terminal a sacar los tickets y al salir, hacemos un funeral y tiramos a la papelera mi bañador que tiene una pernera desgarrada, mis chanclas rotas, las chanclas de Sai, con mas de dos decadas de viajes y también rotas, por no contar los escarpines que se los dejé a Sherly. Rezamos una oración. — Que el Señor del Reciclaje te acoja en su seno y no acabes en el mar!!!—.
Falta mas de media hora, pero sabemos que podemos entrar ya al barco y así hacernos hueco en la parte trasera, para ir al aire libre viendo el mar. Se nos hace un poco larga la hora y algo en que tarda el ferry en arrancar de calor que hace. Una vez en marcha el aire y las vistas lo cambian todo.
El barco no lleva ni una hora, cuando Sai empieza a dar gritos cual loca de atar. Ballenaaaas!!! Wow!!! Raja Ampat nos despide!!! Nos quedamos todos oteando. Ahí están, de nuevo los chorros de agua. Trato de sacar fotos, pero malamente y en eso… tain!!! Sale volando una del agua!!! Yeahhh!!! Nuevamente no son ballenas, son nuestras orcas diciéndonos adiós!!! Nos falta agitar el pañuelito con lágrimas en los ojos… Selamat jalan!!!
El resto del viaje sin incidentes, salvo la incidencia solar que nos torra del todo, pa llegar a España y perder amigos de envidia cochina por lo renegridos que volvemos. Al llegar un montón de taxistas esperan el barco como locos. Salimos entre el jaleo. Realmente, comparado con otros paises son bastante respetuosos, les dices, tidak, o aku punya taxi, y no insistenten más.
Supuestamente los del guesthouse donde nos quedamos nos vienen a recoger. Caminamos y caminamos y nada. Nos vamos quitando de encima a otros taxistas, pero nada. En esas Sai cree ver a uno con letreritos con mi nombre. Lo abordamos, en efecto es del hostel, pero no aparece mi nombre y pasan de nosotros. Por suerte Sai ve que otro de ellos lleva el cartel medio arrugado en la mano y en el mi nombre. Se lo decimos y ok. Al final somos unos cuantos, y al llegar al coche y meter las cosas nos damos cuenta de que no cabemos. Tienen que hacer otro viaje en cualquier caso, pero para que al menos quepamos los que hemos metido las mochilas, Sai se sienta sobre mi y vamos apretujados todos el corto trayecto.
Ya he dicho que Sorong es caro, Papua es cara. Pero este guesthouse que nos recomendó Sonya esta estupendo y bastante mas barato que la media. Te recogen y te llevan al aeropuerto, la habitación perfecta, hablan inglés y todo funcional. Me puedo equivocar, pero juraría que es chino, que en esto son buenos. Ducha cambio de ropa y por patas que queremos… ir al Nakamura a darnos otro masaje!!! Les pedimos taxi a los del guesthouse y nos dicen que nones, que aquí se tira de transporte público, que básicamente son los bemos, furgonetas que van de.un lado para otro tipo taxi colectivo y las ojek, las motos que te llevan detrás. Nos paran un bemo pero el del hotel se lía y nos manda a un centro comercial. Cuando llegamos allí, les decimos que no, que vamos al Nakamura, pero no tienen ni idea. Se monta la marimorena de tratarle de explicar a donde vamos tirando de Google Maps y sus indicaciones, bla bla bla. En una de esa nos dice que van a ser 100.000… Como? Aprovechamos que vuelve a parar en el Centro Comercial y nos bajamos, le damos 5000.
Nos relajamos allí, que lo conocemos de la otra vez. Es más tienen cerveza, así que tranquilamente revisamos el plan. Vemos que justo al lado del Nakamura hay un hotel y eso lo suelen conocer todos. Salimos con decisión, pero esta vez abordamos a los ojek. Según nos acercamos Sai les hace señas de que queremos dos. Les muestro el nombre del hotel y sin problemas. Sai detras en una moto y yo en otra, finalmente llegamos al botel, junto al wue está nuestro Nakamura, el mismo que tiene uno en Ambon, donde fuimos hará dos semanas. Nakamura… dos horas de masaje para unos sufridos viajeros… wowww… salimos con la cara cambiada.
Con la lección aprendida, a la calle y otros dos ojek, hasta el Saga, el centro comercial de antes, esta vez por 5000 menos. Compramos unas cervecitas y nos sentamos a comer en el mismo que estuvimos hace casi dos semanas. Yo elijo la opción de comida local y triunfo. Salimos de allí y en nada estamos otra vez surcando el asfalto, está vez por aun menos dinero.
Es curioso. Desde que vi hoy la ciudad desde el mar me pareció bonita. Si recuerdan, Sorong nos pareció un horror, un caos sin concierto alguno… y hoy me ha encantado a primera vista. Reflexiono sobre esto, entiendo que Raja Ampat es el paraíso, pero yo me aburro sin estímulos. Después de 12 días entre querubines y nubes acuáticas, el bullicio de una ciudad loca me pone. Luego me sorprende Sai diciéndome esxatmente lo mismo —Oye, pues hoy me gusta esta ciudad!—.
Ya en el hotel, aprovecho que hay un balconcito en nuestra planta, para sentarme a escribir. Al llegar hay dos suizas. Catalina y Melanie. Catalina resulta que mañana va a hacer prácticamente los mismos vuelos que nosostros. Melanie, había perdido su pasaporte y tuvo que abandonar Raja Ampat, pero está contenta porque con la fotocopia, le han resuelto aquí en un solo día todo. Está encantada de la amabilidad de esta gente. Le creo. Al poco se van y me quedo escribiendo.
Hay días como hoy, que cuando empiezo a escribir pienso — Na.. hoy no ha pasado na.. acabo rápido—. Y luego soy conciente al escribir, de todo lo que te puede ocurrir en un solo día de viajero… Me encanta viajar!!!
Son las 23:45, mañana en planta a las 6 menos algo, que nis llevan al aeropuerto a las 6:30 para coger el vuelo destino Jakarta a las 8:25.
Bueno gente… esto se acaba… solo queda un retorno largo… muy largo.
Buenas noches!!! ; )))