Viernes 24 de Enero de 2020

Kri

Estamos en Raja Ampat!!! Mezcla de sensaciones. Estar aquí implica que se va acercando el final… pero estamos aquí!!!

Esta mañana a las 7 en pie. El hotel que tal vez no está tan mal, incluía el desayuno, correcto, poca fruta, cafes, tes, tostadas, arroz blanco, fiedos fritos, etc. Habíamos pedido un taxi en el hotel y ahí estaba a las 8, y a las 8:30 en el puerto. Compramos billetes y nos asalta una chica muy simpática, a pedirnos el dinero para el acceso a Raja Ampat. Por suerte Toi nos había dicho ya en las Kei, y luego Carlos, que dicho impuesto, de nada menos que un millón por cabeza, había sido anulado el 25 de diciembre. Le decimos eso, nos dice que son fake news!!! En cualquier caso sabemos que donde habría que pagarlo es en Waisai, puerto de entrada, así que pasamos de ella y al barco.

Sobre las 9:20 sale. Es tipo fast ferry, como un jetfoil pero el doble de grande. Hay un espacio en la popa abierto y ahí pasamos las 2 horas de viaje a Waisai. Volvemos a ver mucho plástico, y lo peor, volvemos a ver a la gente tirar alegremente sus botellas y mierdas de plástico al mar… argghh…

Llegamos a Waisai y es la típica locura en torno al turista. Llevamos todo el viaje apartados del turismo y se nota, apenas hemos tenido revoloteando a gente buscando tu pasta. En cualquier caso, nada que ver con la agresividad de otras zonas donde el turismo de masas supone una lluvia de dólares. Nos indican donde está la oficina de turismo, allí la gente se registra y nos parece ver a algunos pagar. Desde el hostal me responden, no hay que pagar. Nos hacemos los longis, tratando de evitar vernos en esa situación. Al rato el barquero, que estaba con otros, cual parada de taxis, nos avisa, no ha aparecido nadie más, así que vamos solos. Son 45 minutos, el mar está muy echado y disfrutamos con placer del recorrido.

Poco a poco nos acercamos a Kri. Vemos los bancos de arena, y su escarpada silueta por el lado sur, casi vertical pero repleta de vejetación. Damos la vuelta y entramos en la bahía en la que se encuentra el Turtle Homestay, nuestro primer hogar en Raja Ampat.

Según llegamos nos muestran la primera cabaña, que luego averiguamos que es de las nuevas. Está bastante bien, aunque nos acordamos de la de Hatta, que es casi insuperable, pero aquí hay muchos sitios en los que los baños no estan dentro, e incluso son compartidos, así que para el estandar de aquí está muy bien. Son las 12:30, así que ya deben haber empezado a comer, soltamos las cosas y vamos a la cabaña comedor, situada dos más a la derecha. Por el momento identificamos dos matrimonios mayores ingleses, una pareja joven, un septuagenario japones, un atlético sesenton norteamericano de origen jordano, una pareja de rusos y ahora nosotros dos. Hemos llegado tarde y casi se lo han zampado todo, pero suficiente para Sai y para mi. No me inspira mucho el grupo inicialmente, aunque Mon el de EEUU, resulta ser una persona agradable e interesante y la pareja rusa, aunque un poco cortante inicialmente, parece gente maja. Casi todos se retiran y nos quedamos hablando con Mon. Nos enseña videos de GoPro grabados aquí de mas de 4 minutos. — ¿A botella?—. Le preguntamos, y nos responde que nones… flipa con el sesentón!!!. Al rato planteamos salir a hacer snorkel y nos dice que se apunta. Quedamos en 30 minutos, que aprovechamos para desmontar las mochilas y aterrizar.

Al salir vemos que está también el japones. Nos metemos en el agua y al poco aparecen los rusos. Salimos hacia el arrecife. Hay zonas de coral muy lindo, pero la visibilidad no es muy buena y al poco empiezan a salir medusitas por doquier. Las vamos esquivando aunque a cada rato sientes que te pican. Es una muy ligera urticaria, pero nos dispersa y más que atender a lo que vemos, vamos esquivando. En cualquier caso Sai vio un tiburón nada más entrar, y en el borde del arrecife, que aquí no cae tan a plomo como en Hatta, vemos peces muy muy grandes. Esta muy bien, pero entre unas cosas y otras no nos satisface.

Salimos del agua, ducha a cubazos y nos tiramos en la terraza. Sai se apropia de la hamaca, y no creo que la avandone mientras estamos aquí. Yo empiezo a escribir el relato. Nuestra cabaña ahora, con la marea llena y la puesta de sol, luce magnífica. Uno de los chicos del homestay aparece por la izquierda de nuestra cabaña con un atún de 1 metro de largo, lo tira al mar, va a por un machete y vuelve. No vemos pero oimos la escena, que se produce en la orilla, dentro del agua, donde hay unos maderos bien grandes. Nos olvidamos del tema hasta que Sai dice — Mira, mira!—. Unos peces bastante grandes en la misma orilla. Focalizamos y vemos que son 2 escualos pequeños. Habrán olido la sangre y estarán dando cuenta si quedó algún trozo o buscándolo.

Hora de cenar. Por supuesto cenamos atún a la brasa y sashimi que prepara el japones para todos, también hay berenjenas rebozadas, el tipo de durian sin olor cocido que probamos en Hatta y arrocito…. uhmmm… Después de la cena charlamos un rato. Se plantea quienes quieren salir mañana a hacer alguna escursion y nos apuntamos, pero resulta que en el homestay hoy solo tienen una barca y mañana tienen que ir al mercado, así que tocará snorkel. Tendremos que ver nosotros que hacer, para aprovechar el día. Posiblemente ir hasta el final de la isla por la playa (esta cerca) y cruzar a la otra isla por el banco de arena hasta la isla de al lado. Mañana veremos…

Ya que van a Waisai, le pido a Nelly la dueña, que me pille tabaco y me dice que sin problema. Hablamos un poco, practico mi indonesio con ella y se parte de risa. Parecen mu buena gente, tal y como nos decía Carlos. Yo me vuelvo a nuestra terraza a acabar el relato y Sai viene al poco.

Son justo las 21:30. Parece que la conexión no es mala, a ver si puedo subir fotitas al FB, si me da problemas, ya las subiré más adelante.

Bueno gente, buenas noches!!!

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