Viernes 17 de Agosto
Cerrando el círculo
Todo lo que empieza acaba. Todo se mueve, todo cambia. Todo fin es un comienzo, todo se transforma, todo te transforma. Te disuelves… y lejos de de no ser, lo eres todo… y mientras vivo, el Universo vive en mi… : )))










Sai me sacude. Soy un saco, de boxeo, o me zurra o no me levanto, pero lo hago. Me arrastro a la ducha, y después de un rato revivo. Debo ser una especie de planta tropical, en cuanto me sumerjo en el torrente de agua, mi cuerpo revive y respira.
Nos hemos levantado a las 5:30, el avión sale a las 9:10, pero preferimos el madrugón y llegar con tiempo. Habíamos decidido ir en metro, pero según salimos a la calle, Sai siente tanta morriña de irse, que dice: y si nos vamos en bus, y así nos despedimos de la ciudad, según la vemos y nos vamos? Desde mi estado semi zombi, repondo: ok. El bus llega en breve y partimos. No soy yo quien disfruta de las últimas vistas de la ciudad, porque caigo muerto al instante… pero despierto justo, para ver, desde el puente colgante, las últimas vistas de Hong Kong.
Sai y yo concordamos en la sorpresa que nos ha supuesto esta ciudad. Yo esperaba una gran ciudad, pero HK es mucho más. Ninguno de los dos descartaría un destino así, si la vida nos lo brinda…
A partir de aquí no me extiendo. Controles rápidos, mediante escaneado automático de pasaporte y foto. Un avión de 10 horas hasta Helsinki, que me resulta más corto que el habitual en metro de Quevedo a Guzmán el Bueno. Unas jarras de cerveza en el aeropuerto de Helsinki, que nos pareció mas destartalado que a la ida. Hacer cola oyendo spanish a tu alrededor es raro, a medias incómodo, a medias reconfortante. Hasta Spain son 4 horas, pero ya no duermo, y casi me termino la segunda de La Casa de Papel.
Llegar a Madrid sin facturar, es sinónimo de salir los primeros y por patas al metro. Nuevos Ministerios. Alonso Martínez. No paramos ni en casa, dejamos las mochilas en el cuarto de la basura (por no subir las cuatro plantas), y nos vamos a nuestro bar de cabecera, el 100 Montaditos, donde la birra es la bazofia de Cruz Campo, pero es la más barata en la ciudad con la cerveza más cara de España…
Mi espíritu existential, se minimiza, se reduce a escombros de asfalto, acero y cemento, mientras se baña en un mar de cerveza, ansiada y fresquita. Sai y yo, levantamos la jarra y brindamos. Salud!!!
Gentita… gente buena, aquí termina otra aventura, otra suerte del destino. Haberlo hecho en pareja ha sido todo un lujo, aunque, como todos saben, me reservo el derecho a seguir viajando solo, que tanto bien me ha hecho. En cualquier caso, esta parece ser la primera de muchas aventuras. En la cabeza tenemos más y más China, Bhutan, tal vez Vietnam, Malasia, Indonesia, o volver a la India…
Mientras siga vivo, seguiré en movimiento…
Besos y besos!!! ; )))