Miércoles 15 de Agosto de 2018
Beach & Teresa
Anoche disfrutamos de la noche de HK hasta las 2:00, así que hoy nos levantamos sobre las 10:30. Cafecito, ducha y pa’la calle. El plan es terminar las rutas del bus turístico que ayer empezamos pero no terminamos, y nuestro bono es de 2 días. Caminamos entre multitudes hasta el muelle, y cruzamos en ferry a la isla de Hong Kong. Son unos 15 min, y ofrece lindas vistas. En total HK lo conforman unas 220 islas.




























Al otro lado tomamos la linea roja, que ayer no acabamos. Nos pasea por el centro financiero, por barrios donde la gente va a comprar tecnología, ya que aquí el gobierno no grava con impuestos los precios, y por tanto son más baratos. La locución, en español, nos va contando cosas sobre la ciudad y su historia. Muy interesante.
Cambiamos de línea, y cogemos la verde que nos saca de la ciudad y nos lleva al sur de la isla, a la que a cedemos por un larguísimo túnel. Nos sorprende de inmediato el paisaje. Acabanos de dejar atras una mega urbe, y de pronto estamos en una isla a tope de vegetación. La costa es muy intrincada, formando numerosas bahías. El bosque tropical llega hasta la misma orilla. En algunas calas, se forman playas, acompañadas por edificación turística, pero no masiva. La locución cuenta que toda la zona es carísima, por el lujazo que supone un paraje así a apenas 20 min de la ciudad.
A la segunda playa nos bajamos. El día ha ido mejorando y la perspectiva de darnos un baño nos seduce. Tras comprar algo de comer en un puesto junto a la playa, nos quedamos en ropa interior sobre un pareo del Tíbet, que no pensamos que llegara a darnos tal función.
Cada cierto rato, suponemos que debe parar un bus de turistas chinos, que bajan en masa hasta la orilla, vestidos hasta las orejas. Se hacen selfies, hacen fotos a las olas y se rien como niños. Da la sensación de que muchos no han visto nunca el mar, y de nadar ni hablemos. El mar está calmo, pero cada cierto tiempo se levantan olas orilleras que prometen revolcón. Rompen con rabia, y suben por la arena pillando a todos los chinos, que gritan en coral cacofónica, rien histericos y huyen despavoridos, como si del mismo averno hubiese surgido un dragón marino. La estampa no puede ser más hilarante, reímos con ganas, de ellos y con ellos.
Caen varios baños, cervezas y tumbadas al sol. El agua está tibia, pero después de un rato al sol nos resulta más refrescante. Pasamos así unas 3 horas, cuando pensamos en volver. Hemos quedado con Teresa Tsui a las 19:00, una chica de HK que estuvo viviendo en Madrid y que conocí gracias a Paz Sanchez Gil Fernandez. Son las 16:30, así que vamos más bien justos.
Salimos de la playa y vamos a la parada. Al rato llega el bus y seguimos con la ruta que nos devolverá hasta el ferry. Para nuestra sorpresa, el resto de paradas tienen muy buena pinta. Pequeñas ciudades con mercados, y puertos de pescadores. Hong Kong es mucho mas que una gran ciudad. Nos da pena no haber tenido más tiempo para recorrer estos sitios, hacer algo de trekking, o pillsr algún ferry y movernos a alguna isla. Sin embargo no hemos parado, así que fácilmente HK se puede llevar una semana.
Llegamos al muelle, cruzamos en ferry y nos movemos ligeritos, pues son las 18:00, tenemos que ir por la ropa a la lavandería, y acicalarnos. Al llegar al hostal, me entran mensajes de Teresa que nos oide 30 min más pues va pillada en el curro. Por nosotros, perfecto.
No es que haya tenido una gran relación con Teresa, pero las veces que hemos coincidido, hemos hablado un buen rato y me cae simpática. Gracias a FB, que para esto si sirve, hemos mantenido un contacto latente, que luego permite estas cosas. Nos abrazamos afectuosamente al vernos. Le pedimos un momento para sacar pasta y comprar tabaco, y luego nos ponemos en sus manos.
Tenía varias alternativas, pero finalmente optamos por la más básica, descubrir las cosas que son genuinamente locales. Paramos en un puesto callejero y compramos pinchitos, unas bolas de pescado y otras de carne. También tienen de las tripas que probamos el otro día sin saber que eran… y mucho no nos gustaron. Luego vamos a un sencillo restaurante de los que suelen usar ellos para comer a medio día de trabajo. Cae una tostada francesa, que según nos cuenta es un desayuno tipico, y consiste en un sándwich de crema de manices, rebozado en huevo y frito, y luego recubierto de mantequilla y miel. Muy rico… en calorías!!! Un poco de cerdo agridulce, unos fideos con ternera y unas bolsitas de pasta frita, rellenas de cerdo. Todo muy bueno, pero tampoco nada especial.
De allí nos lleva a los postres, y esto nos sorprende más. Pide tres. Uno es mango troceado, con unas bolas gomosas y cuadraditos de gelatina, que supongo que son hechas de judías, como hacen habitualmente. Rico rico. Es siguiente es helado de durian… delicioso. Y el último es el más novedoso, consiste en un coco caliente, con una suerte de yogurt dentro, que resulta ser clara de huevo batida en la leche de coco… increíble!!!
De ahí nos lleva al edificio One Pekin. Subimos hasta la planta 30, donde podemos tomar ynas cervezas y disfrutar de la vista de HK ilumidado desde las alturas… ainssss… que bonito se ve todo…
Teresa no deja de sacarnos fotos todo el rato, se muestra feliz y divertida, y nos regala un velada fantástica. Durante toda la noche hablamos con ella de todo, de nuestro viaje, de todas las dudas que nos han ido surgiendo, de nuestras vidas. Teresa habla estupendamente español, así que Sai disfruta con ella y no para de preguntarle cosas. Reimos como niños. Le preguntamos sobre la situación política, por cuestiones culturales, y por todo lo que se nos ocurre. Sacia nuestras dudas con generosidad. Pese a hacer incluso trampas para pagar, solo nos ha dejado pagar los postres… Para rematar, nos organiza las visitas para mañana, menudo lujo!!!
Sobre las 22:30 nos retiramos, y en el metro nos despedimos con mucho cariño, buenos deseos y la ilusión de vernos pronto… Nosotros paramos en un 7/11, que al igual que en el resto del Sudeste Asiático, puedes encontrar en cada esquina. Compramos agua y para desayunar.
Mañana es nuestro último día… ainssss… que penita…
Hugs and kisses!!!