Sábado 4 de Agosto de 2018
Paseos

Hoy ha sido un día suave de visitas por todo el casco antiguo de Lijiang, Patrimonio de la Humanidad. Nos levantamos en nuestro pequeño palacio sobre las 10:30. La cama y las almohadas ayudaron a ello. Nos preparamos un par de cafes con leches solubles con nuestra fantastica tetera, y salimos al patio de la casa-hostal, a disfrutar de ellos, mientras revisabamos el listado de cosas a ver, y las localizamos en nuestros m-apps. Trazamos una ruta y salimos.

 A poco de empezar, decidimos parar y comer algo para, tirar todo el día. Nos paramos en un puestito, y sin más nos cominos unos momos, una ternera con verduritas y arroz, y unos fideos fritos. Simple, rico y barato (7€). Sufiente como para andar todo el día.

Callejeamos hacia la puerta sur donde compramos con dudas unos tickets que supuestamente no hay que comprar para visitar el casco, pero te permite entrar gratis o con descuento a muchos sitios. Arranca a llover y nos resguardamos un ratín, pues cesa en poco.

Lijiang está recorrido por canales, que hacen aun más lindo el lugar, aguas que luego se derivan a estanques donde lavaban la ropa, comida, etc. Pasamos por el del Dragón y el Caballo Blanco, donde un grupo de 3 mujeres nos brindó con la estampa del ritual del lavado de ropa y vajilla. De ahi fuimos bordeando la colina buscando la entrada, en dirección norte.

No quiero repetirme más, mu bonito todo, pero, como decía en la guía en China aplica la regla del 80-20, es decir, el 80% de la gente está en el 20% de los sitios. Y no es coña. Lijiang tiene un casco antiguo precioso, pero algunas calles son una boutique sin fin, y están… hasta la bandera, ya lo he dicho, Preciados en Navidad. Por contra, hay cientos de calles maravillosas en las que te encuentras prácticamente solo, y no te sientes como típico chino consumista ; )))

Entrar a la colina son 80 yuanes, pero nosotros pagamos con nuestro ticket solo 40. Tampoco esto es broma. De lo mas caro de nuestro viaje estan siendo las entradas. Lo dicen todos los blogs y guías. La venta por fascículos, la debieron inventar los chinos. Es como si entraces al Prado pagando una entrada, pero si quieres ver a los renacentistas pagas otra más y así. Total, que otra forma de quedarte solo es pagar un par de entradas. En relación a los otros gastos, las entradas se pueden estar llevando perfectamente un 30% del presupuesto. No quiero ni imaginar lo que supone un gasto así a un chino de chase media, y de ahí que tras cada puerta en la que pagas, dejas atrás a las masas.

Subir a la colina supuso un remanso de paz. Puro pinar, cuatro gatos. Estamos a 2.300 metros de altitud, así que las escaleras nos las comemos con papas, después de pasar una semana por encima de los 4.000. En la cima nos sorprende un templete por el que podemos subir otros 5 pisos y tener una esquicita visión de todo el valle, y la ciudad vieja desde arriba.

Desde alli bajamos por el lado norte y nos vamos hacia el parque del Dragon Negro. De camino salimos por la Puerta Norte de la ciudad vieja, la más turística con sus molinos de agua, que representan como la ciudad se abastecía, pero no son más que otra chinese Disneyland. Seguimos nuestro recorrido. Los chinos son unos maestros en el arte de inventar pasajes hermosos. Ya no son grises, ni si quiera, los occidentales somos su cliente obejtivo. Pero están creando espacios creíbles en entornos maravillosos.

Llegamos al parque y le damos la vuelta, es un buen paseo. En esa parte se ha respetado el pinar y el lago refleja las montañas sagradas… mola! Esto nos toma unas horas, pero bastan las fotos

De alli nos vamos yendo hacia nuestra casa-hostal. Tratamos de ir por las callejuelas donde ni hemos estado, algunas puro boutique, otras genuinas. En una de estas encuentro a un tallador, que sobre hermosas piedras te talla lo que quieras. Busco en internet un equivalente al «carpe diem». Sobre distintas bases, me preparan el mismo texto, que quiero regalar a los que más quiero.

De ahí al hogar. Compramos cervecitas y nos las llevamos a nuestro palacio. Disfrutamos la tarde mientras, nos las pimplamos y redacto todo esto…

Pasamos un par de horas en el patio del hostal, escribiendo y hablando hasta que a las 22:00 salimos aquí al lado a cenar. Es tarde para nuestros cánones, y encima vamos con hambre… menua cena!!! Nos zampamos un pescado crujiente con salsa agridulce, una fuente de carne cabra con papas, y pa salir rodando, una suerte de morcillas de arroz y un nosequé goloson… madre de deus!!!

Terminando de comer, aparece por allí la dueña del hostal. La saludo en la distancia , se acerca y se sienta con nosotros. Habla bien inglés, así quw me entero de que es de Beijing, que ella no es la dueña del hostal, es su hijo. Que lleva aquí solo desde el 1 de Julio, y va a ver que tal le va. Que puede que se traiga a su madre, y que a ella le gustaría irse al Tíbet. Me corrige mi precario chino, pero se ríe. Me reafirmo en que hablar algo de chino, te congracia con el personal. Ellos mismos saben que el chino no es fácil, y agradecen el esfuerzo. Nos dan las 00:00 en el restaurante de charleta, hasta que se acercan a pedirnos que nos vallamos. Intuyo que Fan Yan Ping, que es como se llama, le agrada hablar con alguien, sobre todo ahora que no se siente arraigada. Volvemos al hostal, buenas noches, redacto esto y pa la piltra. A ver como digiero lo zampao!!!

Güenas noches!!! ; ))) 

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