Domingo 22 de Julio de 2018
Perreo
Aprovecho que el día no tiene mucho que contar para ser breve y avanzar. Anoche entre pitos y flautas, y pese al cansancio, nos dieron las tantas sentados en la terraza del guachinche turco tomando cervecitas. Así que, con más razón nos pasamos casi todo el día tirados, día perro, estado del que no salimos hasta media tarde. Finalmente sobre las 18:00, con las pilas bien cargadas, salimos a dar una vuelta, pillamos un taxi y nos fuimos a la zona del barrio tibetano.
El templo de Wuhou estaba a punto de cerrar, pero rodeándolo hay una especie de mercadillo, muy coqueto él, que comienza en la calle Jin Li, y va rodeando toda la zona de templos. Todas las casas tienen un cuidado diseño tradicional, todas con puestos de comida, bisutería, etc, pero en realidad no es más que una suerte de Disneyland, construido para atraer a muchedumbres de chinos, que lo petan todo.
Nos dió por ir probando cosas de los puestos de comida y terminamos cenando así. Una especie de cecina en salsa picante, pinchitos varios, un caldo de callos con verdurita, noodles, crepes de durian… Cuando terminamos de recorrerlo todo ya era de noche, de modo que pillamos otro taxi de vuelta al hostal, pero paramos antes para volver a sacar dinero.
La gente nos está sorprendiendo con su amabilidad. Tal vez en parte por los comentarios de otros viajeros, me esperaba otra cosa, algo más rudos, o que te ignorasen. ¿Y la limpieza? No doy crédito, salvando Singapur, de lo mas limpito que he visto en Asía, muy por encima de lo común en España. Por no haber, no hay ni hojas de árboles… aunque puede que tampoco hubiera árboles… (miento, en Chengdu precisamente hay bastantes ; )
Los cajeros no entregan más de 3000 yuanes, y como necesitamos llevarnos bastantes yuanes para los 10 próximos días en los que seguramente no haya cajeros, cada día sacamos 3000. Los dejamos en el hostal, visitamos el wc y volvimos a salir al turco de anoche.
Nuestro amigo nos recibió con alegría, y después de unas cervezas, nos obsequió con unos buenos trozos de delicioso melón. A una hora prudente nos retiramos al hostal, a descansar de tanto perreo. Pero con un pie en la cama, me doy cuenta que no tenía el móvil!!! Raudo y veloz corro al turco, y allí me esperaba él con mi móvil. Menos mal!!! Vuelta al hostal, ya ahora sí…
… dormid… dormid…