Lunes 2 de Octubre – 21,2 km
Sol de veroño
Los del transporte de mochilas, nos han pedido que hoy las tuviéramos preparadas a las 8:00, así que mi padre se levanta antes para tenerlo todo listo a esa hora y desayunar.
A la misma hora yo me levanto, me ducho, recojo y a las 8:20 estoy en el bar. Desayuno estándar + otro café + zumo de naranja. A las.9:15 estamos andando.
Cuando arrancamos a caminar hay algo de bruma, pero se va abriendo y al poco, el día nos regala un radiante sol y un precioso cielo. ¡Vaya tiempo que estamos teniendo! Disponer de un día así es un regalo, ya que el camino discurre durante la mañana por unos parajes maravillosos.
A nuestra izquierda y bastante más abajo, se extienden colinas cubiertas por praderas de verdes pastos, con arboledas intercaladas, que se pierden en el horizonte, coronado por lo que supongo son los Montes de León, dada su envergadura y altitud. Que bonito!!! Mencanta!!!
Mi padre está mejor de la alergia, hemos descansado bien y el cuerpo parece no acusar cansancio acumulado. Subimos con paso alegre, el camino lo permite. Pese a que subimos hasta los 1023 metros, no salvamos mucho desnivel.
Cuando nos damos cuenta estamos en el Alto de Hospital, donde unas ruinas señalan el lugar donde antaño, se hallaba el hospital, que es como se llamaba a los albergues de peregrinos. Las ruinas son tremendamente fotogénicas, el entorno, eolos incluidos ayuda. Fotos.
Le sigue una laaarga bajada, pero en buen estado y sin demasiada pendiente. No tardamos en llegar al primer bar, en Paradavella, a 10,9 km. El sitio es peculiar, algo rustico, pero orientado a peregrinos, con mesas fuera y menú simple: bocatas, sándwiches, café y poco más.
Ya hay algunos peregrinos. Unos se van, otros llegan. El tamaño del bocata es como mi antebrazo, opto por el sándwich. El sándwich resulta tener 2 pisos, y viene acompañado de un tomate y cuchillo, para que cada cual lo agregue a su gusto. Bien. El café es de puchero pero está rico.
Como buenamente podemos, hablamos con otro peregrino mayor, que resulta ser de Córcega. El se apaña justito con el inglés, en francés habla con mi padre, y así compartimos los típicos chascarrillos peregrinos. Se interesa por Canarias y nosotros por Córcega. Otro peregrino y su historia.
Estamos apunto de salir cuando entra en escena Gianni. Como elefante en cacharrería. Sobre la marcha empieza a hablar con la chica que sirve. Nos sumamos, y a los 5 minutos ya estamos todos muertos de risa.
Descubrimos que ella es de Ibiza, que vino hace un año porque el otro señor del bar, que resulta ser su padre, le dió por venirse pa’ca y montarse el chiringuito, y ella, pues a ayudarle vino. El choque ha sido grande, pero la vivienda está imposible en Ibiza y vivir allí también. Al contrario que ella, su perro es ahora, el más feliz del mundo perruno. Riéndonos nos vamos.
Lo que sigue es bonito pero traicionero. Bajamos un rato y luego nos topamos con una subida que bien podría ser una vía de escalada. Madre mía que pendiente! Por suerte le sigue otro pueblo y otro bar. Cae una jarra de cerveza a plomo, con su pincho. Seguimos y la faena se repite, tremenda cuesta de kilómetro y pico y luego otro pueblo, otro bar y otra jarra. Sudo la camisa hasta la cintura… pero que calor hace! Menudo veroño!!!
En este bar descansamos un poquito más, junto a otros peregrinos que hacen lo propio. Yo casi doy una cabezada, mi padre la da. Son las 15:30, hemos parado media horita, continuamos.
El caminos sube algo más pero suave y al poco empieza a bajar hacia O Cádavo Valeira. El calor nos abruma y la bajada, con series de buenas pendientes, se nos hace pesada. Antes de las 17:30 hemos hecho los 4,8 km restantes y llegamos a destino.
El albergue está muy bien, y mi padre después de hablar nuevamente con la dueña, consigue que me pueda quedar en otra de las habitaciones que está vacía. Estupendo! Así dormimos todos!
Duchas, lavadora, secadora, gestiones para transporte de mochilas, y ya puedo empezar el relato, mientras me zumbo dos Acuarious, de la deshidratación que tengo.
Empiezo otra entrada del blog. Primero copio un borrador que uso como plantilla para no perder tiempo y mantener el estilo. Luego busco la foto para el encabezado y la trato con Vinci. Generalmente aplico varios filtros en distinto %, pero a veces basta con uno. Subo la foto como imagen destacada para que salga en la entradilla del relato. Escribo el texto de entrada y coloco la primera foto. A partir de ahí escribo todo el texto en párrafos no muy largos, para insertar entre ellos las fotos, cosa que suelo hacer normalmente al final, porque suele dar problemas.
La app de WordPress es maliiiiiiiisima, se cuelga muchísimo y he llegado, en otros viajes, a perder todo el trabajo. Actualmente utilizo el editor directamente desde el navegador.del móvil. Cuando he acabado, lo repaso en vista previa, corrijo/retoco partes. Algunos días no me da tiempo para ello y me florecen las flautas de horticultura por todos lados. Y eso cada día, después de pasear ; )
Hoy hemos cambiado la estrategia con las comidas, hemos picado durante el día para aguantar sin hambre y dejamos la comida fuerte para la cena, que haciéndola a las 20:00 no da mal dormir, sino todo lo contrario. Yo lo prefiero, mi padre creo que se va convenciendo, y Gianni, siempre lo hace así. A las 20:00 estamos en el restaurante de al lado del albergue cenando.
Gianni le ha regalado un libro en italiano a mi padre, que la chica ibicenca de hoy le dió antes de irse, y que algún peregrino dejó allí, olvidado o no. Mi padre más o menos atina a leerlo, y Gianni… se parte!!!
Al terminar, descubro que estoy casi sin tabaco, y yo, furibundo nicotinómano, después de comprobar que allí no tienen, corro cual poseso hasta otro bar donde me suministren mi cajita de 20 dosis.
El albergue cierra a las 22:30, de modo que en el bar me he quedado escribiendo esto y degustando un licor café, gran aportación gallega a la felicidad universal. Son las diez pasadas, dejo el relato aquí, a ver si me da tiempo de poner fotos antes de ir al albergue y acostarme con las gallinas.
Boa noite rapaciñ@s!!!
(Va por ti ; )