Martes 20 de Diciembre de 2016

Día de tránsito y venturas

Nos levantamos sobre las 7, recogemos, desayunamos tranquilamente, pagamos y nos vamos a buscar a los holandeses. Salen de sus habitaciones con unos mochilones enormes… Les sorprende lo pequeña que es la mía ; ). No tienen mucha pinta de mochileros, sobre todo ella, que a poco que nos ponemos a esperar pregunta cuánto va a tardar en llegar la guagua… esto puede ser largo, rubia… ; )

Pasa una pero no para, no sé si porque iba llena o porque no hicimos mucho amago de pararla. Hace sol y nos torramos un rato esperando hasta que pasa una para Ende. Nos piden 30.000 que es un precio correcto. Jose se sienta delante, la chica justo detrás y el holandés y yo al fondo. No va demasiado llena así que vamos cómodos…

Sobre las 11:30 llegamos a Ende y antes de parar el bus un montón de chicos salen corriendo detrás del bus y nos acosan sin apenas haber salido. La cuestión es que hemos llegado a la estación del este y para seguir nuestro viaje debemos ir hasta la estación oeste atravesando toda la “ciudad” y como las casas están dispuestas principalmente a lo largo de la carretera principal, el pueblo es una línea de varios kilómetros. Los conductores de los bemos, las furgonetas locales que hacen pequeños trayectos, nos piden de forma un tanto agresiva 40.000 los 4. Regateamos pero no conseguimos nada mejor que 30.000. Aceptamos.

Al llegar a la otra estación nos dejan junto al bus para Bajawa. Suben nuestras mochilas arriba, convenientemente cubiertas con los forros, pues amenaza lluvia. Que bien! pensamos, la cosa va ligerita, a ver si salimos ya. Pero de repente la guagua se pone en marcha y nos dicen que esperemos, que no se qué de una moto que tienen que ir a buscar, y nos quedamos allí… A la media hora, nos empezamos a preguntar si aquello es normal, y porque demonios se han ido con nuestras mochilas y porqué no las bajamos. La espera se alarga y a la hora y media ya empezamos a temernos que haya ocurrido algo. Intentamos hablar con la gente para ver si nos pueden explicar o dar alguna información, pero nadie habla apenas inglés.

Al final, un señor que se apaña un poco nos comprende y nos dice que no hay problema, que esperemos. Por fin! Casi 2 horas más tarde aparece con más pasajeros y la dichosa moto cargada. Cuando vamos a subir vemos que casi no cabemos, aunque nos hacen hueco al fondo donde nos sentamos los cuatro un poco justos. Pero aquello no arranca y el calor es agobiante. Seguro que quieren subir más gente. La mayoría de los buses terminan subiendo gente al techo y en la puerta colgando hacia afuera suelen ir varios, así que la cosa puede tardar. Salimos a esperar fuera y a fumar. Casi veinte minutos después arrancamos, pero se mete en la gasolinera donde la cola es kilométrica… bfff… pero bueno, todo llega y cuando arrancamos, el aire entra por todas las ventanas y alivia un tanto el agobio. Comienza un largo trayecto, por delante horas.

Jose lleva más tablas que yo como viajero. Del sudeste asiático ha visto algo más que yo, pero Sudamérica la ha recorrido durante meses y yo no me he decidido aún. Pero en cualquier caso, los dos hemos ido forjando esa paciencia necesaria para viajar de esta manera, sin desesperarse y aprovechando toda ocasión para disfrutar de lo que va acaeciendo. El viaje no es llegar, el viajero disfruta el instante, el tránsito. Por su parte los holandeses van en otra onda y por momentos se les ve que no disfrutan de lo que van viviendo.

En viajes así, duermes como puedes un rato, tratas de cambiar la postura para ir descansando las partes más cargadas y miras todo lo que puedes por la ventana… El paisaje nos flipa. En un momento dado, plufff plaffplaffplafff… reventón!!! Jose y yo salimos partidos del culo, la holandesa dice que no vuelve a viajar así y su pobre novio pone cara de poker. La guagua se queda pegada al margen en una curva en pendiente, el arcén lleno de barro, para más alegría del conductor que cambia la rueda por otra que diligentemente le bajan del techo. En realidad toda la operación dura pocos y en un cuarto de hora seguimos. Sobre las 19:00 llegamos a Bajawa.

Ni Jose ni yo hemos mirado por alojamiento, así que seguimos a los holandeses que han mirado algo en la Lonely. Las habitaciones del Edelweis tienen TV!!!, demasiado pa nosotros, nos dicen que hay un Edelweis II y tiene habitaciones más baratas, así que pa’lli vamos. Nos cuesta un poco llegar, pero nos ayuda un funcionario de prisiones a llegar. Es de noche, está correcto, tiene wifi, nos quedamos… pared con pared con la prisión local.

En el hotel-hostal-guesthouse-homestay o como quieras llamarlo, hay un chico que ha hecho hoy la visita en moto, así que nos transmite información de interés, y como va en sentido contrario al nuestro nosotros le contamos los más interesante de nuestra ruta. Lo que más agradecemos es una advertencia sobre la gente que alquila motos sin licencia o matrículas, que luego están conchavados con la poli, que luego te detiene, y puede ser desagradable.

Probamos el wifi, que quiere ir pero apenas va, pero al menos puedo mandar unos whatsapps diciendo que sigo vivo. Llevamos una semana en Flores y es la primera vez que puedo conectarme. Realmente no nos ha importado mucho, pero mi familia exige un regular envío de señal “estoy vivo”, pero incluso eso lo he resuelto con SMSs. Más pena me da por el blog, que realmente despierta más interés si me leen mientras viajo, pero lo he ido escribiendo offline, así que lo iré publicando más adelante o al terminar, si esto sigue así.

No tardamos mucho en salir, porque ya son las 20:00 y pico y por aquí se cena mucho antes. La luz se va. Recorremos con linterna, siempre a mano, las calles buscando un warung donde comer. No se ha ido en toda la zona, pero entre la hora que es y el apagón, encontramos poco sitio donde comer y mucho cerrando.

Aunque Flores es principalmente cristiana, no olvidemos que Indonesia es el país con mayor número de musulmanes del mundo, y en esta zona hay bastantes, y la mayoría de los warung que vemos parecen serlo. En lugar de puestos con platos como los típicos nasi ayam gorem (arroz frito con algo de verduras y pollo) gado-gado (verduritas reogadas) y platos similares, aquí se estila el poner un montón de platos distintos detrás de las cristaleras, y vas pidiendo un poco de esto y de aquello y te cobran por cada uno.

La comida está buena y los precios no estan mal, tengo la impresión de que segun vamos al oeste, hacia zonas más civilizadas, los precios están bajando. Volvemos al hotel y vemos que en la zona de nuestro hogar ya ha vuelto la luz.

Por el camino nos aborda un chico en moto que según llegamos estuvo a la caída de la hoja, con los típicos saludos y de donde eres y blau blaus. Ahora lo que nos dice es si queremos alquilar su moto para mañana. La primera reacción es mirar la matrícula, y épale! no tiene!. Se lo decimos y empieza a contarnos que no importa y que si su padre es poli y bla bla bla… Le decimos claramente que sin matrícula nones y adiós muy buenas.

Pruebo a conectarme pero ahora no me va bien y para el caso ya he mandado los mensajes que quería, no llegan a abrirse ni FB ni ninguna página web, y los whatsapps tardan un poco en enviarse… Jose se queda, pero yo me meto en la cama y muerto caigo!!!

Duerman bien ; )))

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