Domingo 11 de Diciembre de 2016

A hard easy day

Sobre las 7:15 me despierta Jose, una duchita y desayuno. Hoy cambio el huevo por un sándwich de plátano a la plancha y tortilla. No es gran cosa pero está algo mejor. Debatimos sobre que hacer en lo que se levanta Karltoffeln.

Sobre las 8 le mando mensajito a Simón y a las 8:30 me acerco a su bungalow a buscarlo. En lo que desayuna seguimos dándole vueltas a que hacer. Pagar otro día de rule? Las motos descartadas porque Basi tampoco quiere conducir. Él está pensando en ir en bici hasta unas cascadas a unos 8,5km, nosotros no estamos pa’ bicis. Jose no sabe si pillar moto y tirar pa’ Amed, y así… nos dan casi las 10:30 y por agotamiento decidimos que es demasiado tarde como para irnos por la isla y que lo mejor será dar un paseo por los alrededores de Ubud. Nos apuntamos los cuatro.

Evitando la calle principal, bajamos y cruzamos a la paralela por la que bajamos dos días antes Jose y yo, y pese a estar tan cerca es casi un paseo rural, llena de campos cultivados, y sin el jaleo de tráfico y tiendas de la principal. Al llegar a la parte alta de la calle encontramos un sitio de comida local. Son las 11:30 y puesto que puede que pasemos unas horas pateando, decidimos parar a comer algo, zumo de frutas y cafecito. Seguimos.

Encontramos el inicio del sendero junto a otro templo, flipar, fotos y cuesta arriba seguimos. Este sendero al contrario del de hace unos días trancita por una estrecha cresta flanqueada por dos profundos ríos. Es domingo, así que nos cruzamos con grupitos de adolescentes locales que pasean haciéndose selfies por doquier.

El día está más abierto que ayer, así que el calor es sofocante. Karl y yo, que vamos algo más atrás, llegamos empapados en sudor a una zona más tupida, donde nos encontramos a Jose y Basil en un puestito a la sombra degustando un coco. Los tienen en nevera, así que nos pedimos uno para cada. Son enormes y el mío lo es especialmente, mas de un litro de delicioso y fresquito jugo. Con unas cucharas que pedimos sacamos tanta pulpa que casi no podemos terminar…

Caminamos otro buen rato, pero la amenaza de lluvia nos hace parar en una especie de restaurante. Decidimos seguir pese al lluvia, pero después de consultar mapas vemos que va a ser demasiado para hacerlo bajo lluvia, así que damos media vuelta. Karl y yo nos quedamos atrás, y al llegar al puesto de un pintor local nos paramos a curiosear. Para nuestra sorpresa descubrimos que es un reputado pintor, que ha recibido incluso menciones de honor por parte del presidente de Indonesia. Su tratabajo es exiquisita y delirantemente meticuloso, realizado con tintas, aunque algunos tienen algo de color. Los precios oscilan entre los cientos de dolares a las decenas de mil. Karl no quiere gastarse una fortuna, pero encuentra entre los más económicos uno muy lindo y decide comprarlo.

Con el cuadro bajo el brazo continuamos el camino. Los otros han seguido así que esperamos encontrarlos en el hostal. Al llegar a Ubud empieza a llover y nos da el tiempo justo para entrar en un bar. El palo de agua que cae es brutal, ahora sí. Nos tomamos unas birras esperando que pare. Aprovechando el wifi nos ponemos en contacto con los otros, que están por el hotel. Les decimos que bajamos, pero en los casi 20min que tardamos en bajar toda la calle, ellos salen esperando cruzarse con nosotros, pero no nos vemos. No los vemos en el hotel, les mandamos mensaje, dejamos las cosas y vamos a sacar dinero y Karl a comprarse unas camisetas, unos pantalones cortos y unas chanclas, que prácticamente está como salio del trabajo antes de coger el avión a Bali.

Vuelta al hotel. En lo que estuvimos fuera nos mandaron mensaje de que estaban donde habíamos cenado estos día. Les decimos que vamos, pero al llegar ya no están. Empezamos a estar un poco cansados de dar vueltas así que buscamos un sitio con wifi donde tomar unas birras hasta que den señas de vida. Ya son las 18:00 y pico y se ha hecho de noche cuando volvemos a ponernos en contacto. Vamos al hotel a por ellos y de ahí a comer.

Optamos por uno junto al hotel, porque nadie quiere caminar más. La comida está buena. El sueño me vuelve a abordar de sopetón, son apenas las 23:00 y volvemos al hotel. Mañana la idea es salir a ver la isla, así que habrá que moverse temprano para aprovechar el día.

Así que… a la cama!!!

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