Viernes 2 de Octubre – 0 km
Haciendo el ganso
Después de apagar sucesivas alarmas, termino por salir de la cama sobre las 10:00… que pereza… Me podría quedar otro día disfrutando de Santiago, no? He quedado para desayunar y despedirme de la gente, así que tengo que salir, pero si me voy tengo que hacer la mochila… Decido salir sin más y preguntarle al de la pensión si está libre mi habitación para esta noche? -Uhm… Sí.- Ok, pues me quedo otro día, me apetece un día manso a mi bola…
… pero según voy saliendo de la pensión me llega un mensaje de Giacomo. Ayer nos escribió diciendo que se había puesto malo, diarreas, vómitos… y que tuvo que terminar la etapa en taxi. Hoy al levantarse, no se terminaba de encontrar bien, motivo por el cual ha decidido volver a Santiago y mañana pa’ casa. Me pedía que mirara a ver si había habitación en mi pensión. En mi pensión no hay, pero aun hay camas en el albergue donde se han quedado estos. Le reservo la habitación. Pensaba que ya no iba a volver a verlo, así que me hace ilusión compartir mi último día por aquí con él.
Me encuentro para desayunar con María, Pilar y Ángel. Después de un desayuno completo, les acompaño a hacer las últimas compras y sobre las 12:30 nos despedimos, … oooohh… se han ido todos!!! Por suerte, en tan solo una hora llegará Giacomo, que vuelve en guagua (bus). Es una especie de desintoxicación de grupo gradual. Según nos reencontramos nos abrazamos como viejos amigos, se fuma un piti conmigo, se va a dejar las cosas en el hostal, y a pillar su billete para Mallorca. Yo lo espero en la terraza, a mi bola, cervecita y blog.
Cuando termina, vuelve a por mi y nos vamos a buscar donde comer. Prácticamente no ha comido en un día, lo normal es algo suave, pero se le ha despertado el hambre… buen síntoma! Le digo que me comería un peazo de trozo de cacho carne y se apunta sin dudar… está claro que ya está mejor!!! Buscamos una vaca, la degollamos y le sacamos unos filetones… bueno… no fue así, pero casi ; )
La comida no es barata, pero cuesta lo que vale. Me habla de sus incertidumbres a cerca del futuro próximo… el trabajo, que la temporada alta ya está acabando en Baleares, sus otras opciones, querencias y quereres…
Sin saber porqué, acabamos tirados por los suelos en la plaza del Obradoiro. Hace un sol maravilloso, y aunque ya se intuye el cambio de tiempo, en ese preciso instante el otoño es tan sólo un cuento para niños malos: Tumbados en el Obradoiro, el verano parece no tener fin. Nos despedimos, sin saber si nos vemos luego, o es la refinitiva!!!
Me vuelvo a la habitación y me tumbo… cuando despierto tengo en la tv las noticias… las nueve y pico!? Por un momento no se si darme la vuelta y seguir durmiendo. Demasiado, no? Me bajo al restaurante de abajo y me tomo un caldo y unas croquetas variadas. En la terraza un grupo grande celebra algo. Deben ser amigos del local, porque incluso han montado unos micros y amplis.
Al poco una chica a la voz y un chico a la guitarra amenizan. Supongo que me voy a la cama. Giacomo no a dado señales, estará en modo recuperación… casi al instante me entra un mensaje suyo. Quedamos. Nos tomamos algo tranquilamente. Hoy es viernes, se nota en las calles, el ambiente.
Hablamos con un par de americanos, han hecho solo 2 etapas. Son primos políticos y apenas se han visto en la vida. Uno vive en Madrid, casado con Madrileña, habla español impecable. El otro es de Tennessee, y ha venido con su tío común. Llevan unos días de turismo por España. Me interrogan sobre el camino, curiosidad e ignorancia absoluta sobre el espíritu del camino…
Acompaño a Giaco al albergue, quiere darme Voltaren crema, Silence spray para ronquidos y un poncho completo. Baja de la habitación con todo y con los palos de madera con que ha recorrido el camino, y que fue recogiendo según lo hacía. Uno tiene una curiosa forma de tridente, que le confiere una suerte de imagen de titán del Adriático… quiere dejarlos a los pies de la Catedral y hasta allí vamos juntos. Nos despedimos… ahora sí… la compañía se ha disuelto, al menos para mi. Laura y Gianni, aun siguen rumbo a Finisterre, pero no creo que coincidamos.
Recorro, las animadas y petreas calles de Santiago, rumbo a mi hostal. Si salgo de este día de la marmota en que se ha convertido Santiago, mañana por la mañana partiré de nuevo con mi mochila a cuestas. Dormir. ; )