Martes 15 de Septiembre – 24,8 km
Caminando en compañía
Lógicamente, hoy me ha costado algo levantarme a las 8 después de todo el trajín de ayer. Como tengo habitación con baño, me ducho, recojo tranquilamente y me voy a desayunar. A las 9:20 estoy en marcha.
El día está feo, feo, feo: cielo gris plomizo, calles mojadas de haber llovido y un viento frío, poco amigable.
La salida de León es tan larga como la entrada: calles y calles, polígonos y más calles… A la hora y pico me aborda una mujer invitándome a entrar a su local. Acepto y me tomo un café. Allí me encuentro con Sus, la última chica que se incorporó ayer, australiana. Decidimos continuar juntos y proseguimos. Decidimos continuar juntos y proseguimos.

Es el primer día que tengo compañía al andar. Nos pasamos todo el día de palique, de manera que el tiempo pasa rápido. A medio camino, y más de 4 horas después, volvemos a parar. Nos tomamos un bocata y otro café, aprovechamos para entrar en calor y secarnos un poco.
Al salir, el día ha empeorado (aún más) y ya no para de llover en todo el tiempo. La lluvia es suave pero constante; lo peor es el viento. Vamos bien pertrechados y caminando mantenemos en parte el calor.

A los 20 km paramos de nuevo y repetimos operación: entrar en calor, secarnos, picar algo, ir al baño y seguir. Aquí se nos ha añadido una mujer de la República Checa que empezaba el camino hoy. Pobrecilla, un poco abrumada por el día de perros, se la ve.
Sobre las 17:30 llegamos juntos a San Martín del Camino. Han sido unas 8 horas, pero hemos ido a paso suave y con 3 paradas. Después de mirar un albergue que no nos convenció, terminamos en otro muy guapo. Lo llevan unas mujeres que preparan la comida con los productos de su huerta, energéticamente sostenible, rollito vegetariano y ecológico.

Las chicas pillan una habitación de 2 y yo me voy al cuarto de literas (7 €). También pagamos la cena (10 €) y el desayuno (4 €). A ver qué tal le va esta noche al snoring leviathan… 😉
Deshacer mochila, ducha, lavar ropa y tender como puedo desde la litera. La cena se sirve a las 19:30 y son las 18:30, así que aprovecho para actualizar el blog.

En el albergue hay un tipo dicharachero que luego voy pillando que es fisioterapeuta y ha llegado a un acuerdo con las del albergue para trabajar allí. Él tiene su consulta en Madrid, pero las cosas no van muy bien y está probando a ver qué tal le va en el Camino. Es grande y tripón como yo, pero se ve que le da caña a la bici y este mismo año hizo un buen tramo. Es agradable, pero tiene un punto de vendedor de enciclopedias… Mientras escribo esto, se me acerca con todo su equipamiento y me dice que me siente, que me va a dar una sesión gratis. Se lo agradezco, pero no… seguramente lo hace de buena voluntad y simplemente quiere que el resto lo vea en acción, pero estas situaciones me hacen sentir incómodo.
Físicamente me siento bien y, aceptando, me voy a sentir obligado a pagarle algo. En cualquier caso, es buen tipo: un rato más tarde, mientras fumo en el exterior, agazapado para evitar mojarme con el pedazo de palo de agua que cae y pensando en cómo hacer para acercarme al bar a por tabaco, él se presta a comprármelo, que tiene que ir por el centro, me dice… ¡mil gracias!

La cena se sirve en una mesa grande común: puré de verduras, ensalada, escalivada, queso, pollo al horno con verduras y un par de jarras de vino. El ambiente es de amigable complicidad, lo pasamos bien. Somos 4 franceses mayores, una parejita de Eslovaquia, una mujer mayor holandesa, Sus la australiana, Clara la checa y yo. Al terminar, llega el fisio con mi tabaco… ¡qué enrollado! 🙂
Después de la sobremesa, sigo escribiendo esto y… ya son las 22:30, así que ¡pa’ la cama!
Pocas fotos hoy, ya que no estaba la cosa pa’ ello. Las previsiones para mañana son confusas… esperamos que mejore un poco.
Madre mia Qué precios ! Y yo peregrinando a Canterbury. !